Punta-tacón: el arte de una maniobra que combina tres movimientos

Una maniobra que se empleaba para igualar las revoluciones del motor y la caja de cambios, y que por lo tanto servía para que no se bloqueasen las ruedas

S. M.

Poco a poco nos hemos acostumbrado a «dejarnos conducir» por coches modernos, donde la electrónica manda y en muchas ocasiones, si contamos con un vehículo con cambio automático y asistentes de conducción de última generación, hasta es posible realizar un viaje prestando atención únicamente al volante y a los límites de velocidad. Incluso si nos despistamos el propio coche se encargará de corregir nuestra trayectoria y nos llevará al carril de circulación evitando que nos salgamos de la carretera. Por no mencionar los sistemas de asistencia al aparcamiento que nos evitan el tener que hacer una de la maniobras menos queridas por gran cantidad de conductores.

Pero si echamos la vista atrás y nos subimos en un coche como el del video, un Renault 8 Gordini del año 1970, podremos descubrir cómo conducir, especialmente a altas velocidades, e ra un arte que en ocasiones requería de maniobras y movimientos complicados .

Es el ejemplo del «punta-tacón». Una maniobra que se empleaba para igualar las revoluciones del motor y la caja de cambios , y que por lo tanto servía para que no se bloqueasen las ruedas, evitando derrapajes descontrolados. En el video comprobamos cómo lo hace el piloto Jean Francois Piot.

Según nos explican desde Autocasión , se trata de una maniobra complicada porque hay que sincronizar tres movimientos : frenada sostenida, reducción de marcha y golpe de gas. Por ejemplo, si vamos en 4ª y vamos a reducir a 3ª, lo primero que hacemos es frenar, después, pisamos el embrague y sacamos la marcha. Cuando la palanca de cambios pasa por punto muerto, damos un golpe de gas e, inmediatamente, metemos tercera y desembragamos.

Es una maniobra complicada porque con la punta del pie pisamos el freno y con el «tacón» el acelerador . Si tenemos los pies anchos, podemos frenar con la parte izquierda del pie y dar al acelerador con la derecha.

Cuando soltamos el embrague, la aguja de las revoluciones ha de estar ya en la zona del tacómetro que le corresponde al haber reducido; de esta manera, no hay retención del motor y sólo frenamos con los frenos.

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