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Mark Spitz se colgó siete oros en Múnich y se hizo inmortal

27.07.12 - 13:48 -
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Mark Spitz, en una foto reciente. / AFP
Cuando en su etapa en el instituto fue capaz de batir el récord nacional de EEUU en todas las disciplinas y distancias de la natación, algo inédito hasta la fecha, ya estaba claro que Mark Spitz (Modesto, California) estaba llamado a ser un grande del deporte. Mucho más que eso. Una leyenda, un mito, que se forjó en 1972, en los Juegos de Múnich, los del atentado palestino que acabó con la vida de 11 atletas israelíes.
Con sólo 22 años y un bigote que hoy se lo tendría que afeitar para ganarle milésimas a la aerodinámica, fue capaz de colgarse siete medallas de oro en unas mismas olimpiadas, una gesta que le abrió las puertas del Olimpo de par en par y que no pudo saborear al 100% en la ciudad bávara, ya que, como judío que es, tuvo que abandonar Alemania bajo fuertes medidas de seguridad. La brutalidad terrorista empañó su hazaña a corto plazo, aunque con los años Spitz se ha situado entre las mayores leyendas de la historia del deporte. El número 1 para muchos, el 33º, según la cadena norteamericana ESPN, especializada en deportes, en un ranking de los 50 más grandes de todos los tiempos.
Y es que tendrían que pasar 36 años hasta que otro deportista, Michael Phelps, también nadador y también estadounidense, lograra batir la marca de Spitz, con ocho oros en Pekín 2008, un logro "épico", calificado por Spitz, que tenía asumido que era "cuestión de tiempo" que alguien le arrebatara el "trono". Junto a Johnny Weissmuller, Tarzán en el cine -el primer ser humano que consiguió bajar del minuto en los cien libres (y encima nadando con la cabeza fuera)-, Spitz hizo de la natación un deporte global, movido por la máxima que le inculcó su padre, su primer entrenador: "Lo importante no es participar, sino vencer", todo lo contrario de lo que enseñan en la escuela. Le hizo caso. En 1968, en México, ganó dos oros, en los relevos, un aperitivo de lo que vendría cuatro años después: la eclosión, su cima y la subida a los altares (en 100 y 200 libres, en 100 y 200 mariposa y en las tres pruebas de relevos). Y también su punto final, porque acabados los Juegos de Múnich colgó el traje de baño.
Dijo basta con 22 años, ya que tenía ganas de probar suerte en Hollywood, como Weissmuller. Sin embargo, a Spitz, que tenía pinta de galán con bigote a lo Clark Gable o Errol Flyng, no se le dieron demasiado bien sus dotes artísticas. Sí en cambio las empresariales. Se hizo rico con la publicidad y vendiendo pisos, hasta que poco antes de los Juegos de Barcelona, con 40 años, sintió la llamada de la competición. Quería volver. Quería saborear la gloria de ser campeón olímpico, por décima vez, pero siendo un cuarentón. Se le volvió a tachar de arrogante, como en su etapa de esplendor. Nadie podía enfrentarse a una empresa tan descomunal. Ni que decir, que no logró su pase para los juegos de Barcelona, en su prueba, los 100 mariposa, ni tampoco en los 100 libres. Su tiempo ya había pasado. En Barcelona arrancó el reinado de otro grande, Alexander Popov.
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Mark Spitz sujeta las siete medallas de oro de Múnich 1972. / AP
39 Disciplinas Olímpicas
Medallero - Natación
Pais Oro Plata Bronce Total
China 5 2 3 10
Francia 4 2 1 7
Sudáfrica 2 1 0 3
Hungría 2 0 1 3
Países Bajos 2 1 1 4
Estados Unidos 16 9 6 31
Lituania 1 0 0 1
Túnez 1 0 1 2
Australia 1 6 3 10
Bielorrusia 0 2 0 2
Rusia 0 2 2 4
Canadá 0 1 2 3
Reino Unido 0 1 2 3
Corea del Sur 0 2 0 2
Brasil 0 1 1 2
Japón 0 3 8 11
Alemania 0 1 0 1
España 0 2 0 2
Italia 0 0 1 1
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