Griezmann celebra uno de sus goles al Rayo
Griezmann celebra uno de sus goles al Rayo - REUTERS
LIGA BBVA / JORNADA 20

El Atlético no perdona los errores del Rayo

Partido serio de los rojiblancos ante un rival aseado arriba, pero desastroso en defensa. Griezmann, con doblete, fue de nuevo el mejor

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El Atlético se embolsó tres puntos en mitad del fregado copero ante el Barcelona. No se lo puso fácil el Rayo, visitante temible, que pagó –como casi siempre– su mala cabeza en defensa. Tras una primera mitad bastante potable, los vallecanos se fueron diluyendo ante la seriedad rojiblanca y la inspiración de Griezmann, que volvió a ganarse la soldada.

[Así hemos contado el partido]

A Paco Jémez, un tipo que se mueve entre la valentía y la temeridad, nadie puede discutirle la coherencia. El Rayo juega siempre con el mismo desparpajo –incluso le da una vuelta a la tuerca si enfrente tiene un equipo con pedigrí, mejor morir de pie que de rodillas–. Fuera de casa ha sacado tantos puntos como el propio Atlético esta temporada, lo que le ha permitido acabar la primera vuelta con un botín tranquilizador.

Ayer en el Calderón no iba a ser menos: a pesar de sus numerosas bajas, asumió la iniciativa desde el principio, sabedor de que sus prestaciones mejoran según va ganando metros. Tocando aquí y allá. Otra cosa es la retaguardia. Si Jémez es coherente, Simeone también, y ha enseñado a los suyos a hacer sangre con las debilidades del contrario.

El Atlético apretó arriba en busca de un pecador: Morcillo casi la lía al empezar el choque, pero fue Zé Castro el que perdió las llaves arriesgando un pase cuando no había necesidad. Griezmann interceptó el balón y se metió hasta la cocina. Es el séptimo gol que recibe el Rayo en Liga tras perder el balón en su campo, algo que no sorprende dado que hasta Toño se permite regatear a los delanteros para buscar una salida.

Entre el primer y el segundo tanto hubo una oportunidad de Manucho tras una buena jugada del Rayo por banda derecha: Aquino alcanzó la línea de fondo y su centro al primer palo fue rematado de cabeza por el delantero angoleño, que le ganó la tostada a los centrales. El Rayo enseñaba los dientes, avisaba de que no se había ido del partido.

Pero un balón largo peinado por Mandzukic dejó nuevamente a Griezmann en disposición de desbocarse, entre otras cosas porque los vallecanos fallaron en su intento de dejarlo en fuera de juego, y como el francés está encendido no falló en el mano a mano con Toño. Es la cuarta vez que marca dos o más goles con la camiseta rojiblanca, y es lo más parecido que tiene Simeone al emigrado Diego Costa para cerrar este tipo de jugadas.

El partido se durmió unos minutos, pero lo reavivó el Rayo con un gol que desnudó al trío de mediocentros –Tiago, Mario y Gabi– que alineó Simeone. Kakuta, clarividente hasta que se le acabaron las pilas, avanzó por la izquierda y cedió hacia el balcón del área, donde estaba Trashorras tan pancho, con espacio y tiempo para pensar. Su disparo sutil y colocado superó a Moyá. La acción fastidió a los rojiblancos, que no estuvieron tan cómodos y se vieron empujados hacia atrás. Y así, tragando saliva, alcanzaron el descanso.

Mejoría rojiblanca

Resucitó el Atlético su plan inicial, abrumando en campo contrario y acreditando sus mejores momentos. Amagó Griezmann con un pase, pero acabó disparando a puerta exigiendo la estirada de Toño. En un saque de esquina lanzado por el francés, Giménez y Manucho corrieron a por el balón, que acabó rebotando en el muslo del angoleño y entrando en su propia portería.

El Rayo ya no tuvo un segundo aire para revertir la situación. De hecho, según avanzaba la segunda parte fue perdiendo sus virtudes al tiempo que el Atlético reafirmaba las suyas. Solo el ejemplar Trashorras puso algo de picante al ataque de los suyos con un pase en profundidad a Bueno, que remató más al aire que al balón.

El tramo final quedó para algunas pinceladas: salió Torres por Mandzukic (no mejoró uno el discreto partido del otro), Raúl García por el nuevamente ovacionado Arda Turan, Gabi recolectó una amarilla que le impedirá estar en Ipurúa, pero no en el derbi frente al Real Madrid que ya asoma en el horizonte... y Griezmann estrelló la pelota en el poste tras un sprint vertiginoso.

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