EFE
País vasco

La caída en desgracia de Errekondo y el auge de Cuadra

El portavoz oficial de Amaiur ha sido relegado progresivamente para satisfacer a los sectores más duros de la «izquierda abertzale», que reclaman «más pisar el barro y menos la moqueta»

Madrid Actualizado: Guardar
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Ni tan siquiera colocarse un espadadrapo en la boca cuando denunció desde la tribuna del Congreso de los Diputados la «ley mordaza» le ha servido. Mikel Errekondo fue criticado desde principios de esta legislatura y lo sigue siendo por los sectores más duros de la «izquierda abertzale» que le consideran «un recién llegado de fácil acomodo en las instituciones burguesas» y «nada combativo» en sus intervenciones parlamentarias.

Incluso le reprocharon la cordialidad que mantuvo durante su encuentro con el Rey Juan Carlos en la ronda que el Monarca mantuvo con los partidos políticos previa a la investidura del presidente del Gobierno. Ha sido criticado, también, porque, pese a defender lo indefendible y a negarse a condenar nítidamente a ETA, mantiene una actitud civilizada con el resto de los diputados de otras formaciones, según reconocen incluso desde el PP.

Algo que no entienden aquellos nostálgicos de una ETA activa, que permanecen en la «trinchera» de la «borroka»

Temor ante el 20-D

Las críticas de esos sectores ultra ortodoxos de la «izquierda abertzale» se extienden en general a Bildu y Amaiur, formaciones a las que reprochan su obsesión por figurar en las instituciones. «Menos moqueta y más pisar el barro de las calles», es uno de sus mensajes. Pero se han cebado especialmente en Mikel Errekondo. De los reproches tampoco se han librado los dirigentes de Sortu que de cara al 20-D temen que estos núcleos duros, que amenazan con la abstención, les puedan erosionar electoralmente. No son corrientes que tengan, al menos de momento, excesiva influencia. Pero restarles votos, por escasos que sean, en un contexto en el que necesitan de la «acumulación de fuerzas soberanistas», para emprender unilateralmente un proceso secesionista, al estilo catalán, les puede hacer daño, aseguran medios conocedoras de la situación. Sobre todo si la irrupción de Podemos les arrebata también votos por el frente más antisistema.

El caso es que los dirigentes de Sortu decidieron relegar a Mikel Errekondo, progresivamente, sin ruido, y dar todo el protagonismo en los últimos meses a Sabino Cuadra. Su actitud, en la tribuna del Congreso, de romper la Constitución, vistiendo una camiseta con la estelada independentista, fue una provocación y mereció el reproche de la Cámara. Pero él lo hizo, fundamentalmente, para consumo interno. Fue un «guiño» a los ultranacionalistas vascos.

Errekondo es la segunda víctima, hasta ahora, de una cadena de depuraciones. La primera fue Laura Mintegi, la portavoz de Bildu en el Parlamento vasco, que fue forzada a abandonar porque no seguía a rajatabla el guión que le trazaban los dirigentes de Sortu.

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