La primera ministra Theresa May
La primera ministra Theresa May - REUTERS

May, evacuada de la Cámara, califica el atentado de «enfermizo»

La primera ministra británica presidió una reunión del comité de emergencia Cobra, que agrupa a los principales ministros del Gobierno

LONDRES Actualizado: Guardar
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Los miércoles son jornada distinguida en el Parlamento británico porque se celebra la sesión de control al Gobierno, donde últimamente lo más comentado suelen ser las melifluas faenas de Corbyn, el líder de la oposición. La sesión de ayer se centró sobre todo en el debate educativo, con pinceladas para el referéndum escocés. Tras responder a la oposición, May se incorporó a un subcomité parlamentario sobre el Brexit con varios miembros de su gabinete.

A las 2.45 la primera ministra se encontraba en un vestíbulo de los Comunes cuando sonaron los cuatro disparos que abatieron al agresor, que portaba dos cuchillos de monte. De inmediato agentes de policía de paisano se llevaron a May, la subieron al asiento trasero de su Jaguar oficial plateado, un coche blindado, y salieron a gran velocidad hacia Downing Street, a medio kilómetro de distancia.

La berlina llevaba escolta policial.

Ya en su residencia del Número 10, May convocó al comité de emergencias, que lleva el nombre de COBRA, y al que asisten los mayores especialistas en seguridad y los ministros de ramo. Es un mundo que ella conoce a fondo, pues antes de convertirse en «premier» fue una de los ministros que más tiempo ostentó la cartera de Interior.

Desde las 6.36 hora local hasta una hora más tarde se ausentó del Número 10. Se cree que acudió a Buckingham para mantener informada a la Reina. Entre las llamadas de solidaridad que recibió figuró la de Donald Trump, que informó en su medio habitual, Twitter, de que la había llamado.

Finalmente compareció ante un atril a la puerta del Número 10 para una declaración solemne. Con rostro muy serio, calificó el ataque de «enfermizo y depravado» y anunció que a pesar de lo ocurrido el nivel de alerta permanecerá en «severa», el listón al que se subió en agosto de 2014. Es la segunda mayor y significa que un ataque es «altamente probable». También confirmó que en principio el atentado lo llevó a cabo una sola persona, el terrorista abatido.

«La localización de este ataque no es un accidente. Los terroristas eligieron golpear en el corazón de nuestra capital, donde personas de todas las nacionalidades, religiones y culturas celebran juntas los valores de la libertad, la democracia y la libertad de expresión», señaló May, que advirtió que «los intentos de derrotar los valores del Parlamento están condenados al fracaso».

Los diputados y lores tuvieron una tarde azarosa, encerrados varias horas en las cámaras del Parlamento por orden policial. Poco a poco, a media tarde, comenzaron a ser evacuados a la Abadía de Westminster, que lucía un curioso aspecto, con centenares de políticos y funcionarios deambulando por sus pasillos comentando lo ocurrido. Los últimos diputados y lores salieron del Palacio de Westminster bastante tarde, a las ocho y media (una hora más en España). Hoy el Parlamento reanudará su actividad.

Nota de bravura

La ministra del Interior, Amber Rudd, pidió al público que permanezca «tranquilo y vigilante». El alcalde laborista de Londres, el musulmán Sadiq Khan, advirtió que «los londinenses nunca se dejarán acobardar por el terrorismo» y anunció refuerzos policiales nocturnos por toda la ciudad, incluido despliegue de agentes armados. Londres sabe bien lo que es enfrentarse al terrorismo, por los golpes del IRA y por los brutales atentados islamistas de 2005 en el metro y un autobús de dos pisos, bombas que mataron a 52 personas e hirieron a 700.

El ministro principal de Gibraltar, Fabián Picardo, tuvo una reacción un poco fuera de nota, al señalar que «ayer pasé el día en Westminster, por suerte no hoy». Jeremy Corbyn, muy institucional, grabó un comunicado, en el que calificó el ataque de «brutal e indiscriminado» y dio las gracias «a los policías y servicios médicos que respondieron con bravura, incluido el diputado Tobías Ellwood» (el secretario de Estado tory que intentó reanimar al policía acuchillado). La anécdota de luz dentro de una jornada triste la protagonizó una cincuentena de colegiales de seis años, de visita escolar en el Parlamento. Atrapados en la Cámara, aliviaron las penas de la tarde cantando canciones a coro.

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