Hollande encabeza la marcha contra el terror este domingo 11 de enero en París. A su izquierda, Merkel, a su derecha, el presidente de Malí
Hollande encabeza la marcha contra el terror este domingo 11 de enero en París. A su izquierda, Merkel, a su derecha, el presidente de Malí - efe / EPa
aniversario de la operación serval

El comodín de Malí durante la marcha francesa contra el terrorismo

¿Por qué Hollande situó a un lado a la canciller Merkel y al otro al presidente Ibrahim Bubacar Keita? Esta fue la pregunta que motivó la sorpresa el domingo en la multitudinaria protesta en París

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Si París se convertía el domingo en «la capital del mundo» (como aseveraba el presidente de Francia, François Hollande), los ecos pasados y futuros de la marcha contra el terrorismo que cubrió la capital gala continúan resonando. Durante la manifestación, la presencia destacada del mandatario de Malí, Ibrahim Bubacar Keita, flanqueando en primera fila a Hollande, motivó cierta sorpresa. Sin embargo, las palabras de Keita clarifican el asunto:«Hubiera esperado celebrar otro tipo de aniversario con ustedes, los franceses. El 11 de enero de 2013, mi país fue salvado de la barbarie terrorista por (la operación) Serval», reconocía entonces el presidente maliense.

«Tuve el honor de marchar a la derecha de François Hollande, que es un signo de amistad verdadera...

que une nuestros pueblos», añadió.

A comienzos de 2013, la operación Serval, liderada por el Ejército francés, fue lanzada en territorio maliense para frenar el avance de los rebeldes tuareg que se levantaron en armas en enero de 2012, con el apoyo del yihadismo regional.

Solo cinco meses después del golpe, en mayo de 2012, los rebeldes laicos del Movimiento Nacional por la Liberación de Azawad (MNLA) y los islamistas de Ansar Dine declaraban un nuevo Estado al norte de Malí. Pese a que ambas facciones siempre evitaron realizar cualquier mención específica sobre la participación (o no) en ese Gobierno de Al Qaida en el Magreb Islámico (AQMI), la biografía afectiva de Iyad Ag Ghaly, líder de Ansar Dine, no dejó entonces ningún lugar a la duda.

Dos meses antes, a finales del marzo de 2012, tras la conquista de la ciudad de Tombuctú, este líder islamista tuareg (apodado «el león del desierto») invitaba a una reunión de alto nivel a tres prominentes caudillos de AQMI -Mokhtar Belmojtar, Abou Zéid, y Yahya Abou Al Hammam- para analizar la configuración ideológica de la administración.

El historial de los implicados no era menor. El primero de ellos -apodado «Belaouar» o «de un solo ojo»-, fue el encargado directo de realizar, ese mismo año, una adquisición de armamento a gran escala procedente del conflicto de Libia, precisamente, para dinamitar el Sahel. Ya por entonces, Belmojtar dirigía uno de los principales batallones de AQMI en la franja de desierto que se extiende entre Argelia, Chad, Níger, Malí y Mauritania.

No obstante, aunque AQMI, continúa operando al norte de Malí, el operativo Serval permitió frenar a los terroristas. Posteriormente, en julio pasado, éste sería sustituido por otra misión, de nombre Barkhane. En ella, junto a Francia, toman parte Burkina Faso, Chad, Malí, Mauritania y Niger para asegurar la conflictiva región del Sahel.

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