El candidato de Unió a la Generalitat, Ramon Espadaler, ha llamado hoy a formar un gobierno de concentración con los partidos que quieran cambiar la relación entre Cataluña y España, pero que no sean independentistas,para elaborar una «propuesta catalana» y presionar al Estado para que la acepte.

«Hay varias formaciones convencidas de que las cosas no pueden seguir así», ha sostenido durante una conferencia en el Primera Plana, organizada por El Periódico de Catalunya. El democristiano ha hecho una apelación directa al PSC y ha confiado en que algunas partes de Ciudadanos, Catalunya Sí que Es Pot e incluso Junts pel Sí se pueden sentir cómodos con esta idea.

Espadaler ha destacado la similitud entre la propuesta de reforma constitucional de los socialistas y su iniciativa de incluir una disposición adicional a la Constitución Española para singularizar aspectos como la financiación.

Sin embargo, ha defendido la prevalencia de su opción porque ha avisado de que la reforma del título octavo de la carta magna representa «un camino tortuoso de resultado incierto» que puede ser contraproducente para los intereses de los catalanes.

«Quizá todos tengamos que hacer pequeñas renuncias y un pequeño paso atrás respecto lo que llevamos al programa», ha admitido el candidato, que se ha prestado a servir de «puente» para lograr un consenso.

«Tenemos mucho trabajo de puertas adentro», ha dicho Espadaler, que ha precisado que la búsqueda de esta «propuesta catalana» tiene que ser incompatible con una legislatura estable y completa. En este sentido, ha abogado por acordar «un programa de Gobierno de mínimos» que permita que la incipiente recuperación económica "llegue a los hogares".

Ha contrapuesto esta voluntad al plan de las fuerzas independentistas, que ha criticado que abocan a Cataluña a un período de transición «de 18 meses con un poco de suerte» durante el cual no se gobernará el país.

Así, ha sugerido que la candidatura que encabeza Raül Romeva se tendría que llamar «Junts només pel sí» y ha insistido en que existe la posibilidad de que ERC y la CUP dejen de lado al presidenciable, Artur Mas, para pactar con otras fuerzas de izquierda.