María Dolores de Cospedal durante la presentación de su cartel electoral
María Dolores de Cospedal durante la presentación de su cartel electoral - luna revenga

Vuelve la campaña, vuelven los carteles y... el retoque fotográfico

Aunque para los expertos la propaganda gráfica ha perdido importancia, el cartel electoral aún conserva el «carácter de símbolo, de mito»

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

En campaña electoral la belleza no solo está en el interior de los programas electorales. También está en los carteles de los candidatos que tienen que empapelar todos y cada uno de los municipios de España. Así que no sorprende que los partidos se esfuercen en encontrar el perfil más favorecedor y la sonrisa que mejor case con el color de fondo de su formación. Luego, solo falta añadir una pizca de Photoshop. Pero, ¿hasta dónde puede un retoque sobrepasar la línea y convertirse en antinatural? ¿Dónde está el límite?

Para Julio César Herrero, doctor en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en Comunicación y Marketing Político, conviene no confundir «la limpieza fotográfica con un retoque en toda regla».

Esta sirve para igualar el tono de piel o suavizar alguna arruga, y sería «el retoque ideal». Y compara estas ligeras modificaciones con el maquillaje televisivo. «La clave radica en que no exista un distanciamiento notable respecto a la realidad que provoque la sorpresa, el rechazo o que llame demasiado la atención».

«El cartel es un elemento más en el ritual electoral»

En este sentido, Antoni Gutiérrez-Rubí, asesor de comunicación y consultor político, destaca que «hay una demanda en la sociedad y en el electorado de naturalidad y sinceridad y eso pasa por que el Photoshop no altere ni distorsione la realidad creando una nueva». Para Gutiérrez-Rubí, que dirigió la campaña de imagen de Rubalcaba y que asesoró también a Juanma Moreno, es aconsejable no abusar de este recurso en el mundo de la política, «donde hay una demanda creciente de sinceridad. No puedes estar predicando eso políticamente y alterando luego la realidad».

Cospedal, «irreconocible»

A Julio César Herrero, de los carteles que ha visto hasta el momento le ha llamado la atención especialmente el de María Dolores de Cospedal. Para este experto, la imagen es una muestra de la «falta de criterio profesional». Es el ejemplo de lo que él cree que se debe evitar. «Es muy probable que ni ella misma se reconozca, porque está irreconocible», dice en referencia a un cartel en el que la candidata a la Presidencia de Castilla-La Mancha aparece con una sonrisa muy estirada y ninguna imperfección en su rostro.

Respecto a la utilidad de esta herramienta política, destaca que el cartel sirve «para forjar la imagen del político», y señala sus dos funciones: de recuerdo para quienes ya conocen al candidato y ganar presencia para quienes aún no lo hacen. «La imagen del político en el cartel es un elemento más en el ritual electoral (cuando se busca focalizar la atención en una persona y no en un partido) y que contribuye a fijar un mensaje (el eslogan) en ese soporte».

Para Gutiérrez-Rubí, «la publicidad electoral gráfica cada vez tiene menos trascendencia». Así, destaca que son más importantes los debates, el activismo digital o el contacto directo. El cartel sigue teniendo importancia «por ese carácter de símbolo, de mito y de expresión máxima de qué es lo que se quiere transmitir en campaña». Porque en él hay tres elementos importantes: la marca del partido, nombre y fotografía del candidato y su propuesta. «Los tres elementos que articulan la oferta principal».

El simbolismo de la pegada de carteles se pudo comprobar el pasado jueves, cuando los candidatos trasnocharon para cubrir las vallas y espacios habilitados. Aunque en algunos barrios terminen luego decorando maceteros en el mejor de los casos.

Ver los comentarios