LONDRES 2012
Michael Phelps, durante una prueba de los Campeonatos del Mundo de 2011. / AP
Hace honor a su apodo de forma aplastante. Y es que el tiburón de Baltimore no para de devorar récords. Michael Phelps es el deportista que más medallas de oro ha ganado en unos mismos Juegos (8). Es el que más oros ha ganado en el conjunto de su carrera olímpica (14) y con toda seguridad en Londres se convertirá en el deportista que más medallas olímpicas se ha colgado a lo largo de su periplo deportivo, superando las 18 de la gimnasta soviética Larissa Latynina.
Londres volverá a encumbrar a Phelps, pero será también donde pondrá fin a la carrera más brillante de la historia del deporte. Tras doce años compitiendo en la élite, desde los 15 años, colgará el traje de baño. Dirá adiós a las corcheras porque simplemente quiere vivir la vida. "Competí en maravillosas ciudades y no he podido verlas. Veo el hotel y el jardín, eso es todo. Después de estos Juegos, voy a ir y hacer lo que quiera hacer", afirmó Phelps el día que anunció su retirada.
Es un genio y como tal hay que entenderle. Para nadar el cuarto largo de los 200 mariposa como lo hace él, sin que se le note el cansancio en una prueba durísima que dispara sin compasión el ácido láctico, hay que ser un fenómeno de la naturaleza, pero también entrenar kilómetros y kilómetros todos los días. Él siempre ha querido ser una persona normal; dicen que fuera del agua es incluso algo descoordinado, torpe y que empezó a nadar porque en su infancia le diagnosticaron un trastorno por déficit de atención con hiperactividad, lo que le llevó a las piscinas para descargar energía. En el líquido elemento comprobó que estaba en su hábitat natural. Allí se sentía invulnerable y por supuesto invencible.
Su entrenador lo vio claro desde que Phelps tenía 10 años. Un buen día, al calor de la chimenea del hogar familiar de los Phelps, en Baltimore, vaticinó: "Con 15 años, Michael será un nadador de primer nivel, en 2004 formará parte del equipo de EEUU y luchará por algunas medallas. Poco después batirá récords mundiales y en 2012 será el mejor del mundo". Sus previsiones se quedaron cortas, porque ya con 15 años fue quinto en Sidney, en 2004 ganó seis oros en Atenas y en China se convirtió en inmortal y pasó a la historia como el más grande de todos los tiempos.
Y todo ello, cuatro años antes de lo que esperaba Bob Bowman, el técnico que le ha acompañado en toda su carrera. También en los momentos malos, que los ha tenido, como cuando tuvo que pedir disculpas y admitir un comportamiento impropio de un campeón, cuando se publicó una foto en la prensa en la que Phelps daba rienda suelta a su juventud, fumando marihuana en una pipa. Él sólo quería ser uno más, como sus compañeros de universidad.
