Emmanuel Macron y Albert Rivera, tan parecidos, tan distintos

Los líderes de ¡En Marcha! y Ciudadanos comparten no solo espacio político, sino también generación, con 37 y 39 años, respectivamente. Pero sus partidos y trayectorias difieren

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Su distancia con Marine Le Pen se va estrechando a cuentagotas cuando solo falta una semana para la segunda vuelta. Sí, pero Emmanuel Macron ha sido estos días el hombre del momento en Europa. Traje bien planchado, atlético, corbata con el nudo correcto, sonrisa de anuncio, ojos azules… En sus mítines Macron ondea orgulloso la bandera de la UE -el único europeísta orgulloso de las elecciones-, proviene de la banca -Rotschild- y lidera un movimiento que promueve el social-liberalismo. Pese a sus dos años de experiencia de Gobierno como ministro de Economía (2014-2016), parece como si hubiese salido casi de la nada mediáticamente, al menos fuera de Francia. Y, en cuestión de días, varios países han elegido a su Macron: en Italia, el dimitido Matteo Renzi quiere copiar su modelo para volver al poder, en Canadá dicen que el joven centrista ha aprendido bien las lecciones de Justin Trudeau y en España se tuitea que el Elíseo se debate entre Ciudadanos (¡En Marcha!) y Vox (Frente Nacional).

Aunque Ciudadanos se basó inicialmente en potenciar la personalización de la campaña con Albert Rivera, En Marcha lleva el ADN de Macron hasta en las siglas de su partido. «Albert Rivera ofrece una perspectiva muy reformadora, planteando siempre el diálogo social, no se ven actitudes enconadas, sino que siempre se preocupa por emplear argumentos», decía a ABC Mónica Quintana, del proyecto H4ckademy, que tuiteó a lo largo de la campaña de las elecciones del 20-D de 2015 las emociones de los políticos en los debates electorales.

Rivera y Macron comparten no solo espacio político y estrategias de márketing político, sino también generación, con 37 y 39 años, respectivamente. Pero sus partidos y trayectorias difieren. Mientras que En Marcha, de Emmanuel Macron, sumó en tan solo nueve meses desde su creación 145.000 simpatizantes y 3.000 comités locales en Francia, Ciudadanos saltó a la escena nacional casi diez años después de haber fundado el partido, que desde su nacimiento en 2006 ha dado varios tumbos: primero socialdemócrata, luego aliándose con la formación derechista y xenófoba Libertas para las europeas de 2009 y ahora abrazando el liberalismo limpio de cualquier traza de socialismo democrático. La rapidez con la que se ha expandido En Marcha ha impresionado al presidente de Ciudadanos. Y parte del secreto de Macron es que ha sido de los pocos favoritos a la elección en no dejarse influir por la agenda de los candidatos extremistas como Fillon y Hamon, que quedaron en tierra de nadie y se vieron solapados por la «marca original». Ahora los seguidores del izquierdista de Mélenchon se baten entre abstenerse, en su mayoría, apoyar a Macron con una pinza en la nariz o incluso por optar por la líder del Frente Nacional.

Banderas de la UE

«Ver las banderas de Francia y la UE saludar el resultado de Macron es la esperanza y futuro de nuestra generación», afirmó Federica Mogherini, Alta Representante en política exterior de la UE, tras la victoria de Macron, a quien se le atribuyen posiciones defendidas por el líder de los liberales en el Parlamento Europeo (ALDE), Guy Verhofstadt. Este ex primer ministro belga sostuvo en campaña que la Unión Europea podía soportar un Brexit pero no la salida de Francia: «Este país supone un cuarto de la zona euro, su posición geográfica es un eje crucial del mercado interior (...) Sin el aporte francés al presupuesto europeo, ninguna comunidad política será jamás financiable», escribió.

Proveniente del Gobierno socialista de François Hollande y de la banca privada, Emmanuel Macron exige la transformación del país, atrapado en las arenas movedizas del gigantesco Estado francés donde lo público se lleva cerca de la mitad del PIB anual. Este joven filósofo y ex banquero de Rothschild está a favor de reducir el gasto público, de la reducción de 120.000 funcionarios y de bajar impuestos a las finanzas. También propone un plan de inversión de 50.000 millones de euros. Sus adversarios le acusan de querer contentar a todo el mundo, de ser un populista de centro. En los tiempos de maratón electoral en España, de Rivera se decía en sus mejores momentos «que contaba lo que a la inmensa mayoría de españoles les gusta escuchar».

Macron y la ultraderechista Marine Le Pen se enfrentarán el 7 de mayo en la segunda vuelta de las presidenciales, que dieron un histórico portazo a los dos grandes partidos tradicionales. Desde Ciudadanos, su líder, Albert Rivera, se ha mostrado contento de la victoria de Macron porque irrumpa «por fin» un liderazgo «nuevo y con vocación claramente europeísta» en el «corazón de Europa». Rivera, que siguió de cerca el escrutinio de la primera vuelta de las presidenciales francesas en la sede de su partido junto a seguidores de Macron, ha asegurado que En Marcha le recuerda «muchísimo» a Ciudadanos.

«Los partidos tradicionales están en crisis»

«Es un líder joven y dinámico, similar a Albert y en la misma línea del presidente canadiense Justin Trudeau», dicen desde el equipo de Rivera. La alegría naranja, en cambio, se destiñó la noche electoral por las contradicciones de Cs cuando Javier Nart, eurodiputado, aseguró que se habían reunido con el líder de EM en privado, hecho que desmintió el propio Rivera poco después en directo.

Macron afirmó hace meses que «los partidos políticos tradicionales están en crisis», frente a los nuevos movimientos que nacen «para renovar la política». Junto con el Frente Nacional, él destruyó a los dos principales partidos de la V República: Partido Socialista y Los Republicanos, los tradicionales centro izquierda y centro derecha. Rivera, en más tiempo, no ha tenido la oportunidad de emular al hombre Rothschild de Francia.

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