Ángel González Abad - Los martes, toros

Mejor una Cataluña sin complejos

Bueno es sacudirse complejos para demostrar que la sociedad catalana no está encorsetada, para exigir esa libertad y convivencia

Ángel González Abad
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Por primera vez en muchos años, el pasado domingo, la Cataluña real se sacudió los complejos de esa pretendida Cataluña feliz. La manifestación convocada por Sociedad Civil Catalana fue una fiesta, la fiesta de la libertad y la convivencia. Así, sin más. Como ha sido siempre en esta tierra, convulsa ahora por un irrespirable devenir político.

En el luminoso día de fiesta, desgraciadamente faltaron muchas libertades perdidas precisamente en ese proceso dirigido por y para intereses más que particulares. Pero eso ya es otra historia.

Bueno es sacudirse complejos para demostrar que la sociedad catalana no está encorsetada, para exigir esa libertad y convivencia, que no deja de ser una exigencia de convivencia en libertad. Claro que para libres de complejos, para una sociedad poco acomplejada, nos podríamos fijar en la catalana de hace un siglo.

Y es que entrando ya en el denominador común de esta columna, la Fiesta de los toros, si nos vamos cien años atrás, nos encontramos con una plaza Monumental que acoge lo mejor de lo mejor. Así, sin complejos. Los Gallo -Rafael, el Divino calvo, y su hermano Joselito-, y para completar el cartel, Juan Belmonte. Y eso el domingo 18 de marzo de 1917 y al día siguiente, en la fiesta de San José, el mismo cartel. ¿Quién da más?

Una combinación insuperable en aquellos días de Guerra en Europa, en plena Edad de Oro del Toreo, pero un cartel al que los barceloneses acudían con las ideas muy claras. Pitos durante el paseíllo el primer día, por actuaciones pasadas de los tres diestros, y como las cosas no salieron muy lucidas con los toros de Parladé; pitos también en la segunda tarde para las tres figuras. Aquel 19 de marzo, Joselito cautivó y cortó dos orejas, mientras su hermano mayor siguió en su mala versión y a Belmonte se le vislumbraron cosas por una afición que abarrotó los tendidos.

Pero, como Barcelona era Barcelona, y los complejos entonces no estaban de moda, al domingo siguiente, otra ración de Gallos y Belmonte, con la suma de un cuarto en liza, Fortuna. Las cosas que tiene sacudirse los complejos. A ver si ahora que se ha empezado...

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