EDUCACIÓN

Así son los «colegios españoles del futuro» que atraen a observadores internacionales

El director técnico de uno de los centros educativos más innovadores de Madrid cuenta a ABC en qué consiste el «aprendizaje cooperativo»

El cerebro de un niño solo es capaz de mantener la atención durante 20 minutos FOTOLIA
Patricia García

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Una de las primeras actividades que los docentes del colegio Joyfe (Madrid) hacen con los nuevos alumnos cuando llegan es invitarles a un desayuno conjunto para intercambiar impresiones: qué echan de menos de su antiguo centro, qué les gusta del nuevo... Sorprendentemente, cuenta el director Técnico de Infantil y Primaria Enrique Escandon , todos coinciden en que «las clases son divertidas». Pero no es casualidad. Hace diez años que este centro emprendió un proceso de transformación en su forma de ejercer la enseñanza. Para ello visitaron otros colegios españoles punteros en innovación y viajaron a otros países que ostentan cierto prestigio por el extraordinario rendimiento escolar de sus estudiantes. Su finalidad, según el director, era dar con un modelo con el que «los chavales disfrutasen y aprendiesen». Y parece que lo han conseguido.

Del 30 de octubre al 3 de noviembre, este colegio, junto con los Escolapios de Soria y los Salesianos de Tenerife, que también siguen el camino de «la nueva enseñanza», participará en un encuentro con profesores de centros latinoamericanos que llegan a nuestro país buscando fórmulas renovadoras de la dinámica en las aulas. «Vienen muy interesados en ver la aplicación del aprendizaje cooperativo », explica Escandon. Existen muchas teorías acerca de su aplicación, y la mayoría se pueden encontrar tecleando en Google, pero, por propia experiencia, asegura que «lo difícil es ponerlo a funcionar».

«El cerebro de un niño es capaz de mantener la atención durante solo 20 minutos»

Este director es especialista en numerosas áreas que se enmarcan en la innovación educativa. «Sabemos que está cambiando el perfil de muchas cosas, pero seguimos con el mismo sistema educativo que hace 30 años, algo que en otras profesiones no pasa», asegura Escandon. Después de acudir a un congreso de neurociencia y descubrir que el cerebro de un niño es capaz de mantener la atención durante sólo 20 minutos , el profesor supo «que la educación necesitaba renovarse». Los profesionales de neurociencia le explicaron, además, que el cerebro de un niño sólo «se oxigena» mediante movimiento . «¿Qué hace entonces un alumno atendiendo durante una hora el sermón del docente?». Para Escandon, «los profesores tienen que generar situaciones en el aula con las que el niño se sienta obligado a descubrir, pensar».

Por eso, el centro del que es responsable cambió el planteamiento de las clases. « De una clase rígida donde el alumno está pendiente del profesor» a «una llena de actividades para que el alumno se desarrolle». El aprendizaje cooperativo cambia el funcionamiento del aula, y no sólo eso. También el proceso de evaluación . Cuenta Escandon que en su colegio los niños se examinan de forma indirecta, y no en la suerte de un solo examen, sino midiendo numerosos elementos: exposiciones orales, proyectos, debates… «Les enseñamos lenguaje verbal y no verbal. Le concedemos mucha importancia a la oratoria porque sabemos que a día de hoy es imprescindible». Ya desde el tercer curso de Primaria hacen sus primeras aproximaciones a la exposición en público. A medida que avanzan incorporan nuevas competencias hasta que, en Secundaria, se enfrentan en debates.

« Actualmente al profesor solo le importa si la solución es correcta, pero no si los alumnos son capaces de desentrañar el proceso de las operaciones»

«Descubrimos que planteando una situación, debatiéndola y haciéndoles que se pregunten cosas es como aprenden a encontrar soluciones». ¿Y si no las encuentran? «Entonces sí interviene el profesor y trabaja con ellos, cuando ya tienen sembrada la semilla de la curiosidad». En eso consiste el aprendizaje cooperativo.

Otro aspecto clave, según Escandón, es que « todos los niños deben participar de igual manera ». Algo que en el modelo actual no ocurre, explica, porque «cuando se hace un trabajo en grupo, por ejemplo, lo normal es que el creativo haga el diseño, el “empollón” la mayor parte del trabajo, y dos o tres se libren y no hagan nada». Esta dinámica se lleva por delante otra cualidad que el director considera «importantísima» en la enseñanza como es la capacidad de liderazgo . «Intentamos que cada uno desempeñe un rol y que también sean ellos quienes enseñan, y no solo el profesor».

Más disciplina, pero más flexible

En Joyfe los pupitres no se distribuyen formando hileras, sino que los alumnos se sientan siempre en grupos mixtos de cuatro. De esta forma «los niños y las niñas aprenden a coexistir de forma natural». Y aún así, reconoce, los problemas de disciplina han bajado muchísimo. «Llevo tres años sin convocar una junta disciplinaria ». Cuando los alumnos se lo pasan bien, cuenta, los resultados son buenos y además «estudian más». «Cuando se da la lata en clase es muchas veces porque te aburres, o te pierdes… Aquí, al estar sentados en grupo, los alumnos pueden compartir opiniones y preguntarse unos a otros. El profesor nunca les va a llamar la atención por eso. Cada niño trabaja con su cuaderno, pero se pone en común».

«Al realizarse tantas actividades en el aula el índice de tareas que se llevan fuera ha disminuido muchísimo»

Este modelo también acaba con otro de los debates que más confrontación provoca entre algunos padres y profesores: la enorme cantidad de deberes que en ocasiones los alumnos acumulan para hacer en casa. Según Escandon, al realizarse tantas actividades en el aula «el índice de tareas que se llevan fuera ha disminuido muchísimo».

En las sesiones trabajan con el método AMCO , que tiene como pilar fundamental el aprendizaje del inglés impartiendo en este idioma un 50% de las asignaturas. Para matemáticas, el gran enemigo de muchos escolares, utilizan el método ABN (Algoritmo Basado en Números), que fomenta el cálculo a través de materiales y objetos cotidianos como botones o palillos, y les ha valido, además, para obtener un certificado de reconocimiento por su labor en la enseñanza de esta asignatura.

Pensamiento autónomo

La máxima que defiende su director para aplicar estos innovadores modelos es «se ha demostrado que son muy efectivos». Lo que se enseña a los niños es que «es posible dar con la solución correcta de diferentes maneras, no hay una regla o criterio único, y ni siquiera hace falta porque aprenden a comprender las operaciones y sus procesos internos». Lo que ocurre ahora en las aulas, en opinión de Escandon, es que «al profesor solo le importa si la solución es correcta» , desatendiendo si los alumnos son capaces de desentrañar el proceso. «Esto es un problema y además se les enseña a todos a razonar de la misma manera: ensayo-error. Prueba a hacerse una forma, y si no sirve se prueba de otra, pero no se trabaja con ellos en la sistematización».

Dice Escandon que a los profesores «les cuesta incorporar estos métodos al principio» porque tienen interiorizado el modelo de enseñanza tradicional que les deja permanecer «dentro de su zona de confort». Sin embargo, pronto se acostumbran y agradecen el cambio si se les lleva a conclusiones por convencimiento y no por imposición... Gracias al trabajo conjunto el colegio Joyfe ha sido distinguido con más de 60 premios académicos otorgados por la Comunidad de Madrid.

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