Curri Valenzuela

Cómo van a pactar si no se hablan

Curri Valenzuela
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La foto de Mariano Rajoy y Albert Rivera separados solo por medio metro en la fiesta del 2 de mayo de la sede de la Comunidad de Madrid expresa más que mil palabras la distancia real que existe entre los dos dirigentes políticos que, se supone, tienen que conformar el Gobierno de coalición tras las nuevas elecciones convocadas hoy por el Rey.

Rivera y Rajoy conocían la presencia del otro en el mismo acto, pero se evitaron cuidadosamente. Los dos hicieron declaraciones casi idénticas para pedir a Pedro Sánchez que acabe con los vetos, en concreto el que sigue teniendo declarado al PP para permitirle que forme gobierno si ese partido continúa en cabeza para ganar el 26-J. Ambos saludaron cariñosamente a Cristina Cifuentes, la presidenta madrileña que gobierna gracias al apoyo de Ciudadanos.

Pero ni por esas: los dos líderes políticos nacionales son incapaces a día de hoy de darse un apretón de manos.

Rajoy, que había conectado bien con Rivera en las dos ocasiones en las que se entrevistó con él en La Moncloa, antes e inmediatamente después de las elecciones de diciembre, no ha perdonado al de Ciudadanos que firmara el acuerdo de investidura del candidato socialista. Los colaboradores del presidente en funciones creen que, sin embargo, lo que más molesta a este son las frecuentes alusiones de Rivera sobre la necesidad de regenerar al PP como condición previa para un pacto de Gobierno y en particular la exigencia de que su líder se eche a un lado si quiere permitir una alianza entre las dos formaciones políticas tras la repetición de las elecciones.

Aunque el presidente de C’s no pide ya expresamente la cabeza de Rajoy como en la anterior campaña, dirigentes de su partido dan por hecho que exigirían que fuera otro el personaje propuesto por el PP para encabezar un Gobierno del que formara parte la formación de Rivera. Los populares lo saben; de ahí su irritación con quienes serían socios necesarios si quieren mantener el poder.

Descartada totalmente la gran coalición con el PSOE, a la que no solo se opone Pedro Sánchez, sino incluso la presidenta andaluza Susana Díaz, que volvió a manifestarlo ayer, a Rajoy no le queda más remedio que hacer como que no escucha las críticas de C’s a su persona y, si vuelve a encontrarse con Rivera, acercarse a saludarle.

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