La tecnología aporta una falsa sensación de libertad y produce estrés al estar conectados permanentemente
La tecnología aporta una falsa sensación de libertad y produce estrés al estar conectados permanentemente
Generación multimedia

Tres de cada cinco españoles utilizan al menos dos horas al día las tres pantallas a la vez

La hiperconectividad y la dependencia al móvil, ordenador y televisión son la causa de 176 millones de adictos

Se registra una mayor atadura al trabajo, ya que con las «tres pantallas» cualquier lugar es bueno para la faena

MADRID Actualizado: Guardar
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El televisor, el móvil y el ordenador enmarcan la vida diaria de los adultos, niños y adolescentes. Los jóvenes pasan con ellas la mayor parte de su tiempo libre, lo que provoca el problema de adicción e hiperconectividad a la que la sociedad y los trabajadores se encuentran sometidos.

Tres de cada cinco españoles afirman utilizar los tres dispositivos a la vez un par de horas al día, preferentemente por la noche y en casa. Esta es la llamada generación multimedia o de los nativos digitales, y no sólo por la versatilidad de los aparatos y medios tecnológicos disponibles, sino por la simultaneidad en su utilización: mientras se ve la televisión, se habla por el móvil o se escucha música por el ordenador, la dependencia es total.

Según Verónica Rodríguez Orellana, terapeuta y directora de Coaching Club, «esta subordinación al mundo tecnológico y al multiproceso provocan una verdadera desazón en los padres, al considerar que tanta fragmentación de la actividad y de la atención incidirá negativamente en el rendimiento escolar de los hijos».

Sin embargo, no existen estudios que ratifiquen esta negativa repercusión, tal vez porque es un suceso novedoso, y no se puede asegurar que si un niño se acostumbra a utilizar varios «gadgets» a la vez que estudia vaya necesariamente a aminorar el rendimiento o suspender en la escuela.

«Debemos admitir y asumir que, simplemente, los procedimientos han cambiado y los jóvenes de ahora tienen un modo distinto de aprender y de relacionarse con el entorno; en suma, de concebir el mundo. El atractivo de la lectura ya no sólo depende de la calidad literaria o de contenidos del autor, sino que enlaza directamente con el soporte utilizado para disfrutarla», explica la directora de Coaching Club.

La atadura del teletrabajo

Existe una paradoja con el uso de las tres pantallas, según la experta. Y es que, «siempre se ha fantaseado con la posibilidad de suprimir las ataduras que implica el trabajo, soñando con la conciliación familiar y el teletrabajo y, sin embargo, la movilidad de la que ahora se disfruta encubre una nueva forma de dependencia y de subordinación, ya que por medio de las pantallas, cualquier lugar puede transformarse en un puesto de trabajo y cualquier instante puede ser idóneo para realizar tareas con motivo de la aparición y desarrollo de la tecnología», apunta Verónica.

Según Coaching Club, se está pagando con creces la libertad de movimiento mediante el terrible peaje de estar disponibles en todo momento y en todo lugar. Esto genera un incremento del estrés, la presión y la angustia en los trabajadores, que se encuentran hiperconectados casi las 24 horas del día, incluidas las vacaciones o fines de semana.

El nivel de exigencia a la hora de maximizar el rendimiento laboral ha alcanzado límites insospechados, y esta implicación no viene solo impulsada por los sujetos que controlan nuestro trabajo, sino que se ha convertido en una especie de autoexplotación, mucho más eficaz desde el momento en que va acompañada de una engañosa sensación de libertad.

Hiperconectividad y adicción

Si bien la adicción a internet y a los dispositivos digitales no está todavía contemplada en la última versión del Manual de Diagnóstico y Tratamiento de los Trastornos Mentales, existen estudios realizados en varios países que muestran una creciente y global preocupación al respecto, resaltando un incremento de la adicción y del uso compulsivo de los móviles hasta cifrar en 176 millones los usuarios con este tipo de dependencia.

«Resulta reseñable el modo en que se ha disparado el número de aplicaciones, ofreciéndonos soluciones para la vida cotidiana y nuevas maneras de establecer un cierto orden en un mundo tan caótico. Sin embargo, el problema surge cuando la línea que separa el uso del abuso se torna delgada e imperceptible hasta el punto de que los problemas que ocasionan superan a las soluciones y la dependencia alcanza unos límites que imposibilitan nuestra propia autogestión», explica la directora del centro.

Es importante resaltar que no todas las personas son susceptibles de desarrollar una adicción, ya que para ello se requiere la presencia de una serie de factores, entre los cuales destaca la propia vulnerabilidad y predisposición particular del individuo.

Síntomas de adicción

• Cuando la ansiedad comienza a ser acusada y persistente, generando una necesidad imperiosa de tener que revisar el móvil o la tablet, utilizar una determinada app o un juego.

• Cuando su utilización regula y condiciona de tal modo el funcionamiento de nuestra vida que se comienzan a tener problemas de tipo laboral, socio-afectivos e incluso de salud. Todo ello está relacionado con restar horas de descanso y prolongar la conexión hasta altas horas de la madrugada, o no realizar ninguna actividad física debido a que cada vez queda menos tiempo libre, etc.

• Cuando se detecta exasperación o angustia si falla el wifi, no funciona una app o se corta la conexión.

• Cuando se empiezan a notar problemas de salud como irritabilidad en los ojos, molestias y contracturas en la espalda, asociadas a una mala postura o a un exceso de horas en idéntica posición, dolores de cabeza, etc.

Cinco consejos para desengancharse

— Disfrutar intensamente el presente sin estar pendientes de inmortalizar un momento en un post o una imagen para compartirla inmediatamente con el círculo virtual de las redes sociales.

— Estar abiertos al mundo y a lo que pasa alrededor sin aislarnos con cascos para escuchar música o mirar fijamente una pantalla cuando paseamos por la calle.

Gozar de los placeres de una película o de un concierto sin estar pendientes de lo que está ocurriendo en Facebook o Twitter.

Saber escuchar a los demás sin interrumpir la capacidad de concentración y distraerse con el teléfono.

— Comprender que estar desconectado significa estar conectado a lo que está ocurriendo «ahora mismo» y no olvidarse de vivir.

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