El candidato presidencial del partido socialista francés, Benoît Hamon
El candidato presidencial del partido socialista francés, Benoît Hamon - REUTERS

Benoît Hamon o la trampa de las primarias en el socialismo

El caso francés demuestra que las votaciones entre militantes tienden a privilegiar las tendencias radicales y a alejarse de la realidad electoral

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Militante del partido socialista francés (PSF) desde los 19 años, presidente de las juventudes socialistas y ministro durante cuatro meses de Hollande, la tragedia política de Benoît Hamon ilustra el riesgo del sistema de primarias en la izquierda moderada europea. A pocas semanas de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas, el partido en el poder cuenta con solo un 10 por ciento de intención de voto, frente al 28,6 por ciento obtenido por François Hollande hace cinco años en esa misma cita con las urnas. El PSF será no solo eliminado en la primera vuelta, sino además humillado hasta extremos históricos: tanto por la derecha radical de Le Pen como en particular por la extrema izquierda de Melenchon, que ha ido dando paletadas de sepulturero al socialismo en las últimas semanas.

Hamon obtuvo, no obstante, una victoria inapelable en las primarias del pasado mes de enero, en las que votaron dos millones de militantes socialistas. Su rival derrotado, Manuel Valls, exprimer ministro de Hollande, se ha servido fría la venganza con el anuncio de su voto al centrista Macron, pese al compromiso que tomó el PSF de cerrar filas en torno a Hamon tras las primarias. El argumento esgrimido por Valls para la «traición» tiene fundamento: Hamon fue el más votado en enero entre dos millones de activistas, pero fueron más de 20 millones los franceses de a pie que hace cinco años votaron por Hollande en las presidenciales. Hoy, el votante socialista de clase media o media-baja (los obreros están con le Pen) prefiere la moderación de Macron, o la radicalidad de Melenchon.

Ese es el destino del voto en el sistema de primarias, al menos en la izquierda institucional europea: primar al candidato radical y activista y ofrecer una visión distorsionada de la realidad. ¿Quién es Benoît Hamon? Un licenciado en Historia, de 49 años, que lleva toda su vida cabildeando en las estructuras del partido socialista con un discurso estatista rancio. Hamon ocupó solo cuatro meses una cartera ministerial -la de Educación- a la que renunció para protestar por la política de recortes decretada por el pragmático Hollande y su «premier» Valls. El astuto candidato del PSF, admirador del político Bernie Sanders y del boxeador Mohamed Ali, creyó contar con la exclusiva del discurso radical de la izquierda hasta que Melenchon ocupó ese puesto por derecho propio.

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