Cultura

En busca de la morada del Cid

Los hallazgos de las excavaciones en la capital burgales podrían dar pistas sobre el lugar que habitó el Campeador

Las excavacaciones en «El solar del Cid» continuarán esta próxima primavera R. O.

PEDRO SEDANO

Rodrigo Díaz de Vivar, el Cid, es una de esas figuras en las que se mezclan leyenda e historia. En parte se debe a que el siglo XI, cuando vivió, era una época muy convulsa de la que faltan por conocer muchos detalles. La ciudad de Burgos está prácticamente a mitad de camino del lugar de nacimiento del héroe castellano, Vivar del Cid, y el lugar donde según el Cantar de mío Cid empezó su destierro, el monasterio de San Pedro de Cardeña. También en Burgos, en la catedral está la tumba del Campeador y, al menos, parte de sus restos.

Ahora el Ayuntamiento de la ciudad pretende dar un paso más en la vinculación de Rodrigo Díaz de Vivar y desde hace unos meses financia una excavación arqueológica en «El solar del Cid». Se trata de confirmar la sospecha de que las ruinas enterradas en esa zona pueden corresponder a viviendas del Cid o de sus descendientes, algo que forma parte del imaginario colectivo desde hace siglos pero que nunca se ha llegado a confirmar científicamente. Para el alcalde de Burgos, Javier Lacalle, hay elementos que avalan lo que hasta ahora se sabía por tradición oral. Queda mucho trabajo para próximas campañas de excavación pero los restos de viviendas que se han encontrado coinciden con la época del Cid y los indicios apuntan a que allí vivió en torno a esa época una familia de «alta alcurnia». Otra razón es la lógica porque el Ayuntamiento de Burgos compró esos inmuebles en el siglo XVIII al monasterio de San Pedro de Cardeña , vinculado a Rodrigo Díaz de Vivar.

Al parecer pagó mucho más del valor que hubiera sido lógico en la época «lo que se explicaría porque en ese momento sabían lo que estaban comprando». Tras la campaña de excavaciones de este año, ahora toca recomponer y estudiar las 10.000 piezas que ya se han extraído de los poco menos de cien metros cuadrados de excavación. Son restos de los siglos XII al XVI y, aunque no se termine confirmando que allí vivió la familia del Cid, su estudio permitirá conocer mucho mejor la evolución de la ciudad de Burgos.

La arqueóloga que dirige los trabajos, Fabiola Monzón , habla de tres etapas en el uso del solar y los inmuebles que se encontraban allí. Hubo un uso agrario, en la época alto medieval, de la que se han encontrado silos y semillas; después un uso residencial, con un patio interior y un pozo; y por fin, hacia el siglo XVI, fue utilizado por artesanos. Precisamente, el uso agrario es el que ha aportado más indicios sobre el tipo de familia que habitaba en la zona. Entre las semillas se ha encontrado «trigo sarraceno», que en la alta edad media estaba reservado a personas pudientes, normalmente de alta alcurnia.

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