El juego de Go
El juego de Go - Nature/YouTube

INTELIGENCIA ARTIFICIALUn ordenador de Google vence al hombre en un complicado juego de estrategia

Un programa informático derrota por primera vez a un campeón del juego chino Go, un avance de la inteligencia artificial que no se esperaba en una década

MADRID Actualizado: Guardar
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Portada de la revista «Nature»
Portada de la revista «Nature» - Nature

Al genial Marvin Minsky, padre de la Inteligencia Artificial, fallecido hace pocos días, le habría encantado leer esta noticia en los periódicos. Un programa informático desarrollado por la compañía británica Google DeepMind ha conseguido vencer, por primera vez, a un campeón profesional de un milenario juego de origen oriental llamado Go, una prueba de estrategia en la que los jugadores deben conquistar el mayor territorio posible posicionando unas piedras blancas y negras sobre un tablero. El desafío parece sencillo, pero esconde una gran complejidad -los aficionados al Go dicen que es más sofisticado que el ajedrez-, especialmente para una máquina, debido al gran espacio de búsqueda y a la dificultad de evaluar las posiciones y movimientos. El hallazgo, que aparece publicado en la revista científica «Nature», no se esperaba conseguir en una década.

En el Go, dos jugadores colocan alternativamente piezas en blanco y negro sobre una cuadrícula (19x19 o 13x13 intersecciones) con el objetivo de rodear al enemigo y ocupar más territorio que el oponente al final de la partida. Las reglas son sencillas, pero las posibilidades de juego múltiples, ya que dependen de la creatividad, la inteligencia, la experiencia y el estilo del jugador. Hasta ahora, los más exitosos programas de ordenador desarrollados para este juego llegaban a un nivel de aficionado y no eran capaces de derrotar a un jugador profesional humano.

Pero el software AlphaGo, desarrollado por el equipo de David Silver, Aja Huang y Demis Hassabis, ha dado un importante paso adelante. El programa utiliza distintas redes para evaluar las posiciones en el tablero y seleccionar movimientos. Se trata de lo que llaman redes neuronales artificiales, que imitan a las biológicas y se prepararon combinando el aprendizaje supervisado por jugadores expertos con el aprendizaje que se consigue cuando la máquina juega contra sí misma.

AlphaGo logró una tasa de victorias del 99,8% frente a otros programas Go y derrotó al campeón de Europa, el chino Fan Hui, en un torneo por 5 juegos a 0. Esta es la primera vez que una computadora ha ganado sin ventaja a un jugador profesional en esta especialidad, una hazaña que no se esperaba en una década.

El próximo reto de este programa informático se producirá en marzo en Seúl, donde se enfrentará al coreano Lee Sedol, reconocido como el mejor jugador de Go de la última década en todo el mundo. «Sé que AlphaGo es fuerte y se está haciendo más fuerte, pero estoy convencido de que puedo ganar», afirma Sedol con ánimo competitivo.

¿Quién es el humano?

La Asociación Británica de Go, cuyo tesorero arbitró el partido entre la máquina y Hui, ha querido reconocer el desarrollo de «esta impresionante pieza de software». Su presidente, Jon Diamond, se ha mostrado «muy impresionado» por la capacidad de AlphaGo, hasta el punto de que no tenía claro en qué lado estaba la computadora y en cuál el humano. «Tras el partido de ajedrez entre Gary Kasparov y Deep Blue de IBM en 1996, la meta de algunos investigadores de Inteligencia Artificial de vencer a los mejores jugadores humanos de Go ha sido un desafío excepcional, tal vez el más difícil en el mundo de los juegos», apunta. «El factor de ramificación más alto en comparación con el ajedrez y el mayor número de movimientos lleva la programación de Go a un orden de magnitud más difícil», añade.

Diamond espera que el nuevo software influya en el Go de igual forma que DeepBlue cambió la manera en que los jugadores estudian y se enfrentan al ajedrez, pero sus consecuencias van más allá. El avance puede influir en el desarrollo de otros ámbitos de la Inteligencia Artificial, como por ejemplo el reconocimiento facial, de una manera que hasta ahora se creía imposible.

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