El empresario turco-iraní Reza Zarrab
El empresario turco-iraní Reza Zarrab - ABC

La detención de un iraní en EE.UU. desata una tormenta política en Turquía

Reza Zarrab está acusado de violar las sanciones internacionales que impedían comerciar con Irán y de sobornar al entorno del presidente turco Erdogan para lograr su liberación

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Decenas de lingotes de oro, fajos de billetes de 500 euros apilados, armas, pistolas de oro… Estas son algunas de las fotos que Reza Zarrab, un joven empresario iraní con pasaporte turco, guardaba en el móvil y que han sido utilizadas por un fiscal estadounidense como prueba para pedir que continúe en prisión provisional.

Zarrab fue detenido hace dos meses en Florida, Estados Unidos, acusado de blanqueo de cientos de millones de dólares en el marco de una red ilegal que supuestamente violaba las sanciones comerciales impuestas por Estados Unidos contra Irán. Importantes nombres del mundo político y empresarial turco también estarían implicados, siempre según las autoridades estadounidenses.

La noticia de la detención ya produjo inquietud en gran parte de la clase política turca, pero a medida que se van conociendo más detalles sobre el caso, la situación se vuelve más incómoda para el presidente Recep Tayyip Erdogan y el islamista Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP).

Aparte de las fotografías, el resto del escrito de acusación tampoco tiene desperdicio, pues acusa a Zarrab, quien también tiene pasaporte turco, de sobornar al entorno más cercano de Erdogan para comprar su libertad cuando estuvo detenido en Turquía.

El 17 y el 25 de diciembre de 2013 se iniciaron en Turquía dos investigaciones masivas por casos de corrupción que involucraban a numerosos altos cargos del Gobierno. La inmunidad de los parlamentarios impidió que se celebraran juicios y el entonces primer ministro Erdogan definió las investigaciones como un intento de golpe de Estado por parte de la red del predicador Fethullah Gülen, hasta ese momento su aliado y desde entonces su mayor enemigo. En esa operación también se detuvo al empresario iraní Zarrab, acusado de sobornar a altos cargos por favores políticos. No obstante, fue finalmente puesto en libertad. Ahora, más de dos años después, la detención de Zarrab en Estados Unidos y la investigación de las autoridades norteamericanas sobre el caso, vuelve a poner sobre la mesa esta escabrosa historia.

En concreto, la fiscalía sostiene que Zarrab tiene “lazos cercanos” con Erdogan y además apunta a que pagó sobornos millonarios a tres de sus ministros de entonces: Mehmet Zafer Caglayan, de Asuntos Económicos; Muammer Guler, del Interior, y Egemen Bagis, de Asuntos Europeos. Pero hay más.

Las autoridades norteamericanas también acusan al empresario iraní de dar, al menos, 1,2 millones de euros al banco estatal turco Halkbank y más de cuatro millones a una ONG presidida por la propia mujer del presidente, Emine Erdogan.

La noticia apenas ha circulado por la prensa afín al presidente, “y eso que el presidente Erdogan y la primera dama Emine Erdogan están directamente implicados”, subraya a ABC el analista político Ilhan Tanir, que está siguiendo muy de cerca el caso. No obstante, la noticia corre como la pólvora por las redes sociales. “Una gran parte de la sociedad en Turquía lo ve como una nueva oportunidad de obtener justicia”, añade Tanir. “Una parte significativa de la sociedad, sobre todo la mayoría de la oposición, considera que los casos de corrupción del 17 y 25 de diciembre de 2013 no se juzgaron de forma apropiada”.

Más conexiones

Es por esto que el fiscal estadounidense encargado de la investigación, Preet Bharara, se ha convertido casi en un celebridad entre los sectores críticos con Erdogan, que se han lanzado en masa a seguirle en Twitter. Antes de la detención de Zarrab, hace apenas dos meses, la cuenta de Preet Bharara tenía menos de 10.000 seguidores, mientras que en estos momentos ya supera los 300.000.

“Es obvio que las afirmaciones de Bharara están poniendo nerviosos al Gobierno del AKP y al presidente Erdogan, mientras ellos tratan de conseguir que Estados Unidos extradite Gülen a Turquía”, escribe el periodista Murat Yetkin en su columna de opinión del diario Hürriyet.

Además, el caso llega en un momento en el que Turquía y Estados Unidos no atraviesan su mejor momento a cuenta del apoyo de Washington a las YPG kurdas en el norte de Siria, consideradas terroristas por Ankara. “Yo, personalmente, espero verdaderos problemas en la relación Turquía y los Estados Unidos debido a estos juicios y a las acusaciones que llegaran contra algunas figuras turcas”, -apunta Ilhan Tanir. El analista cree que un terremoto se acerca a Turquía. “He oído que la oficina de Bharara ha hecho un trabajo muy detallado sobre las actividades ilegales en Turquía desde 2011. He oído que hasta ahora hay al menos 91 ciudadanos turcos relacionados con esto. He oído que algunos nombres y acusaciones crearán un terremoto en Turquía.

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