Escuadra festera en un desfile de Alcoy
Escuadra festera en un desfile de Alcoy - EFE

MOROS Y CRISTIANOSAlcoy vive el prólogo de sus fiestas más convulsas de los últimos años

El acto de la Gloria se convierte en la primera ocasión perdida de desterrar la discriminación femenina y el 28 de abril la Audiencia Provincial enjuicia la democracia interna del Casal

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Este Domingo de Resurrección de la Semana Santa puede evocar un sentimiento simbólico para los protagonistas de los Moros y Cristianos de Alcoy, que viven el prólogo de sus mundialmente famosas fiestas con un regusto agridulce por los últimos movimientos para su democratización, con avances tímidos que abren nuevas esperanzas.

El acto de la Gloria de este 27 de marzo pasará a la historia como una primera ocasión perdida para incorporar a la mujer con los mismos derechos que el hombre, tal como había puesto sobre la mesa la Filà Chano a finales de enero con una propuesta que se quedó en el tintero, formalmente «aplazada» por la asamblea de la Asociación San Jorge, gestora de las fiestas, pero sin ningún compromiso de volver a tratarla en su próxima reunión

, únicamente si alguien volvía a elevar su petición, según expuso de forma tanto confusa el presidente, Carlos Aracil.

Después de este prólogo a anuncio de la trilogía festera, que tendrá sus días grandes del 21 al 24 de abril, el ambiente es seguramente el más convulso de los últimos años, puesto que la presión de ciertos sectores por la apertura ha hecho que el Casal derive a las «filaes» la decisión de dar entrada a la participación femenina, una especie de referéndum múltiple que, en la práctica, divide al censo festero.

Más o menos la mitad de estos grupos no tienen festeras de «fulla», es decir, de pleno derecho y que pagan cuota, lo que suscita un agravio entre ellas y las «acompañantes», que podrían lucirse igualmente sin el mismo esfuerzo económico.

Y ha surgido también la controversia desde el punto de vista estético, tras aceptar inicialmente que la Filà Vascos introdujera un tercer traje, que luego han revocado mediante una votación secreta envuelta en polémica.

Trasfondo político y judicial

El contexto político también está revuelto con cierta tensión entre los grupos de Guanyar Alcoy (marca de Podemos) y Compromís contra el equipo de gobierno socialista, que habían reclamado más transparencia en la gestión y recaudación de fondos con la venta de las sillas para presenciar las Entradas, que mueve más de tres millones de euros al año, así como medidas efectivas de una vez contra la discriminación.

Incluso el concejal de Fiestas, Raül Llopis, que hasta ahora había mantenido silencio incluso en la asamblea de la Asociación San Jorge de enero, en la más reciente reunión extraordinaria por el asunto del tercer traje de la Filà Vascos, hace una semana, ha llegado a reconocer que las cosas no se habían hecho bien.

Con todo, una postura todavía sin definir si se tiene en cuenta que Llopis lideró la creación hace solo un par de años una plataforma reivindicativa y muy combativa para democratizar la fiesta, hoy sin actividad.

Más allá de opiniones, las cifras cantan: no llega al centenar de mujeres en un censo de más de 5.000 festeros de pleno derecho. Y el 28 de abril, juicio por falta de información y para evaluar la elección interna del Casal en la Audiencia Provincial de Alicante, tras la denuncia de dos festeros después de años de reclamar el sufragio universal como sistema democrático, en lugar del vigente de voto indirecto a través de compromisarios.

A raíz de aquella primera demanda, también se ha exigido la documentación contable de una asociación que percibe unos 130.000 euros de subvenciones municipales y gestiona un presupuesto global de medio millón de euros por unas funciones delegadas por el ayuntamiento.

«En este pueblo, existen dos realidades totalmente diferentes: una, la de quienes se les llena la boca diciendo que las mujeres ya están integradas solo porque hayan hecho una Diana o la escuadra que tal vez formen este año, y otra, la de las mujeres festeras que hace años que pagan y se les niega cualquier derecho de los que gozan el resto de sus compañeros», resumen desde la plataforma Fonèvol.

Y comparan la postura «valiente» de la Filà Chano, con la «cobarde» de la Filà Alcodians «que ni siquiera permite a una mujer (festera de pleno derecho) llevar el banderín, «privilegio» que normalmente pasa el turno completo y nadie pide».

Sobre este caso concreto, Fonèvol detalla que «utilizan como pretexto que la festera lleve el traje que era oficial cuando entró en la filà» y lo ponen como ejemplo de «esa realidad de «filaes» llenas de hombres «superintegradores» que se excusan en el hecho de que las normas no las hacen ellos, simplemente se limitan a cumplirlas, como soldados sin voluntad de un ejército con objetivos discriminadores». Y concluyen que «lo más triste es que, en las asambleas, nadie levanta la mano y dice que no está de acuerdo».

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