El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante los actos de celebración del Día de la Fiesta Nacional
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, durante los actos de celebración del Día de la Fiesta Nacional - efe

Rajoy: «No sé muy bien quién manda en Cataluña»

El presidente del Gobierno mantiene su oferta de diálogo a Mas si sirve para acercar posiciones dentro de la ley

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El virus del ébola quitó protagonismo ayer al desafío independentista catalán en la recepción oficial de la Fiesta Nacional, aunque Mariano Rajoy no se olvida de este problema. «No me olvido de nada», respondió tajante el presidente del Gobierno cuando se le preguntó en un corrillo informal con periodistas si con la crisis del ébola había aparcado el asunto catalán. Rajoy lo tiene presente, pero lo cierto es que en la mayoría de las conversaciones informales que se produjeron en el Palacio Real el tema predominante era el contagio del virus en España y la gran preocupación que existe por la tensión social que se respira en todas partes. En las conversaciones se saltaba sin transición del ébola al caso de las llamadas «tarjetas de la vergüenza» de exdirectivos de Caja Madrid, y con una mezcla de todo la conclusión a la que llegaban muchos de forma resumida era que la gente está «harta».

El presidente Rajoy habló en estos corrillos del ébola con la misma tranquilidad que quiere transmitir, y puso empeño en destacar el caso de contagio que se acababa de conocer en Estados Unidos. Pero también comentó la situación política en Cataluña, que en los últimos días ha pasado a un segundo plano en plena vorágine por la crisis sanitaria. Sobre otros asuntos, Rajoy optó por el silencio, por ejemplo cuando se le preguntó por los candidatos electorales en Madrid. Mucho más cómodo se encontró al recordar con satisfacción que hoy hace un año que dejó de fumar.

Respecto al desafío independentista catalán, Rajoy sigue confiando en el diálogo. «Diálogo y ley», como defendió desde el primer momento, cuando Artur Mas anunció por su cuenta, de forma unilateral, que convocaría un referéndum con dos preguntas sobre la independencia de Cataluña.

Contactos habituales

Un diálogo que Rajoy quiere con el objetivo de acercar posiciones y aumentar la integración de Cataluña, pero siempre dentro de la ley. Si es para hablar de la consulta del 9 de noviembre, no hay nada que negociar. El presidente del Gobierno se reunió con Artur Mas el pasado 30 de julio en el Palacio de la Moncloa, y desde entonces no ha vuelto a tener una conversación con el presidente de la Generalitat. Los contactos sí que se han mantenido en otros niveles del Gobierno, entre la vicepresidenta Sáenz de Santamaría y la autonómica, y entre distintos ministerios y consejerías. Rajoy confirmó que esos contactos entre administraciones se siguen produciendo.

Rajoy está dispuesto a sentarse a hablar, siempre que sea para un objetivo que no exceda la Constitución. El problema es que, dada la deriva del independentismo catalán y las discrepancias que han surgido en los últimos días entre sus defensores ante la suspensión de la consulta por parte del Tribunal Constitucional, el presidente del Gobierno no tiene claro quién es el que toma las decisiones. «No sé muy bien quién manda ahí», comentó de forma coloquial en una de las conversaciones con periodistas.

El jefe del Ejecutivo recuerda que su posición no ha cambiado desde que el 12 de diciembre de 2013, tras anunciarse la convocatoria de la consulta, él garantizó que no se iba a celebrar porque era inconstitucional. «Han impuesto la pregunta y la respuesta», comentó sobre el modo de actuar de Mas y de sus socios.

En el Gobierno se mantiene la convicción de que Artur Mas cumplirá la ley y no se celebrará finalmente el referéndum independentista del 9 de noviembre. Por eso desde Moncloa se deja una puerta abierta de par en par para que pueda haber una vía de diálogo sobre diversos asuntos que afecten a Cataluña, en los límites previstos por el ordenamiento jurídico.

Puente «financiero»

Así, el ministro de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, explicaba en otra de las conversaciones informales que uno de los «puentes» que se mantengan con la Generalitat de Cataluña tiene que ser el «financiero», y no desaprovechaba la oportunidad para recordar que esa Comunidad Autónoma va a recibir otros 1.700 millones de euros de las arcas del Estado.

La presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz, del PSOE, señaló en otro corrillo que si el desafío independentista se transforma en unas «elecciones plebiscitarias» entonces «sí que vamos a tener un problema», y confesó que no sabía si el Estado está «preparado» para ello. El ministro de Justicia, Rafael Catalá, explicó ayer en ABC que las llamadas elecciones «plebiscitarias» solo tendrían cabida como comicios autonómicos, según lo previsto en el Estatuto y la ley vigente.

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