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Imagen de los Campos Elíseos tras la embestida de un vehículo contra un furgón policial - REUTERS

Hallan un kalashnikov, bombonas de gas y otras armas en el vehículo del atacante de los Campos Elíseos

La Prefectura de Policía informa de que la situación está ya bajo control y que no hay heridos civiles ni entre las fuerzas del orden

Corresponsal en París Actualizado: Guardar
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A las 15.49 de ayer lunes, un joven francés nacido en Argenteuil, en la periferia norte de la capital, en el seno de una familia de origen magrebí, embistió con un Renault Mégane blanco a un vehículo de la gendarmería móvil estacionado en la plaza de Marigny, en los Campos Elíseos, en un nuevo intento fallido de atentado terrorista.

El vehículo conducido por el aprendiz de yihadista estalló en llamas. Los gendarmes víctimas del intentado de asesinato no sufrieron ninguna herida y pudieron recuperar el cuerpo sin vida del conductor del Mégane, en cuyo interior se descubrieron un fusil de asalto tipo kalashnikov, bombonas de gas, explosivos y armas de mano.

Según varios testigos, el incendio del Renault Mégane despedía un humo color rosa o naranja.

El cuerpo del terrorista fue conducido a un hospital. No hubo otras víctimas. Las fuerzas de seguridad acordonaron la zona con extrema celeridad. Varias estaciones de metro fueron cortadas. El tráfico en el sector de la parte central de los Campos Elíseos, muy próximo al palacio presidencial, estuvo fuertemente colapsado durante varias horas.

A los veinte minutos del intento de atentado, la Gendarmería Nacional comunicó a través de su cuenta oficial, en Twitter, que la situación estaba controlada. «De nuevo, las fuerzas de seguridad son el blanco de otro intento de atentado yihadista, confirmando que las amenazas que se ciernen sobre Francia son muy elevadas», afirmó Gérard Collomb, ministro del Interior.

Estado de emergencia

Antes del intento de atentado, estaba previsto que el consejo de ministros apruebe, mañana miércoles, la prolongación hasta el 1 de noviembre el estado de emergencia nacional, vigente desde la ola de atentados de 2015.

El intento de atentado es el tercero en las últimas ocho semanas. El 20 de abril, un asesino yihadista mató a tiros a un gendarme, en los Campos Elíseos, a menos de un kilómetro de distancia de donde ayer volvió a repetirse otro proyecto de atentado. Se produjo días antes de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. El 6 de junio, otro loco asesino intento matar a martillazos a un agente de una patrulla policial, frente a las puertas de entrada de la catedral de Notre Dame, en el corazón histórico, religioso, cultural y político de Francia.

El asesino que intentó provocar otra matanza, con un coche bomba, y sus antecesores, responden todos al mismo retrato robot: un francés joven, nacido en la «banlieue», la periferia suburbana, en el seno de una familia magrebí.

Los servicios de seguridad descubrieron «literatura» yihadista y propaganda criminal en los lugares de residencia de los asesinos del 20 de abril y el 6 de junio. El kalashnikov, las bombonas de gas y los explosivos descubiertos en el vehículo con el que otro loco embistió ayer tarde a una tanqueta de las fuerzas de seguridad, quizá sea una palmaria «seña de identidad».

Desde enero de 2015, tras la matanza en la redacción del semanario satírico «Charlie Hebdo», la delincuencia criminal yihadista se ha cobrado en Francia 239 muertos y varios centenares de heridos. Los autores de sucesivas matanzas tenían todos relaciones directas o indirectas con Daesh.

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