Emotivo homenaje religioso a las víctimas de las matanzas

El Arzobispo de Malinas/Bruselas, monseñor Jozef De Kesel presidió ayer una ceremonia religiosa en la catedral de la capital belga, a la que asistieron representantes de todos los cultos cristianos: católicos, ortodoxos, luteranos, armenios, anglicanos, y una delegación del «Ejecutivo de los Musulmanes de Bélgica».

También estaban presentes representantes de los distintos trabajadores del aeropuerto de Zaventem, algunos todavía heridos, la Policía, los servicios de rescate y el Ejército. No hubo representación política institucional, aunque asistieron los ministros de Justicia y de Empleo.

En la ceremonia se leyeron los evangelios de la Pascua de Resurrección que, como recordó monseñor De Kesel, «este año no hemos podido celebrar como otras veces».

La catedral de San Miguel y Santa Gúdula estaba sin embargo completamente llena y cargada de emoción.

En la liturgia se hizo hincapié en las referencias a la reconciliación y la cabeza de los católicos belgas se felicitó de que «no haya habido llamamientos a la venganza o a la violencia». Causó especial impresión el discurso que pronunció una farmacéutica musulmana del barrio de Anderlecht, quien intentó tender puentes entre las dos religiones a través del relato de su participación activa en el año de la Misericordia que promovió el Papa Francisco, al que mencionó expresamente.

Las palabras emocionadas y emocionantes de esta mujer, llamada Takar Kamal, contrastan con el silencio de Salah Echallaoui, el presidente del Ejecutivo de los Musulmanes de Bélgica, que no habló en público pero que tampoco en privado desmintió la polémica que se ha desvelado en medios religiosos de este país, musulmanes incluidos, respecto a la oración del viernes pasado en las mezquitas. En contra de lo que pedían los sectores más moderados, el Consejo de Teólogos Musulmanes se negó a incluir en el mensaje a los imanes la recomendación de que recitasen una sura tradicionalmente dedicada a los muertos («Al-Fatiha» o La Apertura) en homenaje a todas las víctimas de los atentados. La única razón para negarse fue el hecho de que no todos los muertos eran musulmanes. No se sabe si se referían también a los criminales suicidas.