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«A veces hay un silencio insoportable al otro lado de la línea»

Denunciar los casos de maltrato infantil es obligatorio por Ley

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Los teléfonos de denuncia de las oficinas de ANAR en la Avenida de América no paran de sonar. Su equipo de psicólogos especializados en al atención de niños y adolescentes no dan a basto. Las llamadas se disparan sobre todo por las tardes-noches y durante los fines de semana, cuando los pequeños no tienen que acudir a clase. No en vano atienden más de 1.000 llamadas diarias de niños y adolescentes con todo tipo de problemas. Desde temas de calado menor, como una mala relación con los padres, a situaciones muy graves de maltrato, diario, y continuado. «Hay veces hay un silencio insoportable al otro lado de la línea. Entonces, explican desde ANAR, estamos casi seguros de que hay un caso grave de violencia infantil o adolescente al otro lado del hilo telefónico», explica Diana, psicóloga y subdirectora de este servicio, gratuito y, sobre todo, y lo más importante, anónimo.

Anónimo porque los teléfonos no chivan desde donde se llama. «Hace tiempo que desapareció el número de nuestras pantallas, esto tiene que quedar muy claro. Si el niño no nos da sus datos, o no se vuelve a poner en contacto con nosotros, no tenemos ninguna forma de localizarlo, esto tiene que quedar claro», insisten desde ANAR.

La franja de edad más habitual de llamada se sitúa entre los 12 y los 17 años. Por debajo de esa edad, siempre realiza el contacto telefónico un adulto del ámbito cercano del menor. «Un vecino, un tío, un profesor... En general suelen ser las personas que rodean al chico a diario». Esto no sucedió el lunes en Torrevieja, donde un niño de 10 años fue apuñalado por la pareja de su madre hasta la muerte. Según explicó después el subdelegado del Gobierno en Alicante, Alberto Martínez, el pequeño había alertado a varias personas que tanto él cómo su progenitora eran objeto de maltrato físico por parte del ahora detenido. Pero algo falló, y una vecina que tenía conocimiento del tema ha llegado a reconocer que «no tendrá tiempo suficiente para arrepentirse».

Por eso Leticia Mata, abogada y directora del teléfono recuerda que es importante recalcar que «todos los adultos con conocimiento de un caso de maltrato infantil o juvenil estamos obligados a darlo a conocer por Ley». «Cuando los niños son tan pequeños no saben ni dónde acudir y hay que ayudarles. Aunque lo que ocurre es que algunas personas tienen miedo a quedar expuestas, a sufrir represalias... los miedos son entendibles pero es que no es una obligación moral, es una obligación por el artículo 13 de la Ley de Protección del Menor, donde indica que cualquier ciudadano que observe una situación de riesgo de un niño está en obligación de notificarlo a las autoridades competentes y a prestarle auxilio inmediato», concluye.

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