LONDRES 2012
Usain Bolt, durante una carrera de relevos. / REUTERS
Palmarés
Usain Bolt mola. El velocista, que aspira a convertirse en el mejor atleta de todos los tiempos, despierta admiración entre los adultos y fascinación entre los jóvenes. Bolt es algo más que sus marcas, prodigiosas. El jamaicano aporta un estilo tan singular, una forma de interpretar el atletismo, que atrapa al espectador. Porque el plusmarquista mundial es muy rápido y muy bueno, pero también muy divertido, muy juvenil, muy 'cool'. Usain Bolt mola.
El mundo se detendrá el 5 de agosto. Millones de personas girarán el cuello a las 22.50 horas hacia el estadio olímpico de Londres, donde se disputará la final de los 100 metros, donde la gente habrá pagado hasta 725 libras por una entrada. Allí se espera que esté Usain Bolt, un hombre que lleva años enfrentándose únicamente a un reloj, el cronómetro que, en el Mundial de Berlín, el escenario de sus últimos récords mundiales, se detuvo en 9.58 en los 100 metros y en 19.19 en los 200. Pero la historia del jamaicano cambió hace unas semanas, en Kingston, cuando perdió, en dos días, las finales de 100 y 200 de los Trials de Jamaica ante Johan Blake. Desde entonces, Bolt tiene dos nuevos rivales, su espalda, con una deformación congénita, origen de unas molestias que merman su rendimiento, y 'La Bestia' Blake.
Bolt espera llevarse de Londres un trébol de medallas de oro. Como en Pekín, cuando salió del Nido con los títulos de 100, 200 y 4x100 a los que le puso un lazo en forma de récord del mundo. Un hecho sin precedentes. Un nuevo hito en la historia de los Juegos Olímpicos. Pero para duplicar sus éxitos Bolt, pese a la amenaza de frío y lluvia, tan molestos para los velocistas, ha emprendido una carrera para superar sus molestias físicas. Todo parte de una escoliosis en la parte baja de la espalda que se refleja en los isquitibiales, especialmente los de la pierna derecha, la que mima con masajes y atención su fisioterapeuta.
Las fiestas tendrán que esperar a la celebración londinense. Bolt, que disfruta de la vida todo lo que puede, que ya ha sufrido dos accidentes de coche, el último a principios de junio cuando volvía de jarana a las cinco y cuarto de la madrugada, se ha centrado, desde sus derrotas en el Estadio Nacional de Kingston, en recuperarse físicamente. Para ello ha vuelto a viajar hasta Múnich, donde Hans-Wilhelm Müller-Wohlfahrt realiza estudios biomecánicos y trata la espalda de Bolt. Este médico utiliza métodos algo controvertidos, algunos tan llamativos como las inyecciones con sangre de ternero, prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje salvo que se apliquen en zonas localizadas.
Müller recomendó a Bolt una rutina con ejercicios preventivos y correctivos, basados en el trabajo excéntrico, que protegerán su espalda y la zona lumbar, dorsal e isquiotibial. Todo por culpa de la curvatura de su espalda, "una ese", según el propio Bolt, que martiriza una de las fases de la carrera más complicadas para este velocista de 1,93 metros de estatura, el enderezamiento después de la salida de tacos. Su agente, Ricky Simms, tranquilizó al mundo en una entrevista con la BBC. "Usain está listo", afirmó.
Pero también estará listo Johan Blake, el vigente campeón del mundo del hectómetro después de que una salida nula de Bolt diera la vuelta al mundo. La Bestia, que comparte entrenador, Glen Mills, con el 'Rayo' Bolt, derrotó al plusmarquista en las finales de 100 (29 de junio) y 200 (1 de julio). El tricampeón olímpico no veía a nadie cruzar la meta por delante desde el 6 de agosto de 2010, cuando Tyson Gay le venció en Estocolmo. Para encontrar una derrota en los 200 hay que retroceder mucho más, hasta el 14 de septiembre de 2007, cuando Wallace Spearmon y Xavier Carter le superaron en Bruselas.
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