El poder está en los genes: las dinastías políticas y familiares que gobiernan el mundo

Los hijos del poder no solo están en Cuba o Corea del Norte: una de las democracias más libres del mundo, Canadá, tiene a Justin Trudeau, Perú, a Keiko Fujimori, y Kenia, a Uhuru Kenyatta, entre otras

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Los seguidores del «estilo Obama» pueden estar tranquilos: Justin Trudeau, primer ministro de Canadá, es su heredero. Si le piden que explique la computación cuántica, lo hace con soltura, y si hace falta, practica la posición del pavo real de yoga en plena reunión. Pero les diferencia algo sustancial: el joven y guapo canadiense es un hijo del poder. Como lo es Keiko Fujimori en Perú, favorita para ganar la segunda vuelta en las elecciones, Uhuru Kenyatta, hijo del «padre fundador de Kenia» (Jomo Kenyatta), o Bashar al Assad en Siria. Canadá y Perú son democracias consolidadas, Kenia, a caballo entre democracia y dictadura y cuyos líderes han sido perseguidos por la Corte Penal Internacional, y Siria, un país destrozado por su guerra civil tras casi 40 años de dinastía de los Assad.

Trudeau lidera una de las principales democracias del mundo. Nació cuando su padre, Pierre Trudeau, llevaba tres años ostentando el cargo de primer ministro de Canadá (1968-1984). El joven Trudeau ganó clara y limpiamente unas elecciones democráticas y con medidas como la acogida de 25.000 refugiados sirios o su retirada de la coalición internacional anti-Daesh ha puesto a la siempre «amable» Canadá, en algunas portadas internacionales.

Por su parte, la populista Keiko Fujimori recupera el legado de su padre y puede devolver al fujimorismo al poder, si los «anti» no lo impiden. Su padre, Alberto Fujimori, gobernó durante una década (1990-2000) y fue tildado de dictador tras su autogolpe en 1992. Ahora cumple condena de 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad y delitos de corrupción. «Fujimori padre generó una red de intereses como los peronistas: muchos consiguieron beneficios bajo su gobierno o al menos creen que sí les benefició. Eso sí, la joven Keiko no es idiota y sabe jugar sus armas. En democracia la tendencia a la demagogia es muy grande y el populismo viene ligado a las redes clientelares», argumenta Florentino Portero, analista de política internacional. Keiko Fujimori solo puede perder si consigue unir en su contra al antifujimorismo. Escribe Francisco Miró, analista de «El Comercio», de Perú, que el fujimorismo no es una ideología explícita, porque no la tiene, sino, más bien, una forma de hacer política en que se mezclan caudillismo, populismo, clientelismo y abuso del poder: «El fujimorismo ahora compite en los procesos electorales como si nada de lo anterior hubiese pasado. Es la continuación del fujimorismo original».

Filipinas, país de clanes

Decía Maquiavelo que un héroe debía empezar desde cero. Y eso es lo que procuran defender públicamente los hijos del poder. Marine Le Pen ha «matado» a su padre para centralizar al Frente Nacional. Para el francés Émile Baudin, en su «Curso de filosofía moral», la familia tiene tres personalidades: la biológica, que asegura la continuidad de la sangre de su sangre, la utilitaria, para proteger bienes como la riqueza o la propiedad, y por último la personalidad psicológica, que asegura una verdadera conciencia colectiva. Entre los miembros hay una comunicación constante, por contagio y mimetismo inconscientes, ideas, juicios y creencias, voluntades, sentimientos y emociones; simpatías y antipatías, amores y odios, etc.

La llegada al poder de Trudeau, por el Partido Liberal, supone que por primera vez en Canadá se imponga una dinastía. Como anécdota, los «Trudeaus» también cuentan con una mínima conexión con los Kennedy: la madre de Justin tuvo un «affaire» con Ted Kennedy, antes de conocer a Pierre Trudeau.

Como daba cuenta un reportaje del consorcio Public Radio International (PRI), en los países democráticos las familias dominan la esfera pública por tres razones: su nombre se convierte en una marca y una marca consigue reconocimiento. Se dice que Hillary Clinton tiene tanto alcance entre las minorías estadounidenses por el legado que dejó su marido Bill Clinton durante su mandato. Por el contrario, esto le ha afectado a Jeb Bush, que formaría parte del ‘establishment’. Proceder de una familia de la élite ofrece unas conexiones y una agenda importantes: colegios, compañeros, universidad… Y el dinero. Las élites son élites porque son ricas. «En general en Europa nos preocupa que el poder esté repartido y no acumulado, por partidos muy abiertos y nada presidencialistas», señala Portero.

Trudeau lidera una de las principales democracias del mundo, la número 7 en el Índice anual de la revista británica «The Economist». Como hijo del poder, nació cuando su padre, Pierre Trudeau, llevaba tres años ostentando el cargo de primer ministro de Canadá (1968-1984). El joven Trudeau ganó clara y limpiamente unas elecciones democráticas y con medidas como la acogida de 25.000 refugiados sirios o su retirada de la coalición internacional ha puesto a la siempre «amable» Canadá, en algunas portadas internacionales. La populista Keiko Fujimori recupera el legado de su padre y puede devolver al fujimorismo al poder, si los «anti» no lo impiden. Su padre, Alberto Fujimori, gobernó durante una década (1990-2000) y tras su autogolpe en 1992 fue tildado de dictador. Ahora cumple condena de 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad y delitos de corrupción.

El hijo menor de Raúl Castro, Alejandro Castro
El hijo menor de Raúl Castro, Alejandro Castro

El presidente cubano, Raúl Castro, ha asegurado en la clausura del VII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) que éste será «el último dirigido por la generación histórica» de la Revolución, que deberá pasar el testigo en los próximos años. Para seguramente prevenir un probable escándalo, se ha designado al burócrata Miguel Díaz Canel (primer vicepresidente, de 55 años) como sucesor de Raúl Castro como presidente del Consejo de Estado y de MInistros a partir de 2018, cuando se cumplirían diez años en el poder del menor de los Castro. Como analizó ABC, ese año será clave para conocer quiénes quedarán como primer y segundo secretario del partido único. A la sombra del poder se mantienen dos garantes de la supervivencia del régimen: Alejandro Castro Espín (hijo y mano derecha de Raúl) y Luis Alberto Rodríguez López-Callejas (exyerno y presidente del holding empresarial Gaesa). Alejandro Castro Soto del Valle, hijo de Fidel Castro, ha asegurado en una entrevista con Univision que en Cuba no hay «dinastías» y que, por lo tanto, cuando su tío Raúl Castro concluya su mandato en 2018 el poder no pasará a nadie de la familia. Pero las sombras importan mucho en La Habana.

Alberto Fujimori, junto a sus hijas
Alberto Fujimori, junto a sus hijas

En países como Filipinas, los hijos del poder vienen ya determinados por «su clan». Según analiza el director ejecutivo del AIM Policy Center, Ronald Mendoza, los políticos que forman parte de una «dinastía» plantean estrategias para el largo plazo porque son conscientes del apellido y el futuro político del clan. Pese a que cerca del 70% de los diputados filipinos forman parte de su particular dinastía, según recoge Bloomberg, este país ostenta un honroso puesto 54 en el índice democrático.

El hijo del dictador Ferdinand Marcos (en el poder desde 1965 a 1986) es el favorito para ganar la vicepresidencia: «Es la única constitución donde hay que elegir al presidente y al vicepresidente, que suelen ser de diferentes partidos es muy normal que salgan gente de diferentes partidos», explica a ABC el experto en Filipinas y profesor de Historia en la Complutense Florentino Rodao. «El sistema político de Filipinas es una anarquía de familias y su gran problema es que para presionar ejercen la violencia: los clanes suelen tener sus propios matones, como ocurrió con la matanza de Mindanao», añade. Los Marcos representan a las zonas más industriales de Filipinas, los Llocos, al norte del país. Al contrario que España, Filipinas tiene un sistema político muy débil donde las personalidades se sobreponen a los partidos. «Cuando alguien llega al poder crea un partido», apunta. Para él, la diferencia con el caso de los Fujimori en Perú, con quien comparte relaciones clientelares y apoyo de lo que representan, es su influencia territorial.

Un sucesor para «el hijo de Chávez»

Cerca de dos tercios de la población mundial sufren regímenes autoritarios, y decenas de millones de personas viven bajo dictaduras dominadas por dinastías políticas y familiares. Destacan los casos paródicos para quienes no los sufren. Corea del Norte (la peor dictadura en el ránking) tiene a Kim Jong-un, hijo y nieto de «líderes supremos», que amenaza cada semana con apretar el botón rojo del misil que acabará con el mundo. En la penúltima posición de la lista destaca Siria, que sufre la peor guerra civil del siglo XXI tras cuatro décadas de los Assad en el poder.

Una de las principales potencias del mundo, Rusia, aun contando con elecciones, es considerada un régimen autoritario por el índice de la revista británica. Vladimir Putin gobierna con mano de hierro desde hace quince años. Su poder físico y mediático, tal como muestra su propaganda exaltadora de su narcisismo megalomaníaco, no ha evitado que se deslicen nombres de posibles sucesores como el joven general Alexéi Diuminm, tras ser guardaespaldas de Putin. Aunque no tiene familiares postulando a ninguna futurible sucesión, en su entorno, conocido como los «amigos de Putin», cuentan con un poder político y económico casi infinito en Rusia: amasan cerca de 2.000 millones de dólares en sociedades offshore, según los «Papeles de Panamá».

Los latinoamericanos conocen bien las dinastías. Bautizados ya como los hijos del poder, Nicolasito Maduro, Máximo Kirchner, Laureano Ortega, Eva Liz Morales y Sebastián Dávalos Bachelet se han aprovechado de las buenas agendas y de la influencia de sus padres para labrarse un futuro acomodado a pesar del cambio de ciclo político que empieza a estar viviendo el subcontinente. En Venezuela, Nicolás Maduro, «hijo» político de Hugo Chávez, vive sus peores momentos en el gobierno por la terrible situación que vive su país, sumido en una hiperinflación y una crisis sin precedentes en las últimas décadas. Los subterfugios del régimen podrían estar buscándole un sucesor. Según informó Emili J. Blasco en ABC, «la vieja guardia chavista», los militares que participaron en el intento del golpe de Estado de 1992, están presionando para que la cúpula de las fuerzas armadas fuerce la renuncia del presidente. Fuentes militares habrían confirmado esta información y manifestado que personas próximas a Miguel Rodríguez Torres se han aproximado al Alto Mando Militar para que le sugieran al Presidente de la República la conveniencia de abandonar su puesto.

Teodoro Obiang, pese a garantizarse otros 7 años en el poder tras ganar por un 93% las «elecciones» celebradas el pasado domingo, ya ha señalado a su hijo Teodorín como sucesor al frente de Guinea Ecuatorial. Las legislaturas eternas y la repetición infinita de mandatos sacuden el desarrollo del continente africano con gobernantes que intentan implantar retorcidas triquiñuelas para disfrazar sus ilegales intenciones.

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