Bieito Rubido, director de ABC, estuvo acompañado en su charla por el presidente del Real Club Náutico de La Coruña, Germán Suárez-Pumariega, y por José María Paz Gago, catedrático de Literatura de la UDC
Bieito Rubido, director de ABC, estuvo acompañado en su charla por el presidente del Real Club Náutico de La Coruña, Germán Suárez-Pumariega, y por José María Paz Gago, catedrático de Literatura de la UDC - MIGUEL MUÑIZ

Bieito Rubido: «La subcultura de la queja provoca baja autoestima en los españoles»

El director de ABC dibuja una realidad optimista de nuestro país basada en datos

La Coruña Actualizado: Guardar
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El director de ABC, Bieito Rubido, insufló ayer una notoria dosis de optimismo a los asistentes a la conferencia «La autoestima de España» que ofreció en el Real Club Náutico de La Coruña ante un auditorio abarrotado, con quien mantuvo un fluido coloquio. Rubido defendió con datos de organizaciones internacionales que España es un país mejor de lo que la opinión pública percibe y apuntó que «la subcultura de la queja provoca baja autoestima en los españoles y es una de las causas de la mala imagen que el país tiene entre sus ciudadanos».

Una afirmación de la modelo venezolana Astrid Klisans fue el punto de partida de las reflexiones de Rubido: «Los españoles son felices, pero no lo saben».

Comenzó entonces un repaso por algunos de los mayores hitos de la España actual, que desde hace un cuarto de siglo lidera el trasplantes de órganos; que construye algunas de los obras de ingeniería más ambiciosas a nivel mundial como la ampliación del Canal de Panamá o el AVE La MecaMedina; que encabeza el mayor consorcio encargado del control del tráfico aéreo, o que cuenta con la mayor multinacional de moda. Una encuesta quiso averiguar cuántos europeos y españoles eran conscientes de esta realidad: los primeros se quedaron en 10%, los segundos... en el 3%.

«La izquierda española ha inoculado esa subcultura de la queja en la sociedad», lamentó el director de ABC, que no pasó por alto la responsabilidad de los medios de comunicación en los estados de opinión creados. También recordó los reproches que décadas atrás vertieron nacionalistas y radicales de izquierda a la construcción de la AP-9 o de El Corte Inglés en la capital herculina. «Para esa subcultura era una mala idea, algo sospechoso, igual que los aparcamientos públicos, un palacio de la ópera, una orquesta sinfónica, su apertura al mar...», enumeró Rubido. De ahí su desencanto con ese espectro ideológico más extremo, que «contempla al ser humano de una manera angelical; prefiere repartir lo que existe en lugar de crear riqueza; está convencido de que siempre tiene la razón moral y desprecia a quienes no comparten su opinión, e ignora las matemáticas».

Crisis y corrupción

El listado de logros colectivos —algunos de tanta relevancia como ser el segundo país con mayor esperanza de vida— ocupó buena parte de su intervención, seguida de cerca por el presidente del Náutico coruñés, Germán Suárez-Pumariega; el catedrático de Literatura de la UDC, José María Paz Gago, encargado de presentar el acto; el exalcalde de la ciudad y exembajador de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, o el vicepresidente del Parlamento gallego, Diego Calvo.

Pese a su arenga, no eludió los problemas más acuciantes: «La crisis ha creado un enorme desasosiego en la sociedad y una gran desigualdad con su ataque a la clase media, y hay un problema de corrupción, pero no mayor que el de otros país». A este respecto, pidió «felicitarse de que funciona la división de poderes más allá de algunos excesos que pueda haber».

Rubido sostuvo que «procede reformar el capitalismo desde dentro porque tiene muchas imperfecciones y habrá que someter a las dinámicas de los tiempos todos los aspectos que merecen ser enmendados», pero rechazó «poner en solfa todo en un mar de quejas y sin ofrecer alternativa mejor». «Eso es un disparate», advirtió.

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