Cavaco Silva, en una imagen del pasado mes de octubre REUTERS

Portugal pone fin a una década de «cavaquismo»

Cavaco Silva deja la presidencia de la República de Portugal y se retira de la política a sus 76 años

CORRESPONSAL EN LISBOA Actualizado: Guardar
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Portugal dice adiós a una década de «cavaquismo» en el Palacio de la República, que ya prepara la bienvenida a Marcelo Rebelo de Sousa. Sí, porque Aníbal Cavaco Silva llega al final de su trayecto justo cuando se acaban de cumplir los primeros 100 días del Gobierno de António Costa y Bruselas no baja la guardia para la aplicación de las reformas, menos contundentes que las necesarias desde la perspectiva comunitaria.

A sus 76 años, este mesurado político no sólo abandona su sillón en Belém, también se retira definitivamente. Y lo hace entrando por la puerta grande en los anales de la historia del país vecino ya que su gran y prolongada contribución se fraguó en el liderazgo del Partido Social Demócrata (PSD) y, sobre todo, en sus también 10 años como primer ministro, en el periodo comprendido entre 1985 y 1995.

Pero si hubo un momento clave para su ascenso político fue, si duda, cuando el añorado Francisco Sá Carneiro (fallecido más tarde en un extraño accidente de aviación todavía no aclarado y que sigue levantando sospechas de atentado) le nombró para dirigir la cartera de Finanzas sólo seis años después de la Revolución de los Claveles.

Defensor del equilibrio

Su larga experiencia le ha acreditado por su defensa del equilibrio, en las antípodas de los vaivenes radicales que se instalaron recientemente en los círculos lisboetas debido a los frágiles pactos del Partido Socialista con el Bloco de Esquerda y los comunistas.

Tal vez, por tanto, le ha tocado vivir a Cavaco Silva un itinerario crepuscular marcado por los quebraderos de cabeza y la polémica. Todo arrancó cuando Pedro Passos Coelho perdió la mayoría absoluta en las elecciones legislativas del pasado 4 de octubre.

Ahí dio comienzo su propio calvario, pues quiso perpetuar a su correligionario y António Costa no entró en el juego de la gran coalición sino que miró hacia el flanco más extremo de la izquierda.

Antonio Costa, durante un encuentro con Cavaco Silva el pasado mes de octubre REUTERS
Antonio Costa, durante un encuentro con Cavaco Silva el pasado mes de octubre REUTERS

Así que, muy a su pesar, no le quedó más remedio a Cavaco Silva que entregar la potestad gubernamental al sucesor de José Sócrates en el PS.

La Ley del Aborto

Otro espinoso asunto se produjo hace sólo unas semanas: rechazó las modificaciones a la Ley del Aborto que había sacado adelante Passos Coelho y la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo… pero el Parlamento volvió a refrendar la nueva normativa, que al final ha terminado por entrar en vigor.

Al margen de estas dificultades de última hora, el nombre de don Aníbal figura con letras de oro en el devenir de la nación portuguesa, pues su legado modernizador le equipara en importancia a Sá Carneiro y a Mário Soares.

Obtuvo cuatro mayorías absolutas, fue 10 años primer ministro y estuvo otra década en la presidencia

Sus cifras no admiten parangón al otro lado de la frontera: cuatro mayorías absolutas, ministro de Finanzas que catapultó la proyección europea de Portugal, 10 años como primer ministro y otra década en la presidencia.

Eso sí, ha visto cómo su popularidad se deslizaba por una pendiente en estos últimos meses. Más aún desde que su sintonía con Passos Coelho cayó en saco roto con el regreso de los socialistas al Ejecutivo.

Lo que nadie puede negarle es su camino lleno de coherencia, siempre indiferente ante las críticas y las presiones desde el exterior.

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