Detenido uno de los cinco jefes mafiosos más peligrosos de Italia tras 23 años a la fuga

Vergonzoso homenaje de sus vecinos, que tras el arresto lo saludan e incluso besan su mano, un ritual de reconocimiento de su «autoridad»

Corresponsal en Roma Actualizado: Guardar
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Es una escena que avergüenza al país: Giuseppe Giorgi, jefe de la ‘ndrangheta (mafia calabresa), en fuga desde hace 23 años, recibe el homenaje de sus vecinos, algunos incluso le besan la mano, tras ser detenido por la policía en el búnker de San Luca, pueblo de 4.000 habitantes en la provincia de Reggio Calabria. Giuseppe Giorgi, de 56 años, estaba considerado por el Ministerio del Interior como uno de los cinco criminales más peligrosos de Italia. Su escondite, situado detrás de la cocina, lo tenía en el mismo edificio donde vive toda su familia, desde el que gestionaba todos los asuntos ilegales de su poderoso clan.

Las imágenes de su detención han dejado boquiabiertos a los italianos por el homenaje que el mafioso recibe de los vecinos de su pueblo, delante de las fuerzas del orden público.

Los carabineros, que generalmente colocan de inmediato las esposas a un detenido, en este caso asisten impasibles al homenaje. Después del arresto, Giuseppe Giorgi sale de su casa sonriente, tratado por sus vecinos como una «autoridad»: Lo saludan e incluso algunos le besan la mano. Tal homenaje y reconocimiento del «prestigio» del boss de la ‘ndrangheta, en el lenguaje de la mafia significa que, si bien ha perdido una batalla con su detención, no está derrotado y que en su pueblo, San Luca, será considerado siempre como un jefe digno de honor y respeto.

Un escandaloso homenaje al boss

Lo que produce escándalo, viendo las imágenes recogidas en video por la RAI, es que tal homenaje se realice delante de numerosos carabineros. Dada la peligrosidad del personaje, alrededor de su casa se congregaron durante la noche centenares de carabineros. La operación se puso en marcha cuando se tuvo noticia de que el jefe mafioso acudiría a su casa, situada en un edificio de varios pisos ocupados por su familia, en el corazón de San Luca, un pueblo en el que impera la venganza de los clanes mafiosos y la omertá (la ley del silencio). De ahí que los carabineros actuaran con la máxima discreción para no ser descubiertos. La irrupción policial en la casa del jefe mafioso se realizó a las 3 de la madrugada, con el edificio rodeado de carabineros y bloqueadas las calles circundantes. Con un plano en mano, los carabineros tuvieron que controlar durante seis horas todos los rincones del edificio, incluidos los muros. En uno de los escondites, tras una pared, encontraron 157.000 euros, divididos ordenadamente en diversos paquetes plastificados.

«Una madriguera impensable»

Solo la certeza de que el boss se encontraba en el edificio, permitió a los carabineros llegar hasta su búnker, un lugar de muy reducidas dimensiones en el que apenas lograba estar en pie. El coronel Franzese que coordinó la operación describió así el escondite: «Giorgi estaba prácticamente emparedado. Su madriguera era incómoda casi impensable, pensada para salvarse de un asalto rápido, pero no para una permanencia larga. Esta vez no le ha permitido salvarse de la detención».

Escoltado por los carabineros, el jefe mafioso fue saludado calurosamente por los vecinos, algunos de los cuales lograron acercarse para estrecharle la mano o besarla. Giorgi demostró así el poder que tenía como jefe de un clan, lo que explica el que se haya mantenido en fuga durante 23 años, según subraya el fiscal jefe de Reggio Calabria, Federico Cafiero: «Como todo jefe mafioso, Giorgi no se ha alejado de su zona, porque marcharse significa perder el poder y ninguno se lo puede permitir». Ese poder de los jefes mafiosos se basa en la ley de silencio que se extiende en las regiones controladas por las mafias.

Intolerable el ritual de homenaje

Giuseppe Giorgi, conocido como «U capra», se enfrenta ahora a una condena de 28 años y nueve meses por asociación mafiosa dedicada al tráfico internacional de drogas y a otros delitos. Su detención supone un éxito para las fuerzas del orden, aunque diversos medios lamentan que los carabineros permitieran el homenaje tras su arresto. Semejante ritual se ha dado ya en otros arrestos de camorristas en Nápoles. Se lamenta a menudo en Italia que en algunos territorios no se perciba la presencia del Estado. Por eso se considera que en detenciones como la de Giorgi U Capra se debería impedir el ritual de homenaje no solo para reflejar la presencia del Estado, sino también para demostrar que las fuerzas del orden terminan siempre por imponerse y derrotar a la criminalidad organizada.

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