Investigaciones independientes elevan la cifra oficial de víctimas en los incendios del pasado junio
Investigaciones independientes elevan la cifra oficial de víctimas en los incendios del pasado junio - AFP

Passos Coelho baraja presentar una moción de censura contra António Costa

Diversas informaciones apuntan a que el Gobierno socialista portugués pretende ocultar que los muertos en el incendio de Pedrógao Grande fueron mucho más que 64 y los conservadores pasan a la acción

CORRESPONSAL EN LISBOA Actualizado: Guardar
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¿Cuántas personas murieron realmente en el incendio más trágico de la historia de Portugal, el de Pedrógao Grande hace poco más de un mes? ¿Perdieron la vida 64 o muchas más? La pregunta no es en absoluto retórica ni un asunto menor en el país vecino porque las críticas a la mala gestión de las operaciones de salvamento por parte del Gobierno socialista se extienden ahora a la falta de claridad sobre las cifras.

Al menos tres investigaciones distintas elevan el fatídico contador de la tragedia a 73, 80 y 88 fallecidos, respectivamente. Unas pesquisas basadas en el trabajo desempeñado sobre el terreno por empleados de los cuerpos de seguridad.

Pero el Ejecutivo comandado por António Costa no ha abierto la boca en este sentido.

De nuevo, el silencio como estrategia… para desesperación de los dos principales partidos opositores (los socialdemócratas del ex primer ministro Pedro Passos Coelho y el CDS liderado por Assunçao Cristas, en sustitución del retirado Paulo Portas) y hasta de los socios radicales de los socialistas, pues el Bloco de Esquerda ya ha manifestado que «el pueblo portugués tiene derecho a saber la verdad».

Así las cosas, el PSD ya ha engrasado su maquinaria con el objetivo de presentarse ante la opinión pública como la formación que abandera la transparencia en un contexto donde los interrogantes no dejan de crecer desde que la región de Leiria se convirtió en una trampa mortal bajo la acción del fuego y el cúmulo de despropósitos y fatalidades que se desencadenaron a continuación.

El partido teme una ofensiva para tapar huecos y no permitir que se difunda la cifra real. Pero, por si acaso, ya ha anunciado que está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias e incluso presentar una moción de censura contra un António Costa que no pasa precisamente por su mejor momento de popularidad.

De hecho, las más recientes encuestas determinan que los votantes socialistas no retroceden pero que su predilección por el actual primer ministro cae a niveles anteriores a su desembarco en el Palacio de Sao Bento.

Nada extraño, si tenemos en cuenta que eludió asumir cualquier tipo de responsabilidad en la crisis del gigantesco incendio y hasta se permitió escribir una doble carta a Protección Civil y a la Asociación de Bomberos para pedirles explicaciones. Y eso sin contar que el sistema de comunicaciones de estos cuerpos, que había costado 468 millones de euros, falló estrepitosamente.

Tampoco le perdonan muchos portugueses al primer ministro su ausencia del funeral de Estado por el histórico Mário Soares en diciembre del año pasado, ya que se encontraba de viaje oficial en la India y no lo interrumpió. Hasta el punto de que los mandatarios presentes en el Monasterio de los Jerónimos se quedaron atónitos cuando, de repente, se le vio en una pantalla gigante desde el otro extremo del mundo dejando un mensaje de condolencia.

Ahí es donde pretende incidir el Partido Socialdemócrata, consciente de que es el propio António Costa quien está socavando su imagen y eso puede favorecer sus planes para ir tomando posiciones con vistas a regresar al poder.

No puede olvidarse que Passos Coelho, el candidato más votado en las últimas elecciones legislativas (en octubre de 2015), fue desalojado del cargo de primer ministro como consecuencia de una moción presentada por los socialistas y sustentada por la izquierda radical, esto es, el Bloco de Esquerda y los comunistas.

Por tanto, la mera presentación de un documento similar ahora se convertiría en la mejor forma de venganza política de la oposición, que lleva meses clamando contra la «torpeza» de sus sucesores.

Además, el asunto de los incendios ha abierto una brecha en las relaciones entre el ‘premier’ y el presidente de la República, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, cuyo papel conciliador ha evitado males mayores en varias oportunidades.

Las únicas palabras de Costa sobre el número de víctimas salieron a la luz hace unos días, cuando se limitó a señalar: «Eso está ya todo aclarado por la Autoridad Nacional de Protección Civil y por el Ministerio de Justicia». Una tibia voluntad de quitar hierro a la indignación popular y política.

La vicepresidenta del PSD, Teresa Morais, ha declarado: «No puede haber, por parte del Gobierno, una gestión política de la información sobre lo que aconteció». Fue antes de proseguir: «El Gobierno debía ser el primer interesado en aclarar esta situación», en referencia a la divulgación oficial de la lista completa de víctimas mortales de aquel dantesco incendio, convertido en una verdadera pesadilla gubernamental por culpa de estas supuestas ‘maniobras de ocultación’.

El vicepresidente del grupo parlamentario socialdemócrata, Sergio Azevedo, adelanta que «se trata del mayor escándalo político al que hemos tenido que asistir nunca en este país» y no da crédito ante el cúmulo de contradicciones registradas desde que las llamas avanzaron con extrema beligerancia.

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