Portada del diario venezolano «El Nacional» del 18 de agosto de 2010, cuando se censuró la publicación de imágenes sobre violencia
Portada del diario venezolano «El Nacional» del 18 de agosto de 2010, cuando se censuró la publicación de imágenes sobre violencia - EFE

Maduro se ceba con la prensa

Cierres, confiscaciones, asfixia económica y coacciones constituyen el día a día de los medios críticos con el régimen

Corresponsal en Caracas Actualizado: Guardar
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En sus 18 años en el poder, el chavismo ha reprimido a los medios independientes de Venezuela de las más diversas formas: amenazas de cierre y cárcel, veto a las pautas publicitarias, la negación de las divisas necesarias para la compra de papel, la no renovación de las licencias y las demandas incoadas a sus directivos.

A la gran mayoría de los medios de comunicación el Gobierno de Nicolás Maduro, el heredero del autoritario Hugo Chávez, ha logrado torcerles el brazo. Muy pocos son los periódicos, como «El Nacional», que han podido resistir los feroces ataques en su contra sin poder restañar todavía las profundas heridas provocadas por un régimen enemigo de la libertad de expresión.

La luna de miel que vivió Chávez con la prensa local que apoyó su candidatura en 1998 duró muy poco.

Ni siquiera había transcurrido un año de su ascenso al poder, cuando los medios se dieron cuenta del proyecto autoritario de corte populista izquierdista que escondía el comandante.

«Tal Cual» ha sufrido todas las facetas represivas del chavismo

A partir de ese momento los medios le dieron la espalda y comenzaron a criticar sus políticas de hipercontrol y expropiación de empresas y haciendas. Las relaciones con la prensa entonces se desdibujaron y tensaron por la falta de tolerancia hacia la crítica que mostró el expresidente, acostumbrado por su formación militar a mandar y ser obedecido.

Su sueño de tener la plena hegemonía en medios de comunicación y de que nadie chistara sus planes comenzó con el cierre de la más antigua cadena del país, Radio Caracas Televisión (RCTV). Simplemente ordenó en 2006 que no le renovaran la licencia para seguir operando, a pesar de la gran campaña mediática que condujeron sus dueños para salvarse de la medida. Chávez confiscó todas las antenas y equipos de la cadena sin indemnizar ni un centavo a sus propietarios.

A partir del cierre de RCTV, todos los medios de comunicación pusieron sus barbas en remojo. Chávez fue apretando la tuerca con la amenaza de no renovar las licencias para que no pudieran funcionar las emisoras y canales de televisión críticos e independientes.

La asfixia económica por el estrangulamiento de la publicidad, el chantaje político y la coacción hicieron el resto para doblegar a las estaciones de radio y televisiones regionales, especialmente en el interior del país donde no se escucha ninguna crítica contra el régimen ni noticias sobre la oposición, sino solo alabanzas a favor del chavismo.

El Gobierno retira la publicidad institucional a los medios críticos o llaman a los anunciantes para que les retiren la publicidad. Otra forma de represión es negar las divisas para importar papel. Al acabarse sus reservas, los periódicos y las revistas clausuran, piden papel prestado o claudican. Muchos medios impresos, especialmente los regionales, han muerto de inanición.

Miguel Henrique Otero ha dicho que «El Nacional» «ni se compra ni se vende»

A los medios que no han podido ser sometidos, el régimen los compra, como es el caso de «El Universal», la Cadena Capriles (diarios «Ultimas Noticias», «El Mundo» y «Líder») y la web Noticias24. Los chavistas han intentado comprar «El Nacional», pero su presidente editor, Miguel Henrique Otero, siempre les responde que su diario «ni se compra ni se vende».

Todos los medios venezolanos viven bajo amenazas. Pero la asfixia económica y las presiones políticas han terminado de hundir a los medios impresos; muchos se han visto obligados a refugiarse en los medios digitales para sobrevivir. Los jerarcas chavistas también acosan con demandas judiciales y multas a los medios críticos.

El periodista Xavier Coscojuela, director de «Tal Cual», ha llevado sobre sus hombros la pesada cruz de mantener la libertad de expresión y de prensa inquebrantables bajo un régimen dictatorial. Este medio nació como diario y ahora es un semanario con página digital. Ha sufrido todas las facetas represivas del chavismo.

El exministro Teodoro Petkoff, fundador de «Tal Cual», tiene prohibido salir del país por haberse hecho eco de una noticia de ABC. «Tenemos 4 demandas y juicios abiertos y una multa de 1.000 millones de bolívares que no podemos pagar y que (Diosdado) Cabello pretende limpiarse la cara con esa indemnización».

Éxito de «El Estímulo»

Coscojuela asegura que «Tal Cual» dispone de «cuatro bobinas de papel, vendida por la empresa estatal Corporación Maneiro, para imprimir su semanario hasta junio. Lo que pase después nadie lo sabe». «A pesar de todo aquí no funciona la autocensura, seguimos informando con la frente en alto, defendiendo la libertad de expresión», agrega el director del semanario.

El periodista Omar Lugo también es un superviviente de la represión chavista. Fue despedido cuando era director de «El Mundo», perteneciente a la Cadena Capriles, cuando en 2013 cambió de dueño y se convirtió en chavista. Dos años después fundó la digital «El Estímulo», que ha resultado todo un éxito. «Recibimos el premio al mejor contenido y calidad de página digital nacional, certificado por “Medianálisis”», asegura con orgullo. En apenas dos años y en medio de la crisis que atraviesa el país, «El Estímulo» ya da empleo a 40 personas.

Todos los días se crean medios digitales en Venezuela. Entre ellos destacan «RunRunes», «CaraotaDigital», «EfectoCocuyo» o «El Estímulo», que compiten con los tradicionales «El Nacional» o «Tal Cual».

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