Rosa Díez, líder de UPyD, en el Congreso de los Diputados
Rosa Díez, líder de UPyD, en el Congreso de los Diputados - Jaime García

El «autoritarismo» de Rosa Díez, causa común de las espantadas en UPyD

Salidas en Galicia, País Vasco, Castilla y León y Cantabria en el último año

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El caso de Francisco Sosa Wagner es muy mediático, como lo fue también el abandono de Mikel Buesa. Pero son solo los dos más mediáticos de un largo listado de espantadas en UPyD. En permanente goteo de dimisiones que ha acompañado a este partido desde su fundación siempre ha habido un mismo mar de fondo: la actitud autoritaria de Rosa Díez.

El origen del escándalo de Sosa Wagner está en un artículo de prensa en el que el profesor universitario sugería el pacto con Ciudadanos y lamentaba las prácticas autoritarias existentes en el seno de UPyD. Solo un mes después, ha abandonado el acta de eurodiputado. Por su parte, Buesa abandonó en Julio de 2009, según dijo, por el «control férreo y autoritario» que un «grupo de personas» pretende imponer en el seno de la formación «anulando el debate político interno y la capacidad de los militantes de ser partícipes» en la política de UPyD.

Esos mismos argumentos, y algunos más duros dirigidos a la presidenta de UPyD, forman parte de las motivaciones de las desbandadas generales que se produjeron en el País Vasco, Cantabria, Castilla y León y Galicia. El que fuera candidato de UPyD a la Xunta de Galicia, José Canedo,dijo en su momento a ABC que el motivo de su abandono era la absoluta pasividad de la dirección nacional del partido y envió un dardo a Rosa Díez: «Ni me llamó, aunque sabía perfectamente que me iba».

Desbandada general

Si hubo salida de antiguos dirigentes de UPyD de Galicia, más notoria fue la espantada en el País Vasco, especialmente en Guipúzcoa, donde salieron 15 personas, y en Vitoria. «Fue una desbandada general», explicaron en su momento a ABC Jonathan Calvo y Nicolás de Miguel. Ambos tuvieron responsabilidades en UPyD y ambos decidieron abandonar ante el escaso interés de la dirección del partido a nivel nacional por la política municipal y regional. «No se puede predicar lo que luego no se practica en casa», explicaba entonces a ABC De Miguel, antiguo coordinador de UPyD en el País Vasco y actual portavoz de Ciudadanos en la comunidad. «Entono el mea culpa, porque he sido un ingenuo», aseguró antes de relatar que UPyD en el País Vasco está «absolutamente desestructurado» y de lamentar «el excesivo personalismo» de Rosa Díez «y su guardia pretoriana».

Un «cortijo privado»

Diego Salas formaba parte del consejo local de UPyD en Santander, «que estaba formado por diez miembros, de los que nos fuimos nueve». «De 81 afiliados, nos hemos marchado 40 y unos 35 se han afiliado a Ciudadanos», relataba a este periódico el hoy secretario de Organización de Ciudadanos en Cantabria. «Una cosa está muy clara, y es que todas las bases de UPyD consideran que deberían haberse fusionado con Ciudadanos, pero a la cúpula no le interesaba. Ni a Rosa Díez ni a Carlos Martínez Gorriarán. Una vez que estás dentro ves que es más de lo mismo: un cortijo privado para Rosa Díez y sus amiguitos», afirmó a ABC el pasado mes de abril.

Casualidad o no, los dos puntos clave argumentados por Sosa Wágner están en el listado de quejas internas hacia la gestión de Rosa Díez: autoritarismo y escaso interés por explorar la unión con Ciudadanos.

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