Los hechos ocurrieron en el interior de esta vivienda del toledano barrio de Santa Bárbara
Los hechos ocurrieron en el interior de esta vivienda del toledano barrio de Santa Bárbara - Luna Revenga

Muere en su celda el hombre que violó y mató a una anciana en Toledo en 2013

Alfredo Martínez Mires, quien compartía habitación con otro preso en Madrid VI, estaba sentado sobre su cama sin signos de violencia externos

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Alfredo Martínez Mires fue enterrado en el cementerio municipal de Toledo el 9 de junio. Tenía 47 años. Dos días antes, a primera hora de la mañana, había sido encontrado sin vida en la celda que compartía con otro preso en la cárcel Madrid VI (Aranjuez). En este centro carcelario cumplía condena por el asesinato y la violación de una mujer de 73 años cuatro años antes.

A las 7.45 horas del 7 de junio, a Alfredo Martínez lo hallaron sin vida sentado sobre su cama y sin signos de violencia externos. ¿Se suicidó? La Secretaría General de Instituciones Penitenciarias no lo ha confirmado oficialmente a ABC, aduciendo que hay una investigación abierta por este organismo, como sucede siempre que un recluso muere en prisión, y está a la espera de los resultados definitivos de la autopsia.

Alfredo Martínez, cuya muerte también investiga un juzgado de Primera Instancia e Instrucción, estaba preso por el homicidio y la violación de Sagrario Nieto Castellanos, de 73 años, en Toledo el 11 de junio de 2013, martes. El recluso falleció cuatro días antes de que se cumplieran cuatro años del crimen. Su autor había sido condenado a 14 años de cárcel, diez menos de los que la fiscalía había pedido, porque llegó a una conformidad y reconoció los hechos en el juicio que se celebró en la Audiencia Provincial de Toledo el 18 de febrero de 2015.

La violación y el homicidio de Sagrario ocurrió en su domicilio, en la última planta del número 2 de la calle de los Toreros, en el barrio de Santa Bárbara. Alfredo convivía desde hacía tres meses con la mujer, a la que prestaba servicios domésticos y cuidados. Sagrario padecía episodios de ansiedad y tenía miedo a quedarse sola por las noches en su piso, el 4º Derecha.

«Conocíamos a Alfredo desde hace una década porque su madrastra era hermana de mi madre, y por eso mi madre lo llamaba sobrino», explicó en su día a ABC Luis, el único hijo de Sagrario. «Ella hablaba maravillas de él, era un hombre ejemplar. Él la cuidaba y ella le compraba todo lo que a él se le antojaba», recordaba Luis, quien hablaba a diario con su madre por teléfono. Intentó comunicar con ella el jueves y la mañana del viernes, pero nadie contestó en el teléfono fijo de la casa de Sagrario, ni en los móviles de ella ni del homicida.

Alcohol y películas porno

Alfredo mantuvo el cadáver de Sagrario en el dormitorio durante tres días, hasta que fue detenido por la Policía Nacional después de que Luis descubriese a su madre en avanzado estado de descomposición, vestida con un camión, sentada en el suelo y con la cabeza recostada en el colchón de su cama. Eran las 13.15 horas del viernes.

En ese tiempo, el hombre aparentó una vida normal en el piso ante sus vecinos, que incluso lo vieron paseando a «Paloma», la perrita de Sagrario. También mintió al hijo de la mujer cuando Luis telefoneó a casa de su madre para preguntar por ella. «Tu madre está durmiendo la siesta», contestó el asesino. Sin embargo, no se percató de retirar la ropa que Sagrario había tendido en el balcón de su vivienda antes de ser asesinada, lo que llamó mucho la atención de sus vecinos.

Una vez arrestado, Alfredo solo confesó a la Policía Nacional que había matado a Sagrario, pero negó que la violara. En el juicio, en cambio, reconoció que la noche del 11 de junio de 2013 se fue al dormitorio de la mujer, la encontró en la cama y la violó. En su descargo, dijo que había ingerido bebidas alcohólicas y había estado viendo películas de contenido pornográfico antes de cometer el crimen. En la vista oral también declaró que mató a Sagrario por asfixia, apretando primero su cuello con las manos y luego con la ayuda de un cable de la lámpara de la mesilla de noche.

Alfredo amenazó con suicidarse tras ser detenido por la Policía. Luego fue condenado a diez años de prisión por el homicidio y a cuatro más por la agresión sexual.

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