Uno de los conductores en el curso de conducción
Uno de los conductores en el curso de conducción - J. Roig
BMW

¿Por qué conducimos peor con el paso de los años?

Así cambia nuestra manera de comportarnos al volante con el el tiempo

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Hoy en día, los conductores de avanzada edad pueden creer que por años de experiencia al volante su conducción es igual de segura que cuando obtuvieron el carnet hace años. Pero no siempre es así. Los conductores sénior presentan un elevado porcentaje de siniestralidad en las carreteras españolas y una de las causas es que ellos se ven como buenos conductores a pesar de sus deficiencias ocasionadas (como es lógico) con el paso del tiempo.

En el curso de formación para conductores sénior impartido por el RACE y Liberty Seguros y equipados con un traje especialmente diseñado para simular las restricciones de una persona de edad avanzada, en el Salón del Automóvil de Madrid hemos podido experimentar las sensaciones que padecen estos conductores a la hora de ponerse a los mandos de su coche.

Impedimento físicos

La dificultad de movimientos producida por el paso del tiempo limita no solo nuestra capacidad de observar el entorno que nos rodea sino que también impide un acto tan simple como entrar en el coche o ponernos el cinturón de seguridad. La falta de agilidad y fuerza en las manos supone un riesgo, puesto que no percibimos lo que nos transmite nuestro vehículo a la hora de circular con él. Además de las manos, el resto de extremidades de nuestro cuerpo como brazos, espalda o las piernas también se ven mermadas con la edad y puede hacer que los conductores reaccionen de una manera más lenta ante los imprevistos en la carretera. Un punto a destacar en cuanto a la limitación de movimientos de los que hemos podido comprobar es el cuello. La reducción de movimientos de éste nos hace no poder observar el entorno con total fluidez y reduce notablemente nuestro campo de visión por lo que se pueden producir accidentes por no observar a los demás usuarios de la carretera.

Pero el punto más destacable en cuanto a la reducción de capacidades al volante de los conductores sénior es la vista. La agudeza visual es fundamental para prevenir los obstáculos que podemos encontrar en nuestras vías. A medida que envejecemos, como norma general, vamos perdiendo visión y esto se traduce en un aumento de probabilidades de sufrir un accidente.

Obsolescencia de los conductores

Pero no son únicamente impedimentos físicos los que producen una peor conducción con el paso de los años. También el desconocimiento del código de circulación actual por parte de quienes obtuvieron su permiso hace años es un claro factor de riesgo para sufrir accidentes de conducción. Saturio, uno de los conductores sénior decía que ha cambiado en muchos aspectos tanto las carreteras como las señales de circulación y considera obligatorio que la Dirección General de Tráfico realice pruebas de actualización de las normas de conducción. «Lo que a mí me enseñaron cuando me saqué el carnet ha cambiado y ahora las personas que lo tenemos desde hace tiempo no conocemos las normas», contaba el conductor.

Por último, es necesario también renovar los conceptos de seguridad activa y pasiva del vehículo puesto que la tecnología en el automóvil ha avanzado considerablemente desde que nuestros conductores de mayor edad se pusieran al volante de coches más antiguos, desprovistos de elementos de seguridad a todos los dispositivos que incorporan los vehículos de hoy en día y que pasan casi desapercibidoss.

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