Ángel González Abad - Los martes, toros

El espejo de la fiesta

La postura poco valiente de la propiedad de la Monumental esta obligando a un exilio taurino que a lo largo de cada temporada se repite

Quizás pueda parecer superficial y hasta frívolo, pero no me resisto a dejar de comparar la gravísima situación que vive Cataluña con todo el proceso que llevó a la erradicación de las corridas de toros en esta tierra. Aquello fue como un ensayo en pequeño de todo el procés hasta llegar al momento actual.

Admito toda clase de reservas, pero el cerco a la Fiesta que se inició con la llegada de CiU al poder a comienzos de los años ochenta tiene mucho que ver con el adoctrinamiento en las escuelas y con muchas de las medidas que fueron aplicadas con la idea de borrar de esa Cataluña feliz todo lo que se consideraba español o españolizante, todo lo ajeno al pensamiento único imperante.

Se dejó tomar la calle, y las manifestaciones, siempre violentas e intimidatorias, se sucedieron durante años a las puertas de la Monumental cada día de corrida. Los mossos impedían cualquier respuesta de los aficionados a los insultos. ¡Asesinos, asesinos! Era lo más suave que los espectadores que se dirigían a la plaza tenían que soportar.

Empezó después el proceso político. La declaración de Barcelona como ciudad antitaurina, la tramitación de la modificación de la ley de defensa de los animales, el debate final en el Parlament y la prohibición. Pasó mucho tiempo, pero también el Tribunal Constitucional declaró nula la prohibición aprobada por la Cámara catalana, y a partir de ahí la desobediencia y el ignorar a un colectivo, a un sector de la población que se sentía profundamente catalán y aficionado a los toros. De franquista se tildó la Fiesta, como de franquista se acusa ahora a quien no comulga con el independentismo.

La postura poco valiente de la propiedad de la Monumental esta obligando a un exilio taurino que a lo largo de cada temporada se repite hacia otras plazas españolas y francesas. Exilio para mantener viva una pasión, exilio empresarial para mantener y proteger una acción económica.

La Fiesta, un espejo en el que mirarse...

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