Campaña elecciones Andalucía

Una campaña aburrida y de polémicas huecas

La multiplicación de adversarios más allá del clásico PSOE-PP ha diluido la fuerza del combate dialéctico, reducido a una confusión de todos con todos. Ninguna controversia ha mandado

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La campaña electoral ha sido, por encima de todo, un diálogo de sordos, como también los debates televisados, el primero en Canal Sur y el segundo en TVE, plató este último donde pudo apreciarse uno de los pocos signos vivos de que Susana Diaz oye –de ahí su «cada vez que mienta lo voy a interrumpir»-- y de que su interlocutor, Juan Manuel Moreno Bonilla es capaz de levantar la vista del libro de recitar. Aquella vez fue para decirle a la candidata del PSOE que no se pusiera nerviosa y reclamar, de paso, el amparo de la moderadora del programa. También hizo el intento el del PP de inocular en los andaluces una acusación contra su rival, según la cual la ineficiente gestión de Susana Díaz habría llevado a devolver a la UE más de 800 millones destinados a políticas activas de empleo. Las cifras, los presuntos informes de Hacienda y Bruselas y la supuesta dejación de la Junta en materia de paro, sin embargo, no cuajaron.

No ha habido una polémica vertebral en el tedioso camino a este 22-M que haya tenido en vilo a los votantes, quizás por que suficiente controversia ambiente hay ya con la gran corrupción --los EREs y los cursos de formación-- y sus ramificaciones. Por eso, si acaso se puede hablar de disputas de pequeño calado, prefabricadas para la ocasión, como la que se desataba con la publicación de los datos escolares de los hijos de Moreno, aspirante del PP al Palacio de San Telmo, matriculados en un centro concertado. El político llegó a hablar de «guerra sucia» y a denunciar ante la Fiscalía la «filtración» de esa información, que atribuye a la Junta de Andalucía y a la intención de deslegitimar la defensa que venía haciendo de la educación pública.

De algo más de envergadura, por la implicación de otra Comunidad Autónoma, ha sido el rifirrafe abierto a raíz de una polémica serie de vídeos patrocinada por Extemadura bajo el título «Dos sures», que ironiza sobre las diferencias entre esa región y Andalucía. La cinta provocó las iras en las filas de Susana Díaz, que criticó el discurso animado como «un insulto a un pueblo que no se merece que la derecha, cada vez que se acuerda de él, sea para ridiculizarlo o insultarlo». Mientras, el popular José Antonio Monago recomendaba a sus vecinos algo más de sentido del humor.

Quizás algo de eso mismo sea conveniente para interpretar la actitud de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que no lograba irritar la presidenta en funciones de la Junta con comentarios del estilo «menuda campaña que te queda, bonita», como el que le dirigió el dirigió el 10 de marzo una vez entendido que Susana Díaz había perdido el primer debate frente a Moreno Bonilla. Tras la segunda ronda, la que emitió TVE, la número dos de Mariano Rajoy volvía a la carga y disparaba con condescendencia: «No me digan que no se lo dije, señora Díaz. Tuvo una semana para prepararlo». Para la respuesta, la dirigente del PSOE echaba mano de su gran recurso de campaña, esto es, envolverse en la bandera andaluza cuan Pujol haciendo lo propio con lo de Cataluña para acabar encarnándose en su tierra. «Cuanto más me atacan es porque tienen miedo a que hablen los andaluces en las urnas. (…) A Sáenz de Santamaría le voy a responder en las urnas el 22-M».

Ni a polémica llegó la falsa noticia lanzada por el partido de derecha radical Vox mediante un vídeo en el que se recreaba el hipotético anuncio de la expropiación de la mezquita-catedral de Córdoba y su entrega al culto musulmán, todo ello obra de un imaginario gobierno formado por PSOE y Podemos. Tampoco tuvo mayor éxito la presidenta en funciones en su tímida voluntad de sacar partido a su embarazo cuando se dio por ofendida en su condición de mujer después de que el PP insinuara que podría faltar a un debate alegando que se encontraba enferma. «Basta ya de machismos y no reconocer la igualdad de oportunidades», clamó en un mitin en Almería, que tampoco dio para mayor duelo.

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