Tanto si se abusa de otros niños como si se sufre ese abuso, se debe pedir ayuda
Tanto si se abusa de otros niños como si se sufre ese abuso, se debe pedir ayuda
Acoso escolar

«Yo hacía bullying a otros niños porque no era feliz en casa»

«Quería que supieran que mi vida era una basura. No importaba que fueran altos, bajos, gordos o delgados»

MADRID Actualizado: Guardar
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La mitad de los adolescentes confirma que ha sufrido abusos o ha sido marginado en algún momento de sus vidas. Por ello, impresiona el dato de que casi un cuarto de los que ha sufrido algún tipo de abuso o discriminación empieza a acosar a otros niños.

La encuesta, elaborada por la organización inglesa contra el acoso Ditch the Label, se realizó a 8.850 jóvenes entre las edades de 12 y 20 años. La investigación revela que más del doble de chicos -66%- que de chicas -31%- ejerce bullying sobre otros compañeros.

Otros datos recogidos desvelan que los niños que abusan de otros suelen haber sufrido algún hecho traumático, como la separación de sus padres o una desgracia familiar aún más grave.

Alrededor de la tercera parte de los que admitieron abusar de sus compañeros señaló que raramente o casi nunca pasan tiempo con sus padres. Y casi otro tercio de estos adolescentes reconoció que sufría peleas o discusiones todos los días en su casa.

Tyler Bonner, de 22 años y procedente de Chichester, ha explicado a Newsbeat —el servicio en línea de la BBC— que él empezó a hacer bullying a otros niños mientras estaba estudiando en el colegio porque no era feliz en su casa.

«Cuando yo tenía seis años, mi madre murió y eso provocó mucha tensión y desaveniencias en el hogar familiar, desde el punto de vista de mi comportamiento y mi reacción frente a aquella situación. Estaba enfadado con el mundo y no paraba de preguntarme que por qué me había ocurrido eso a mí», señala el joven.

«Como yo era un desastre y no supe pedir ayuda en esos momentos, cuando fui al colegio pensé: «Vale. Como mi vida es una basura, eso significa que tengo que asegurarme de que todo el mundo sepa que mi vida apesta», confiesa Tyler.

Reconoce que lo pagó con otras personas: «Nunca les habría infringido ningún daño físico. Pero dirigía ataques verbales cuando veía a alguien diferente. En realidad, podía ser alguien alto, bajo, gordo, delgado... Podía encontrar cualquier motivo para convertir su vida en una miseria. Obviamente, no es algo de lo que me sienta orgulloso».

La encuesta también revela que de los niños de 12 a 20 años que han sido discriminados, el 44% ha sufrido depresión, el 33% ha pensado alguna vez en suicidarse y el 31% empieza a autolesionarse.

Liam Hackett, fundador y director de Ditch the Label, afirma que el abuso entre adolescentes normalmente tiene un impacto enorme en la salud, en el bienestar y en las expectativas futuras de millones de niños y jóvenes.

Tyler admite que ejerció bullying sobre niños de entre 7 y 9 años en el colegio, pero finalmente se dio cuenta de que tenía que dejar de ser un «idiota» y seguir con su educación.

Este joven afirma que si alguien abusa de otros, o por el contrario, sufre esos abusos, necesita pedir ayuda. «No es algo grande, no es inteligente. No hay justificación para convertir la vida de otras personas en un infierno solo porque tú no sabes cómo pedir ayuda para resolver tus problemas o simplemente no sabes lo que te está sucediendo», afirma el muchacho.

«Probablemente acabes causando graves problemas en la vida de esas personas. Ellos pensarán que no pueden lograr sus sueños o les costará saber lo que quieren hacer con su vida. Y todo es consecuencia de lo que tú les has dicho o hecho», sentencia Tyler.

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