Almadrabas

El atún, oro rojo milenario

Desde los fenicios hasta la actualidad, el arte de la pesca de almadraba ha evolucionado manteniéndose en su esencia

Vista de Cádiz, con representación en primer término de una almadraba, en la Obra 'Civitates Orbis Terrarum (1564-1578)', de Joris Hoefnagel. Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA)
Verónica Sánchez

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Tres mil años. Ese es el tiempo que lleva realizándose el arte de la almadraba en el litoral gaditano. Llegó con los fenicios y sigue realizándose de forma muy parecida a entonces. Los pescadores aprovechan el paso anual de los atunes por la zona del Estrecho de Gibraltar, desde el océano Atlántico hacia el mar Mediterráneo para desovar, entre los meses de abril y junio, y los atrapan en un laberinto de redes.

Hablamos, al menos, del siglo VIII a.C., y desde entonces el arte de la pesca de almadraba se ha transmitido de padres a hijos. Tras los fenicios, este arte fue adquirido por los romanos, como muestra la ciudad de Baelo Claudia, cuyas espectaculares ruinas pueden disfrutarse en la playa de Bolonia. Cuando uno llega comprende la prosperidad de ese enclave que data del siglo II a.C. y cuya importancia se basó en el comercio, la pesca y las salazones, en especial del atún, y la fabricación del garum, una salsa fermentada, elaborada con pequeños pescados y las vísceras de atún, morena y caballa, junto a especias y aromatizantes. Junto a Baelo Claudia otras localizaciones también destacan por la pesca del atún desde tiempos romanos: Carteia, Iulia Traducta (Algeciras), Barbate y Conil.

Tras la decadencia del Imperio Romano, aunque las referencias a las almadrabas son menores, los expertos aseguran que siguieron en marcha, como muestra la propia palabra 'almadraba', de origen musulmán y que significa «lugar donde se golpea o lucha», refiriéndose al método de pesca.

Privilegio y monopolio durante siglos

En 1294 Sancho IV concedió a Alonso Pérez de Guzmán 'el Bueno', por su defensa de Tarifa, el monopolio de la pesca del atún desde el río Guadiana hasta los límites del Reino de Granada. Los Guzmán recibieron posteriormente los títulos de duques de Medina Sidonia y de este método de pesca recibieron una importante fuente de ingresos, que ha dejado en el territorio, tal y como señala el Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía (IECA) «huellas como las chancas, y las torres vigía, que a sus funciones defensivas se le unía el avistamiento de las 'tropas de atunes'.»

Durante siglos los duques de Medina Sidonia tuvieron este monopolio, hasta que comenzó la decadencia de las almadrabas, por causas que no están claras, aunque algunos autores apuntan por la sobreexplotación y métodos que no eran conservadores. Tanto que en 1773 los duques ofrecieron devolver a la Corona este privilegio a cambio de una compensación, pero no hubo acuerdo entre ambas partes. Cuarenta años después un real decreto abolió «todos los privilegios exclusivos relativos a la pesca concedidos a particulares o corporaciones de cualquier clase que sean», por lo que los gremios de pescadores se hicieron cargo de la explotación de las almadrabas.

Imagen principal - Copejo de atunes en 1927 y fábrica de conservas del Consorcio Nacional Almadrabero en 1930 y 1968.
Imagen secundaria 1 - Copejo de atunes en 1927 y fábrica de conservas del Consorcio Nacional Almadrabero en 1930 y 1968.
Imagen secundaria 2 - Copejo de atunes en 1927 y fábrica de conservas del Consorcio Nacional Almadrabero en 1930 y 1968.
Copejo de atunes en 1927 y fábrica de conservas del Consorcio Nacional Almadrabero en 1930 y 1968. Imágenes tradicionales de la Pesca,(2010) Consejería de Agricultura y Pesca, Junta de Andalucía.

El renacimiento, en 1975

En 1928 se creó el Consorcio Nacional Almadrabero (CNA), «una apuesta del gobierno de la Dictadura de Primo de Rivera por la concentración empresarial del sector con el objetivo de transformar su organización empresarial y social mediante la racionalización productiva de las almadrabas», explica el IECA. «Realmente con la intervención del Estado se garantizaba los privilegios de un reducido grupo de industriales de la pesca ante la amenaza de la sobrepesca producida por la proliferación de pequeñas almadrabas que eclosionaron a finales del siglo XIX a la sombra del desarrollo de una importante actividad industrial conservera». Este organismo quebró en 1971.

Y fue en 1975 cuando renació la actividad empresarial de las almadrabas que, según Marta Crespo, directora-gerente de la Organización de Productores Pesqueros de Almadraba OPP51, desde entonces, ha ido en constante línea de superación. «La resurrección de las almadrabas en nuestra época contemporánea es fruto de un grupo de personas que invirtieron todo su patrimonio en este negocio», señaló Crespo el pasado verano en la Mirada Económica ABC-LA VOZ.

Pesca responsable y sostenible

Un bello arte de pesca, el de las almadrabas, que ha evolucionado hasta hoy en día, pero que sigue manteniendo la esencia de hace miles de años y la forma de capturar los atunes. Una forma de pesca respetuosa con el medio ambiente, ya que la almadraba que ha tenido continuidad hasta nuestros días, como describe el IECA es «la de 'copo o buche', por la que el flujo migratorio (de los atunes) es interceptado por una descomunal trampa construida por redes fijadas por anclas hasta a 30 metros de profundidad». Y es que, tal y como describe Gadira, distribuidora oficial de las almadrabas de Zahara, Conil y Tarifa, «las capturas de las almadrabas son compatibles con una pesca responsable, el tamaño medio de los atunes que se capturan oscilan entre los 180-200 kilos de peso y una edad media de 14 años, por ello solo se capturan atunes que han sido reproductores con una larga vida, es decir, estos atunes han ido a desovar al Mediterráneo durante muchos años (entre 10 y 15 ) y después de haber ejercitado su labor reproductora. Debido a la época de pesca y al tamaño de las mallas de la red, no se producen capturas por debajo de los 70 kilos. El sistema asegura que no se produce ningún daño a las grandes poblaciones de cetáceos que habitan estas aguas, al tratarse de un arte completamente abierto».

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