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El empuje de Ciudadanos arrolló a UPyD en toda España

Los resultados de la formación de Albert Rivera avalan a quienes vieron en la coalición la única salvación de UPyD

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El 24 de mayo de 2015, UPyD perdió una carrera contra sí mismo -se dejó la mitad de los votos de 2011 a pesar de haber presentado un 42% más de listas- y un pulso contra Ciudadanos. ¿Qué hubiera sido de producirse una alianza entre ambos? Nunca se sabrá, pero el detalle de los resultados de las municipales revela un naufragio de la formación de Rosa Díaz bajo la embestida del partido de Albert Rivera sin paliativos.

Como muestra del desastre, valga destacar que en 8 de las 14 localidades donde las siglas magentas han obtenido concejales dentro de la Comunidad de Madrid -territorio de sus mejores registros hace cuatro años- simplemente no había candidatura de Ciudadanos a la que votar.

En el conjunto del mapa, las cifras son tan evidentes que no requieren mayores análisis: UPyD consiguió hace tres semanas 232.917 sufragios (1,04%) y 129 ediles en total, solo dos en capitales de provincia, y todos en poblaciones de menos de 100.000 habitantes. Es más, 51 pertenecen a Corporaciones con menos de 10.000 vecinos y otros 51 a consistorios con menos de mil censados. UPyD se ha ido de vacío, sin un solo representante municipales, en diez autonomías. En contraste, el recién llegado, Ciudadanos, ha cosechado 1.467.663 papeletas (6,5%) y 1.527 escaños en los ayuntamientos, algunos claves, amén de diputados que darán y quitarán gobiernos regionales.

Desde su fundación en 2006, Unión Progreso y Democracia ha descrito un ascenso discreto, pero prometedor, en los sucesivos comicios que se han ido celebrando hasta topar con las andaluzas de marzo, punto de inflexión en su camino que fue preludio de la derrota del mes pasado. Convertido en un «partido viejo» por contraste con las pujantes nuevas formaciones, los magentas amenazan ahora con descomponerse víctimas del fracaso, a su vez producto directo de un manejo de la organización próximo al de una secta y de su su falaz flirteo con Ciudadanos. Lastrada por la huida de militantes, en círculos políticos se ironiza sobre si quedará algo de UPyD para celebrar su propio congreso, el de la marcha de Rosa Díez, el 11 de julio.

Lo que empezó a romper UPyD fue precisamente el debate sobre el acercamiento o no a Ciudadanos, abierto por el entonces eurodiputado Francisco Sosa, luego depurado y tachado de traidor. Pero el escrutinio de los pasados comicios ha terminado dándole la razón a él y a los que le siguieron, convencidos todos de que la alianza con las siglas naranjas era la única tabla de salvación posible.

La comparativa entre lo que han sacado uno y otro puede abordarse desde el escenario más desfavorable para UPyD, caso de Barcelona, donde nunca tuvo gran predicamento y es además la cuna de Ciudadanos, que allí ha conseguido 90 veces más votos que los magentas. Pero desde la óptica más amable para la formación de Rosa Díez, la conclusión tampoco mejora: en la que, de alguna manera, era su gran reserva, la Comunidad de Madrid, ha pasado de tener 64 concejales a 17. Los de Albert Rivera se han apuntado 137.

En el otro territorio que se les daba bien, Castilla y León, han aumentado de 39 a 75 ediles, -el 58% de la cosecha total municipal de UPyD-, pero el 90 por ciento de ellos pertenecen a poblaciones diminutas de menos de 1.000 habitantes. En su estreno en esa región, C´s se ha alzado con 478 sitios en ayuntamientos, entre ellos cuatro en la ciudad de Burgos, donde por contraste, UPyD ha perdido sus tres escaños locales. También se suman a los éxitos de Ciudadanos cinco concejales en Ávila, la capital que en 2011 dio la mayor alegría al partido de Rosa Díez al brindarle el 14,2% de los votos y cuatro escaños. Esta legislatura sólo tendrán uno.

Se mire el mapa por donde se mire, allí donde sus listas han coincidido, UPyD ha perdido con un escandaloso diferencial a la baja con respecto a C´s: en Talavera de la Reina (Toledo), por cada voto magenta, la formación de Rivera ha obtenido 7; en Pamplona, la proporción es de 1 a 6, en Paracuellos (Madrid) de 1 a 10; en Játiva (Valencia), de 1 a 27, en Santa Cruz de Tenerife de 1 a 8, la misma, por ejemplo, que en Ponferrada (León). En La Fortuna (Murcia) el ratio se aumenta hasta 55.

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