Familia

«Hace falta un planteamiento más radical para que un padre pueda quedarse solo y cuidar de sus hijos»

Según un estudio, está comprobado que si los hombres disfrutan de permisos paternales se produce, cuando la madre se ha incorporado al trabajo, una revolución en la relación del padre con sus pequeños

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En sus orígenes, los permisos para el cuidado de los niños solamente podían ser utilizados en nuestro país por las madres, y tenían el fin de facilitar su recuperación física tras el parto y preservar la salud del bebé. Sin embargo, las políticas de permisos parentales más recientes, que permiten desde enero de 2017 disfrutar de 4 semanas al hombre, han extendido el derecho al cuidado a los padres varones, fomentando una mayor igualdad de género y una menor discriminación hacia la maternidad.

Aún así, Gerardo Meil, catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Madrid, y autor, junto a Pedro Romero-Balsas, del estudio «Los permisos parentales como instrumentos para la igualdad de género», asegura que el sistema español de permisos se caracteriza por reconocer un elevado grado de protección jurídica frente al despido, un elevado grado de flexibilidad en las posibilidades de uso, una buena protección económica durante las primeras semanas de vida del bebé a través de servicios bien remunerados, «pero una escasa compensación económica de los permisos de más larga duración.

Grandes diferencias

Según este estudio, que pertenece al Observatorio Social de "la Caixa", en España hay una gran diferencia en el uso que hacen los hombres y mujeres de los distintos permisos, aunque en la

El permiso de paternidad ha permitido que, desde su puesta en marcha hasta la actualidad, 3 de cada 4 padres hayan disfrutado de al menos dos semanas para cuidar a sus bebés

actualidad la mayoría de padres y madres los utiliza en los primeros años de vida del bebé. Al igual que ocurre en otros países europeos, los permisos que compensan la totalidad o parte del salario durante su disfrute (paternidad y maternidad) son utilizados por la gran mayoría de trabajadores, mientras que aquellos sin remuneración (excedencias y reducciones de jornada) tienen un uso minoritario.

Entre las mujeres, el uso de permisos se ha incrementado de manera sostenida durante las últimas décadas, mientras que, para ellos la introducción del permiso de paternidad en 2007 supuso un verdadero punto de inflexión. Antes de 2007, la única fórmula para que los padres disfrutaran de un permiso remunerado pasaba por que sus parejas les cedieran parte del permiso de maternidad, algo que ocurría, aproximadamente, en el 7% de los casos. El permiso de paternidad ha permitido que, desde su puesta en marcha hasta la actualidad, 3 de cada 4 padres hayan disfrutado de al menos dos semanas para cuidar a sus bebés. Este cambio tan sustancial evidencia la relevancia del diseño de los permisos a la hora de avanzar hacia la co-responsabilidad de hombres y mujeres en el cuidado.

Sin embargo, la distancia de su uso de las mujeres respecto a los hombres es especialmente intensa en las excedencias y reducciones de jornada; es decir, cuando no existe remuneración. En estos casos, las mujeres multiplican por 10 las tasas de uso de los hombres. El estudio evidencia, por tanto, que los permisos remunerados exclusivos para los hombres promueven su utilización, mientras que cuando no hay salario de sustitución su participación se reduce drásticamente.

Las condiciones laborales de los progenitores son determinantes en las estrategias de cuidado de las familias españolas. En particular, la inestabilidad en el empleo reduce la probabilidad de utilizar permisos, tanto remunerados como no remunerados, de tal manera que cuando las mujeres tienen empleo indefinido, el recurso a una excedencia o reducción de jornada para conciliar vida familiar y laboral es 4,4 veces más probable que cuando su empleo es temporal o son autónomas. Los hombres con empleo indefinido, sin embargo, tienen 2,9 veces más probabilidades de usar permisos parentales.

Posibles penalizaciones

De estas diferentes pautas de uso se deduce que los trabajadores temporales son conscientes de la existencia de posibles penalizaciones de carácter laboral, como la no renovación de su contrato tras el permiso o la pérdida de posibilidades de estabilización o promoción.

En el caso de los autónomos, el riesgo a perder clientes, junto con la pérdida de ingresos por el coste de oportunidad del permiso, llevan a que muy pocos reduzcan o supriman temporalmente su actividad. De este modo, preservar el empleo y las condiciones laborales son factores fundamentales a la hora de considerar si utilizan un permiso parental.

Otro de los aspectos que destaca este informe del Observatorio Social de "la Caixa" es que el grado de implicación de los padres con sus hijos varía dependiendo del tipo de permiso utilizado. «Los hombres que utilizan el permiso de paternidad dedican en promedio 28 minutos diarios más al cuidado de niños que los que no han utilizado el permiso –asegura Gerardo Meil–. Por su parte, quienes han utilizado una parte del permiso de maternidad (hasta 10 semanas) dedican como media diariamente 1 hora y 12 minutos más de tiempo. Por tanto, el uso de permisos más largos aparecen como más efectivos para implicar a los hombres en el cuidado.

La utilización de la reducción de jornada por parte de los hombres, a pesar de no interrumpir de forma completa el empleo, también conlleva un aumento de su involucración. Concretamente, dedican un promedio de 54 minutos diarios más que los que no han utilizado ningún permiso. Por su parte, la utilización de excedencias parece ser la que más favorece la mayor implicación: en promedio, quienes las usaron superan en más de 2 horas diarias de cuidado a quienes no utilizaron permisos.

Planteamiento más radical

«Hace falta un planteamiento más radical para que los padres puedan quedarse solos y cuidar de sus hijos, cuando su pareja ha agotado su permiso y se ha reincorporado al trabajo, porque está comprobado que conlleva una revolución en la percepción de la relación con sus pequeños, al tiempo que potencia la igualdad entre hombres y mujeres en el proceso de crianza».

Asegura que, según esta investigación, cuando los padres tenían dos semanas de permiso, resultaba sencillo que se cogieran la primera, pero más complicado que lo ampliaran a la segunda semana. «Aún así –asegura– lo disfrutaron el 75% de los padres que se lo podían coger, no así los autónomos, los trabajadores sin contratos o los que lo tenían pero de forma temporal».

Respecto a la situación actual de permisos de cuatro semanas, a los que se dio luz verde en enero de 2007, todavía no hay conclusiones, «se está estudiando debido al poco periodo de tiempo que lleva funcionando. Pero, es probable que muchos altos cargos no se acojan a él de forma completa».

Transformación del modelo

Aún así apunta que algo está cambiando en la sociedad porque cada vez se ven más padres que caminan solos empujando el carrito de su bebé. Supone una transformación en cómo se percibe el modelo de paternidad, porque el hombre también quiere disfrutar del cuidado de sus hijos para sentir que le enriquece como persona».

Añade que en términos generales hay una tendencia mundial a que los padres disfruten de más tiempo para estar con sus hijos. Hasta en Japón, un país presumiblemente machista, tienen un permiso de paternidad de 12 meses con el 60% del sueldo. Por este motivo, añade que los padres no deben tener temor a subirse al tren de estos permisos «porque, además, no amenaza ni a su virilidad ni dignidad como hombre, como en algunos casos se quiere hacer pensar», asegura.

No duda en apuntar que queda mucho por hacer para que el hombre pueda disfrutar de su paternidad en plenitud. En su «carta a los Reyes Magos» incluiría permisos más largos y más efectivos porque «cuanto más tiempo están con sus hijos mayor es la implicación». También hacen falta «mayores incentivos para que estén en solitario en estos cuidados. En definitiva, políticas dirigidas a fomentar la igualdad entre los dos padres porque favorece tanto al hombre, como al bebé y a la madre, puesto que se la descarga del esfuerzo de esta responsabilidad».

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