El PS francés elige a un líder sin brillo para salir de la irrelevancia

Olivier Faure promete «reconstruir» un partido hundido entre luchas cainitas

Olivier Faure REUTERS
Juan Pedro Quiñonero

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Consagrado definitivamente como líder del Partido Socialista francés (PS), Olivier Faure (49 años) clausuró hoy el LXXVIII congreso de la organización, en Aubervilliers (periferia norte de París), reconociendo que su partido está hundido en uno de los momentos más negros de su historia, a la vez que prometió su «reconstrucción» y afirmó que, a su modo de ver, «Francia y la izquierda necesitan a un Partido Socialista capaz de gobernar».

En su discurso de clausura del congreso, Faure hizo un balance preciso de los enfrentamientos cainitas que aceleraron la crisis y decadencia del PS: «Yo era partidario de Michel Rocard, y, por lo tanto, detestaba a los partidarios de Laurent Fabius, que ellos mismos detestaban a los amigos de Lionel Jospin, que, por su parte, detestaban a los partidarios de Dominique Strauss-Kahnn y despreciaban a los seguidores de François Hollande, adversarios acérrimos de los partidarios de Ségolène Royal, que terminaron odiando a los amigos de Manuel Valls, cuyos partidarios odiaban a los partidarios de Benoît Hamon… Hago una lista muy parcial… entre las capillas de nuestro partido todavía existían los amigos de Jean-Pierre Chévenement, de Henri Emmanuelli y un largo etcétera. Esas divisiones forman parte de nuestra historia. Pero nadie merece una guerra de trincheras que dure cien años».

Descritos los enfrentamientos cainitas que hundieron al PS durante la última década, Faure olvidó un extremo capital: esos enfrentamientos culminaron con la catástrofe histórica del mandato presidencial de François Hollande (2012 - 2017), hundiendo al socialismo francés en la crisis más grave de su historia. El nuevo líder socialista, un burócrata del partido, sin brillo ni carisma, intentó ironizar contra quienes califican de «cadáver» al PS, estimando que Francia necesita a su partido por esta razón: «Entre un gobierno que no es de izquierdas y una izquierda que no es alternativa de gobierno, Francia necesita de una izquierda capaz de gobernar y ofrecer una alternativa».

Con la voz trémula y titubeante, Faure lanzó una súplica emotiva a la militancia: «¡Sed indulgentes conmigo, este es mi debut! ¡Debemos reconstruir el PS!». Al nuevo líder socialista no se le escapa la gravedad de la crisis, incluso entona un tímido mea culpa colectivo: «Hemos decepcionado. Es verdad. Debemos aprender la lección de nuestros fracasos».

¿Qué programa, qué alternativa propone el nuevo líder socialista? El congreso de Aubervilliers terminó sin avanzar el más mínimo proyecto de posible programa: un grupo de expertos (por elegir) deberá comenzar a trabajar, a lo largo de los próximos meses. Instalado en el podio de primer secretario del PS, Faure comienza por criticar con severidad a sus antepasados socialistas (la élite cainita que hundió al PS) y a sus adversarios de izquierda (Jean-Luc Mélenchon, líder de Francia Insumisa; y Benoît Hamon, ex candidato socialista a la presidencial).

Irremediablemente solo, sin experiencia, sin programa conocido, sin aliados, ninguneado por los líderes históricos del socialismo francés, Olivier Faure promete una «reconstrucción» todavía muy lejana, que comienza con la crítica ideológica de Emmanuel Macron , para intentar salir del hoyo donde lo ha instalado el ninguneo de los patriarcas vivos pero invisibles de un socialismo cuya situación política ha sido calificada de «campo de ruinas» por el vespertino «Le Monde».

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