Barack Obama, ayer en la Universidad de Chicago
Barack Obama, ayer en la Universidad de Chicago - AFP

Obama reaparece: «¿Ha pasado algo en mi ausencia?»

El expresidente de Estados Unidos evitó mencionar a su sucesor, Donald Trump

Corresponsal en Nueva York Actualizado: Guardar
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Barack Obama no había celebrado una aparición pública desde el pasado 20 de enero, el día que entregó las llaves de la Casa Blanca a Donald Trump. Ayer regresó a los focos en Chicago, la ciudad en la que forjó su carrera política, primero como activista de barrio, después como senador estatal y después como representante del estado de Illinois en el Senado de EE.UU.

«¿Ha pasado algo en mi ausencia?», bromeó nada más poner el pie en el escenario de la Universidad de Chicago. «Casi nada», pensarían los jóvenes que le acompañaban en el acto. En los últimos tres meses, Donald Trump ha buscado desmantelar su legado en reforma sanitaria o cambio climático, ha vivido pegado a los escándalos sobre sus conexiones con Rusia, ha sufrido el bloqueo judicial de su veto migratorio, ha mostrado músculo militar por todo el mundo… En ese mismo tiempo, Obama ha disfrutado de unas largas vacaciones en islas paradisíacas del Caribe y del Océano Índico.

Entre viaje y viaje, ha empezado a montar su nueva oficina en Washington, a desarrollar su proyecto de biblioteca presidencial en Chicago y a esbozar sus memorias presidenciales para un libro.

Ayer se sentía la tensión sobre si criticaría a su sucesor, o si se referiría a la nueva Administración en términos críticos. No lo hizo. Obama siempre mostró mucho respeto a cómo George W. Bush evitó hablar de su Gobierno. La única actividad política de Obama han sido algunos mensajes en Twitter y comunicados públicos, sobre todo en defensa de su reforma sanitaria, pero sin reproches directos a Trump. El apoyo institucional entre presidentes está muy establecido en EE.UU. y, al menos ayer, Obama no rompió la tradición.

Relajado

Con aspecto relajado, sin corbata ni gemelos, Obama ni mencionó a Trump. Pero sí se refirió al clima político del país, sumido en una brecha entre ambos partidos y con un desencanto generalizado por la política. Explicó que en su ascenso político creyó en un EE.UU. «sin estados rojos o azules», en referencia a la inclinación republicana o demócrata en cada uno de ellos. «Era algo aspiracional», reconoció entre las risas del público, a la vista del aumento de la polarización política del país.

«La gente ahora solo escucha a otros que piensan como ellos. Eso impide que se busquen puntos en común y soluciones», criticó, pero se mostró esperanzado en que los jóvenes cambien esa dinámico. De hecho, constató que su próxima dedicación será «ayudar a preparar a una nueva generación de líderes».

El de ayer fue el pistoletazo de salida para una mayor implicación de Obama en el debate público. El mes que viene participará en una conversación con la canciller alemana, Angela Merkel, en la Puerta de Brandenburgo de Berlín.

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