Pablo Iglesias, en su balance electoral
Pablo Iglesias, en su balance electoral - reuters

Podemos se queda sin «asalto», pero se arroga el éxito de Colau y Carmena

El reto de ser segunda fuerza le vino grande, aunque será decisivo en algunas regiones

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«El cambio comienza en Madrid», pregonaba Podemos en campaña. Y los ciudadanos le dieron la razón en la capital, dejando a Manuela Carmena, líder de la candidatura de unidad popular en la que se incluye el partido de Pablo Iglesias, rozando con los dedos la alcaldía. Carmena peleó hasta el final por arrancar al Partido Popular de Esperanza Aguirre la capital, y aunque no logró ser la lista más votada –con 20 ediles y un 31,93 por ciento de los votos, al 98% escrutado) frente a los 21 (34,41% de los votos) que lograron los populares–, su posición como indiscutible segunda fuerza la convirtió en decisiva.

A Carmena le sirven los 9 escaños del PSOE para cumplir su promesa de «echar al PP» del ayuntamiento, al que no le basta con los 7 que logró Ciudadanos.

Sí hubo victoria en Barcelona, donde la activista antidesahucios Ada Colau y su Barcelona en Comúdesbancaron a CiU de la alcaldía, con un 25,21 por ciento de los votos y 11 concejales en el consistorio, frente a los 10 asientos (22,72 por ciento de los votos) de la coalición soberanista. Aunque por la mínima, la victoria de Colau en la Ciudad Condal es la única que Podemos pudo arrogarse en los comicios municipales.

Los dos mayores éxitos de Podemos no fueron para su marca. «Es muy difícil valorar los resultados municipales», repetían miembros del partido a medida que avanzaba la barra de escrutinio. El partido no se presentaba con sus siglas a los comicios locales, y es en ellos donde las candidaturas de unidad popular de las que formaba parte o que ha secundado tuvieron los mejores resultados. En Cádiz, tierra natal de la secretaria general andaluza, Teresa Rodríguez, se repitió el mismo esquema que en Madrid. «Cádiz Sí Se Puede» (8 concejales) no logró imponerse al PP de Teófila Martínez (10 concejales), alcaldesa desde 1995, aunque sí alejarla de revalidar por sexta vez consecutiva una mayoría absoluta.

A Podemos, el reto de erigirse como segunda fuerza autonómica le vino grande, y el bipartidismo resistió, aunque sufriendo, en los dos primeros puestos del apoyo ciudadano. Sí venció a su otro gran rival político, el emergente Ciudadanos de Albert Rivera, a quien el último CIS lo aproximaba en apoyos y amenazaba su hegemonía del «cambio». Podemos será decisivo en la formación de gobiernos en varias regiones. En la Comunidad de Madrid, el partido esperaba que el éxito que auguraba para Manuela Carmena en la alcaldía, arrastrara a su candidato regional, José Manuel López, incitando a los votantes a meter las dos papeletas hermanadas en los dos sobres.

López buscaba ser segunda fuerza en la región, y se tuvo que conformar con el tercer lugar, con 27 escaños y un 18,59 por ciento de los votos (con el 99,9% escrutado), viendo pasar al socialista Ángel Gabilondo por delante, con 38 escaños. Con un candidato desconocido, el partido se volcó en campaña, en la que el líder nacional hizo triplete electoral, y puso gran parte de sus expectativas en arrebatar la región al PP, que gobierna actualmente con mayoría absoluta y es dueño del Parlamento desde 1995.

Además de Madrid, Podemos no logró tumbar el otro bastión popular. En Comunidad Valenciana igualaba en escaños a Ciudadanos (ambos 13 con el 99,35% por ciento del voto escrutado). Podemos vendió la región como cuna de la corrupción, resultado de veinte años de Gobierno del PP en el que se han sucedido los escándalos. El objetivo era hacer calar su mensaje de «echar» a los corruptos y beneficiarse de la desafección ciudadana con el partido al que los valencianos han dado la confianza las últimas dos. El candidato violeta, Antonio Montiel, lejos de arrogarse el objetivo de desbancar al PSPV como segunda fuerza, pelea con Ciudadanos por ser la tercera.

Podemos también aspiraba a conquistar Aragón jugando la baza de uno de sus rostros más populares, Pablo Echenique, hombre fuerte de Podemos y adalid del sector crítico que se enfrentó al propio Iglesias en las primarias del partido. Luisa Fernanda Rudi, baronesa del PP, perdió su mayoría absoluta pero aguantó el envite. De poco le servirá para mantenerse en el poder, pues los 14 escaños logrados por Echenique darían al PSOE, con 18, mayoría suficiente para gobernar. El CIS auguraba al científico del CSIC nueve escaños, con Ciudadanos pisándole los talones, pero Podemos dio la vuelta a la batalla entre los dos emergentes por ser llave del gobierno aragonés. No obstante, el partido esperaba mejores resultados en la región, en la que aspiraba incluso a ser el más votado.

En Asturias, el candidato vinculado al 15-M, Emilio León, tampoco logró ser segunda fuerza (9 escaños), por detrás del PP (11 escaños). En Navarra, donde las encuestas colocaban a Podemos a punto de ser la fuerza más votada según la encuesta del CIS, se tendrá que conformar con ser la cuarta. UPN consiguió quince de los cincuenta escaños del Parlamento, mientras que Geroa Bai y EH Bildu pasaron por delante de Podemos, que entrará en el Parlamento foral con siete diputados.

Antes del escrutinio, el secretario de organización del partido, Sergio Pascual, aseguraba que «los candidatos del cambio han crecido en contacto con la gente». «Y cuando la gente conoce nuestras propuestas nos vota más», aseguró.

Las cabezas visibles de Podemos eran realmente desconocidos, salvo aquellas que, como la de José Manuel López, fueron aupadas en campaña. Tras los resultados, el líder del partido, Pablo Iglesias, aseguró que lo que se había producido era el inicio de «una primavera del cambio», y además, «irreversible». «En noviembre asumimos el desafío de ganar las elecciones al Partido Popular», una cita que no se producirá hasta otoño.

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