Los papeles de Panamá acaban con el «premier» paquistaní

Las revelaciones de los papeles de Panamá se han cobrado su segunda víctima política: tras la renuncia en 2016 del primer ministro de Islandia, Sigmundur Gunnlaugsson, el Gobierno de Pakistán ha quedado descabezado con la dimisión de su «premier», Nawaz Sharif, por una fortuna familiar no declarada y destapada en la filtración de Mossack-Fonseca. El partido mayoritario en el Parlamento, la Liga Musulmana de Pakistán-Nawaz (PML-N), elegirá en los próximos días un sustituto que intente evitar el colapso político de esta potencia nuclear antes de las próximas elecciones en 2018.

La Corte Suprema paquistaní ordenó ayer inhabilitar durante diez años al «premier» ante las «disparidades significativas entre las fuentes de ingresos (de Sharif y su familia) conocidas y declaradas oficialmente y las acumuladas».

«Ya no es apto para ser un miembro honesto del Parlamento y deja de ocupar el cargo de primer ministro», anunció el juez Ejaz Afzal Khan, encargado de anunciar la decisión.

Pese a la rápida dimisión de Sharif al poco de conocerse el fallo, su portavoz ha señalado las «serias objeciones» sobre el proceso y la investigación. El ahora exprimer ministro, que alega una «conspiración en su contra», anunció además que estudiará opciones legales para revertir la decisión judicial: «Todas las opciones constitucionales serán estudiadas. Es una injusticia. Con la ayuda de Dios, Sharif tendrá éxito en el tribunal de Alá y el pueblo», aseveró el portavoz en un comunicado.

«Es una venganza»

La renuncia ha sido celebrada por el líder de la oposición, Imran Jan, que había amenazado con protestas callejeras si no se investigaba la fortuna de Sharif. «Lo de hoy es una victoria para Pakistán», declaró a Reuters. A las puertas de la Corte, rodeada por tropas paramilitares, se registraron enfrentamientos entre partidarios del presidente y afiliados a la oposición, según medios locales. «Esto no es responsabilidad pública, es venganza. En un esfuerzo para echarnos (del Gobierno), el sistema democrático se ha convertido en un objetivo», señaló uno de los ministros del PML-N, Jawaja Saad Rafiq.

Aunque las acusaciones de corrupción persiguen a la familia Sharif desde los años 80, el escándalo estalló con la filtración de los conocidos «papeles de Panamá», que recogían varias empresas «offshore» en las Islas Vírgenes a nombre de tres de los cuatro hijos del mandatario pakistaní, a la sazón menores de corta edad. Estas compañías habrían sido utilizadas en el desvío de fondos para la compra de propiedades en el extranjero, entre otras apartamentos de lujo en Londres. Ante la evidencia de los «papeles de Panamá», la familia Sharif admitió la posesión de esas propiedades, pero de manera legal. Tras dos meses de estudio, una comisión judicial especial ha concluido que numerosos ingresos de estas compañías, incluida una en Emiratos Árabes Unidos en 2013, no llegaron a ser declarados, y por tanto, eran ilegales.

Entre los favoritos para reemplazar a Sharif, de 67 años, están el ministro de Defensa, Asif Jawaja, y el ministro de Petróleo, Shahid Abbasi, aunque también suena el nombre de su hermano Shehbaz, ministro en el Punjab.

Ningún primer ministro ha logrado cumplir los cinco años de legislatura en la joven democracia paquistaní desde su independencia en 1947: Sharif ejerció este cargo de 1990 a 1993 y de 1997 a 1999, cuando fue depuesto en un golpe de Estado pacífico. En 2013 regresó del exilio y ganó las elecciones, dando paso a un periodo de relativa estabilidad en un país donde los golpes alentados por el Ejército son comunes. «Otro primer ministro elegido (democráticamente) que es enviado a casa, pero sólo para verlo regresar con mayor fuerza y apoyo pronto, si Dios quiere», tuiteó su hija Maryam, en referencia a las elecciones de 2018.