Cecilia Gómez vuelve a ponerse el poncho rojo para homenajear a Chavela Vargas

Más de ocho meses le ha costado a Cecilia Gómez poder poner de nuevo en pie su espectáculo de homenaje a Chavela Vargas, que estrenó, con el título de «Cupaima», en agosto del pasado año en los teatros del Canal. Ahora, el teatro Reina Victoria acoge, a partir del martes 2 de junio, el reestreno de este espectáculo, rebautizado ahora como «Homenaje flamenco a Chavela Vargas». «Yo no quería que la inversión, tanto económica como artística, se quedara en nada. Por lo menos quiero intentar sacar este trabajo adelante; no sabemos cómo resultará y si el público vendrá a vernos, confío en que sí, pero no podía dejar el proyecto en el cajón, no me parecería justo, y ha habido que hacer la producción práctiamente nueva».

Para este homenaje a Chavela Vargas, en el que ella, además de encarnar a la inolvidable cantante, dirige y coreografía, Cecilia Gómez ha contado con la ayuda de Luis Olmos, que ha armado una dramaturgia en torno al personaje. La música es de Livio Gianola, un compositor italiano afincado en España desde hace años. En palabras de la bailaora, «está a medio camino entre el flamenco y la banda sonora de película. No se escucha la voz de Chavela Vargas, salvo en una versión de “Macorina”; nadie ha cantado esta canción como ella, y tenía que estar en el espectáculo, pero sí las letras de las canciones que ella popularizó, como “Llorona”, que interpreta un cantaor».

Hay en este espectáculo una especial implicación personal por parte de Cecilia Gómez. «Poder compartir algunos ratos con Chavela Vargas es uno de los grandes regalos que me ha hecho la vida -confiesa-. Es una mujer que me descolocó mucho. Y las muchas dificultades y trabas que he tenido para poder ponerlo nuevamente en pie y que no se perdiera han llegado a afectarme a la salud. Y eso me ha hecho madurar».

Tras un arranque excesivamente tintado de rosa, Cecilia Gómez empieza a hacer las cosas como a ella le gusta. «Dentro y fuera del escenario. La compañía la forman artistas muy profesionales que están muy implicados conmigo y con el proyecto. Creen en esto, me ven las veinticuatro horas dedicada a esto, y se apuntan al carro. Y en el escenario es una obra que disfruto muchísimo; incluso en los momentos más duros, que los tiene -perderla ya lo fue, y perderla cada día también lo es, porque supone recordarla-. Es un espectáculo muy emotivo para mí, y me voy a mi casa feliz porque doy el cien por cien».

«Hay pocas personas que te puedan transmitir con tanta fuerza cosas tan extremas pero a la vez tan simples como es ser uno mismo», dice la bailaora a propósito de Chavela. «Todos nos guardamos algo, y ella era muy salvaje, era como los niños, que dicen lo que piensan. Su libertad, su radicalidad, le costaron muy caro. Y a mí, que procuro ser tan diplomática, me gustaria a veces ser así». Y además, añade, «estaba su voz, que hipnotizaba al público»