LONDRES 2012
Presentación del equipo olímpico español de atletismo. / EFE
«Sueño desde pequeñita con ser olímpica y así es para la mayoría de los deportistas » recita Nuria Fernández con los ojos iluminados. Ídolos con ídolos. Jóvenes caminando entre quienes les inspiraron para dedicarse al deporte. Veteranos enseñando a los novatos el espíritu olímpico. Pero el mensaje de «lo importante es participar» se diluyó hace varias ediciones con la vía libre al profesionalismo. Los profesionales saben que la concordia y la felicidad no serán suficientes si no se corresponden con medallas. La competencia, la espera, la planificación y los sacrificios de cuatro años deben fructificar en la mejor actuación posible para no dar explicaciones en el retorno a casa.
La delegación española apartó el ánimo de Coubertain en 1992 en Barcelona. Entonces los atletas y aficionados descubrieron el sabor de la victoria, el encanto del podio y la degustación del triunfo. Las 22 medallas conseguidas marcaron el listón del deporte español y desde entonces el objetivo es igualar o superar aquel hito.
En Londres se plantea una nueva oportunidad de mejorar y el Comité Olímpico Español cuenta con varias cartas seguras. La primera e indiscutible está formada por el destacamento de vela. Nueve botes tripulados por 14 regatistas representan a una de las formaciones más potentes sobre el mar olímpico. Desde los experimentados Iker Martínez y Xabier Fernández en la 49er hasta la última oportunidad de Marina Alabau por la previsible despedida olímpica del windsurf. Alicia Cebrián (Timberland) y Rafa Trujillo (Finn) secundan las candidaturas a la medalla. Nueve opciones para subir al podio del deporte que más metales (17) ha aportado a los españoles en la historia olímpica.
En cambio, del vivero ciclista pocos metales se esperan. Con el equipo de ruta en plena desgracia -todos los integrantes iniciales sufrieron alguna caída en el reciente Tour de Francia-, las esperanzas se han reducido ante el pujante ascenso del mundo anglosajón en el mundo de las dos ruedas. En pista únicamente Leire Olaberría aspira a repetir éxito mientras que el astro de la BTT, José Antonio Hermida, desea repetir medalla junto al emergente Sergio Mantecón.
Por el contrario, otro deporte inesperado aspira a ser referente y orgullo de la delegación española en los próximos tiempos. Desde la discreción y el trabajo laborioso, el tiro olímpico ha manado como una veta a explotar. Ocho representantes acuden en Londres con potenciales oportunidades de medalla. De todos ellos, Juan José Aramburu es el principal candidato a pasar del segundo plano al estrellato que espolean los Juegos. 'Kako' es el campeón mundial de ‘skeet’, con récord del mundo incluido, y solo la novedosa presión de un torneo con millones de ojos se opone a un nuevo éxito.
En el apartado de clásicos luce la selección española de baloncesto, un equipo capaz de discutir la supremacía de Estados Unidos al que el mínimo exigido es la medalla de plata en la presumible despedida olímpica de la mejor generación española de la canasta. La suma de nuevos éxitos de la natación sincronizada asoma como indiscutible. Solo la eficiente ejecución de la ortodoxia rusa se instala por encima de la creatividad y carisma cultivados por el grupo de Anna Tarrés. En equipo, dúo o por equipos la plata se exige en una competición en el que elemento subjetivo de los jueces resulta un factor determinante. En la piscina también se zambulle otro equipo acostumbrado a luchas por las medallas: el waterpolo masculino. Aunque el quinto puesto es su situación más frecuente en los últimos tiempos y no se suben al podio desde 1996 en Atlanta, la igualdad del torneo y las aspiraciones de la presente generación colocan al conjunto liderado por Iñaki Aguilar y Guillermo Molina entre los candidatos.
Otro habitual semillero de éxitos para los españoles suele ser el apartado de artes marciales. Sin embargo, las altas exigencias de clasificación y el ascenso de otros países han menguado la cosecha en este campo. Entre los competidores surge la figura de Joel González, campeón mundial en 2009 y 2011, y su candidatura a la medalla olímpica es obligada. Otra taekwondista, Brigit Yagüe y la judoca Anna Carrascosa, aspiran a la gloria si los sorteos de los emparejamientos las favorecen y afinan en la semana de combates.
Los pronósticos también hacen un hueco al equipo de piragüismo, a pesar de que el abanderado de Pekín 2008, David Cal, solo podrá competir en 1000 metros. Junto a él portan la candidatura Saúl Craviotto (200 metros) y la presumible sorpresa de Maialen Chourrault en la hasta ahora estéril categoría de aguas bravas. El triatleta Javier Gómez Noya también debe resarcirse de su mala actuación en los anteriores Juegos Olímpicos. El gallego, un habitual entre los ganadores del circuito, aspira a un mínimo de medalla en otra faceta más de superación de su anomalía cardíaca.
Enigmas y azar
Entre las incógnitas se destaca el nutrido grupo de participantes en atletismo. Desde el 1.500 femenino con la recientemente recuperada Natalia Rodríguez hasta los 50 kilómetros marcha del eterno Jesús Ángel García Bragado se barajan las opciones de medalla. Junto a ellos, se presentan con incertidumbre la fondista Marta Domínguez (3.000 obstáculos), la marchadora María Vasco (20 kilómetros), la saltadora Ruth Beitia (altura), el joven mediofondista David Bustos (1.500) o el saltador Luis Felipe Méliz (longitud). Numerosas opciones, aunque ninguna indiscutible.
Junto a ellos, la poblada nómina de tenistas españoles resultará insuficiente para cubrir la ausencia de Rafael Nadal en el 'All England Club'. Quizás alguna pareja brille sobre el césped con un cuadro favorable y unos días inspirados, pero todo apunta a escasos réditos de una de los deportes que más medallas brindaron a España y que sufrirá la renuncia del número 3 del mundo por una lesión.
Tampoco la piscina parece que será un almacén de metales. Mireia Belmonte intentará mudar a la distancia olímpica sus magníficas prestaciones en la piscina corta. La veterana Erika Villaécija debutará en aguas abiertas y Aschwin Wildeboer tratará de hacer un hueco entre la apretada y exigente nómina de velocistas. Además, el pionero Javier Illana intentará colgarse la primera medalla para un español en la modalidad de saltos.
Otros deportes que no han multiplicado las grandes alegrías entre la representación española dispondrán de una nueva oportunidad. En halterofilia, Lidia Valentín siempre ha acariciado los primeros puestos y en su segunda participación olímpica luchará por subir al podio. El boxeador José Kelvin de la Nieve pugnará por mejorar su agrio debut en Pekín, el gimnasta Isaac Botella aspira a las finales de suelo y salto, la rítmica podría sorprender en Londres con más de un diploma y la joven Iria Grandial puede ser una de las sorpresas en tiro con arco.
En cuanto a los deportes colectivos, una de las mayores esperanzas es el equipo de fútbol. Alejados de la villa olímpica en el peculiar torneo, Luis Milla cuenta entre sus componentes con dos campeones del mundo absolutos como Javi Martínez y Juan Mata y un recientes campeón de la Eurocopa como Jordi Alba para arropar a un talentoso grupo de jóvenes. El equipo masculino de balonmano, siempre entre los destacados, aspira a nueva presea, mientras que una medalla de la categoría femenina sería una autentica descubrimiento a pesar de su progreso en los últimos tiempos. En el hockey hierba, el equipo masculino ha bajado un escalón respecto a los mejores en los últimos tiempos, pero la subida al podio no parece descabellada para el grupo capitaneado por Santi Freixa y Pol Amat.
En definitiva, la aspiración de las 22 medallas de Barcelona se trasladará a un evento en el que al menos una decena de metales parecen garantizados y en más de una jornada se repartirán podios entre los competidores españoles. Ese será el objetivo de los españoles que desean y aspiran en Londres a algo más que una convivencia gratificante.
