Primer trimestre

Prepara exámenes con eficacia: entrena tu cerebro

Diciembre es sinónimo de Navidad, pero también de tiempo de estudio y recuperación de las primeras pruebas escolares del año

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Para la mayoría, estas fechas son sinómico de fiestas, y de tiempo libre en familia. Para otros muchos, de estudio, de cara a recuperar los exámenes del primer trimestre. Una experta nos explica cómo usar el cerebro con eficacia durante estas fechas: «El cerebro es el único órgano que no se desgasta, ¿por qué no entrenarlo cada día? Si enseñáramos a los niños desde pequeños a entrenarlo, sin duda el fracaso escolar se reduciría y muchos otros problemas relacionados con la atención, la motivación o incluso las relaciones sociales», asegura Marta Romo, pedagoga y directora de Neuroclick, una empresa especialista en entrenamiento cerebral. ¿Cómo? «Existe un abecedario de buen uso del cerebro», afirma Romo, para quien el éxito en los exámenes tiene que ver con una buena planificación del tiempo de estudio, entrenar la memoria, utilizar el foco, encontrar el disfrute, saber cómo serán las pruebas de evaluación y gestionar la ansiedad.

Pero para hacer todos esos pasos antes se ha de tener un cerebro que los facilite.

«Cuando aprendemos, necesitamos mantener la atención 100% en el objeto de estudio, un 90% de atención no es atención. Podemos decir que las claves del aprendizaje tienen que ver con mantener el foco de forma sostenida y memorizar después. Cuando hablamos de atención, menos es más, pues la densidad atencional es limitada y va decreciendo. Estudiar por pequeños bloques de tiempo y después tomarse un respiro es efectivo», explica la experta. Pero la otra gran pregunta es ¿cómo engatusarle para que quiera aprender en lugar de hacer otra cosa mejor? Marta Romo recomienda buscar dinámicas, metodologías, mensajes, contenidos atractivos para el cerebro. La razón tiene que ver, asegura, «con que al cerebro le interesa lo que cambia, no lo constante. Así buscar moverse, leer en voz alta, hacer juegos que impliquen emociones serán buenas estrategias, si bien a veces no son sencillas si son niños que han de afrontar el estudio y la preparación de exámenes solos o si la materia que se estudia es de todo menos atractiva».

Dormir, comer, hacer ejercicio y jugar

Sin embargo, antes de llegar a la mesa de estudio, Marta Romo destaca la importancia del sueño de calidad, una buena alimentación, ejercicio físico e incluso jugar y «hacer nada», sin olvidar fortalecer la voluntad, condición imprescindible para todo estudiante o ser humano que apuesta por una vida en equilibrio. «¿Sabías que tener un buen día, no depende de cómo te levantas, sino de cómo te acuestas?», pregunta la experta, quien avanza que mientras dormimos el cerebro se limpia. «La naturaleza reparadora del sueño parece ser el resultado de la liquidación de los tóxicos de la actividad neuronal que se acumulan durante la vigilia. Por lo tanto, dormir es fundamental para tener un buen rendimiento escolar y ya no digamos en pruebas de evaluación». Además, mientras dormimos, aprendemos, pues todo lo que hemos incorporado en el día se organiza y coloca en nuestra memoria. Dormir un mínimo de seis horas la noche anterior es muy importante», apunta Romo.

Por otra parte, «el cerebro necesita entrar en ondas gamma para poder relacionar conceptos, integrar y ponerse creativo», continúa esta experta. «Sabemos que solo podemos acceder a este tipo de ondas, si previamente hemos activado las ondas alfa que tienen que ver con estados de relajación y tranquilidad. Esto explica por qué en muchas ocasiones necesitamos perder un rato el tiempo antes de ponernos a hacer una tarea que requiera esfuerzo. Si tenemos en cuenta esta necesidad, y perdemos un poquito el tiempo, después lo ganaremos a la hora de estudiar». ¿Cómo perder el tiempo? Con juego, meditando, o sin hacer nada de nada, recomienda la pedagoga.

La energía del cerebro

Pensar con claridad, memorizar, recordar o conectar ideas no son tareas sencillas para nuestro cerebro que requiere consumir muchísima energía para realizarlas. La forma de obtenerla es a través de la alimentación, por eso muchas veces el cuerpo nos pide determinados alimentos. «Si de vez en cuando tienes la necesidad compulsiva de comer algo dulce, es que tu cerebro necesita glucosa para poder funcionar correctamente, así que encontrar fuentes que nos endulcen y que sean saludables es vital: por ejemplo, la fructosa, el azúcar moreno,frutos secos, cereales», amplia Marta Romo y añade: «Pensamos que comemos porque tenemos hambre, porque hay una necesidad física y olvidamos que realmente, la mayor necesidad es la mental. Existen vitaminas y minerales que intervienen directamente en la concentración, la memoria, el rendimiento intelectual y el estado de ánimo. Si carecemos de ellas, nos lo estamos poniendo más difícil de cara a la preparación de los exámenes, pues realmente son un apoyo al desempeño fisiológico y a las habilidades cognitivas».

Nuestro cerebro también se alimenta de oxígeno, y la mejor manera de conseguirlo es a través del deporte. El ejercicio aeróbico es la vía más rápida para la generación de nuevas neuronas y conexiones neuronales en nuestro cerebro. De hecho, hay numerosas investigaciones en las que se relaciona el ejercicio físico con la mejora de las habilidades cognitivas y con el estado de ánimo. «Sabemos que las personas que realizan ejercicio aprenden más rápida, recuerdan mejor, piensan de forma más clara, se recuperan antes de un accidente cerebral y tienen menos probabilidades de padecer depresión y otras disfunciones cognitivas relacionadas con la edad. Así que al menos media horita de movimiento al día sentará fenomenal a nuestro cerebro», recomienda Marta Romo.

Pero todo ello se consigue mejor si tenemos en forma nuestro músculo de la voluntad, porque también se entrena, asegura: «La mejor manera de tener una voluntad fuerte es empezar desde pequeñitos con la educación. Es un regalo para los futuros adultos, pues entrenar en voluntad estimula también la capacidad de encontrar estrategias para conseguir lo que realmente queremos y tener una mejor gestión de la frustración».

Gestionar la ansiedad

La frustración y la ansiedad son las palabras malditas en tiempos de estudio, esfuerzo y exámenes. Pero es la ausencia de gestión emocional la que puede provocar un bloqueo. Según Romo, se puede manifestar de dos maneras: en los momentos previos a un examen o durante el mismo, a través de la ansiedad. Posteriormente a la evaluación o cuando nos dan los resultados, a través de la frustración. Una u otra nos están hablando de una ausencia de autorregulación, de falta de libertad emocional, pues la situación nos supera y nos engancha emocionalmente. «Es cierto que todos podemos ponernos nerviosos ante un examen o sentirnos defraudados cuando el resultado no es esperado, sin embargo esto nos tiene que servir de impulso y no de freno».

¿Qué necesita nuestro cerebro para regularse emocionalmente en un entorno de aprendizaje?, se pregunta esta especialista antes de desgranar las claves: «Identificar cuál es nuestra preferencia de aprendizaje puede ayudarnos mucho, algunas personas prefieren aprender sintiendo y ahí la figura del profesor o los compañeros es clave. Otras necesitan hacer y participar, en este caso es fundamental transformar los temas tediosos de estudio en prácticas, anécdotas, historias que tengan que ver con el día a día. Para otros, lo mejor es observar y escuchar, en este caso recitar lo aprendido, contárselo a otros o que se lo cuenten será la clave. Por último, muchas personas necesitan entender y asimilar conceptos, aquí es fundamental ofrecer información, darles tiempo, que resuelvan todas sus dudas. Aprender desde nuestras preferencias además de darnos seguridad y tranquilidad emocional, es mucho más efectivo».

Otras recomendaciones que nos propone Romo tienen que ver con los tiempos de trabajo: limitarlos por bloques (en función de la edad se pueden ampliar pero nunca más de 90 minutos) y hacer descansos programados, enseñar técnicas de relajación a nuestros niños y adolescentes.... «A través de la respiración pueden llevar más oxígeno a su cerebro y pensar con más claridad. Y también es fundamental enseñarles a desidentificarse con la tarea: Yo no soy lo que hago», concluye la experta.

Ver los comentarios