El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo - AFP

Críticas y elogios a Margallo dentro del Gobierno por el debate con Junqueras

En Moncloa se considera un error que el ministro de Exteriores haya aceptado el reto del candidato de ERC

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«En el Gobierno nos llevamos bien y hay buen ambiente», comentó un miembro del Ejecutivo esta semana, en un intento de quitar hierro a lo que resulta cada vez más evidente, que la tensión se mastica entre algunos compañeros de mesa del Consejo de Ministros, y que el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, ha vuelto a ser motivo en los últimos días de discrepancias internas no precisamente menores, ahora por aceptar un debate con el independentista de ERC Oriol Junqueras.

La última polémica empezó cuando Margallo reiteró que una Cataluña independiente se quedaría fuera de la UE, algo corroborado por todos los dirigentes mundiales. Pero Junqueras no acaba de creérselo, y retó al ministro de Exteriores a un debate en televisión, que éste aceptó rápidamente.

A partir de ahí, el Gobierno está dividido. ¿Ha hecho bien Margallo? Existen todo tipo de opiniones, casi tantas como miembros en el Gobierno, pero detrás de ellas se vislumbra esa tensión interna más o menos soterrada, con un distanciamiento evidente entre la vicepresidenta y el ministro de Exteriores, que presume de tener línea directa con Mariano Rajoy. Es decir, sin pasar por quien es la coordinadora política del Ejecutivo.

En Moncloa, se considera un «error» que Margallo, todo un ministro de Exteriores, aceptara el reto de un diputado autonómico independentista, y pasara por encima de estrategias de partido y de Gobierno, con una decisión que se califica de personal. Eso de «Margallo va por libre» empieza a ser una frase repetida entre los monclovitas. Ya la semana pasada, cuando propuso por su cuenta y riesgo toda una reforma de la Constitución, la vicepresidenta subrayó que se trataba exclusivamente de una postura personal.

Margallo también tiene sus quejas. La última, que la vicepresidenta haya convocado dos comisiones interministeriales sobre refugiados cuando él, parte fundamental de esa comisión, no se encontraba en España, la primera de las veces, y en Madrid, la segunda.

El titular de Exteriores tiene sus defensores. Uno de ellos es el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, quien recordó ayer que Margallo habló con Albiol sobre su debate con Junqueras, y al candidato del PP le pareció estupendo. Por tanto, a él también le parece bien, porque cuenta con el apoyo del PP catalán y porque todo lo que sea desenmascarar al independentismo es positivo. Además, Fernández Díaz no tiene ninguna duda de que Margallo ganará por KO técnico, y eso también será positivo.

Otro miembro del Gobierno se mueve más en la equidistancia. Cree que Margallo tiene un «punto de inteligencia» y un relato sobre lo que está ocurriendo en Cataluña que supone un valor añadido para el Gobierno y el PP, y debe aprovecharse. Pero reconoce que aceptar el debate con Junqueras supone afear la política de comunicación que se ha tenido hasta ahora, porque admite que no se han sabido explicar bien las cosas.

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