El primer ministro montenegrino, en una imagen de archivo
El primer ministro montenegrino, en una imagen de archivo - AFP

Acusan a Rusia de impulsar un plan para matar al primer ministro de Montenegro

La prensa británica implica a los servicios secretos de Putin en el intento de golpe del pasado octubre

Corresponsal en Londres Actualizado: Guardar
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Rusia habría estado detrás de un intento de golpe de Estado y asesinato primer ministro de Montenegro en la jornada electoral del pasado 16 de octubre, según sostienen la prensa británica y el ministro de Defensa montenegrino. El objetivo sería impedir que se el minúsculo país se convirtiese en el socio número 29 de la OTAN, organización a la que ha pedido el ingreso.

Montenegro, con solo 625.000 habitantes, es uno de los países más míseros de Europa, el 145 del mundo en PIB per cápita. Se declaró independiente de Serbia en 2006, en un referéndum impulsado por Milo Djukanovic, un político prooccidental que deseaba entrar en la OTAN, algo que los rusos rechazan y también parte de la población local, que no ha perdonado los bombardeos de la Alianza en la guerra de 1999.

A pesar de su aparente irrelevancia, el pequeño Montenegro es importante para Rusia, debido a que tradicionalmente ha formado parte de su órbita y porque es su puerta al Adriático y único aliado en la zona junto con Serbia.

El «Daily Telegraph» asegura en su edición dominical que los servicios secretos rusos estuvieron tras el intento de golpe contra el primer ministro Djukanovic del pasado 16 de octubre, jornada de elecciones parlamentarias en Montenegro. Un chivatazo desde una fiscalía serbia, que dio lugar a una redada con veinte detenidos, evitó el ataque solo unas horas antes de que se produjese. Nacionalistas prorrusos vestidos de policías querían ocupar el Parlamento a tiros y matar a Djukanovic. El periódico asegura que «fuentes de Whitehall» –la administración británica- han confirmado que su espionaje y el estadounidense tienen pruebas de la implicación de los servicios secretos de Vladimir Putin.

El ministro de Defensa de Montenegro, Predrag Boskovic, ha declarado que «no hay ninguna duda» de que el intento de golpe fue financiado y organizado por la inteligencia rusa utilizando a nacionalistas prorrusos. El Frente Democrático, la oposición apoyada financieramente por Rusia y que promueve estar en su órbita, califica las acusaciones de «farsa». Djukanovic ganó las elecciones sin mayoría absoluta y hubo de ceder el cargo de primer ministro a su número dos, Dusko Markovic.

Djukanovic, impulsor de una independencia montenegrina que ha dado lugar a un país paupérrimo, es una figura que presenta también sus sombras y se le ha llegado a implicar en el contrabando de tabaco con Italia.

En busca de los espías

La Interpol busca a dos ciudadanos rusos, que según el Gobierno montenegrino son oficiales de la inteligencia de Putin que habrían colaborado en el intento de golpe. Uno de los supuestos implicados en el ataque, Nemanja Risctic, fue fotografiado al lado de ministro de Exteriores ruso, el habilidoso Serguéi Lavrov, en una visita oficial a Serbia.

Este mismo fin de semana, Lavrov ha calificado a la OTAN de «organización de la Guerra Fría» y la acusó de «haber creado con su expansión unas tensiones sin precedentes en Europa en los últimos treinta años».

El pasado noviembre, el fiscal especial de Montenegro, Milivoje Katnic, ya había acusado a nacionalistas prorrusos de estar detrás de un plan para matar al entonces primer ministro montenegrino, pero no llegó a implicar a la propia Rusia en el golpe.

Lo sucedido en Montenegro cobra interés porque enlaza con una creciente intromisión de Rusia en los procesos electorales occidentales, que alcanzó incluso a Estados Unidos, con el pirateo de los ordenadores de Hillary Clinton, la rival de Trump. En Francia, Emmanuel Macron, el posible finalista electoral frente a Marine Le Pen, ha pedido abiertamente protección al Gobierno frente a supuestos ataques rusos.

Sir Michael Fallon, ministro de Defensa británico, aseguró hace unas semanas que «claramente Rusia está probando a la OTAN y a Occidente e intentando expandir su esfera de influencia debilitando a otros países y a la Alianza Atlántica». Anteriormente, Rusia había ya desatado las graves crisis de la invasión de Crimea y la guerra del Este de Ucrania.

En los últimos días incluso la luna de miel de Donald Trump con Vladimir Putin parece haber comenzado a enfriarse y los nuevos ministros estadounidenses han empezado a marcar distancias con Rusia.

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