Mauricio García - Cádiz CF

Cádiz CF: Semana entre fútbol y estupidez

«Las redes 'asociales' es un perfecto altavoz para escupir idioteces y en este país hay más tontos que ventanas»

«No esperen ahora el perdón de Podemos, Compromís, Iglesias, Echenique, Montero y compañía a Cala. Los adalides de la verdad nunca piden perdón»

Juan Cala en el viaje de ida hacia Getafe la semana pasada. MANUEL GÓMEZ

Mauricio García

El partido contra el Getafe no va a pasar a la historia del fútbol. Puede que hasta Tebas estuviera en su despacho pensando cómo justificar semejante truño ante los chinos para que sigan pagando por ver LaLiga allí. Pero al cadismo le supo a gloria una página más del cerverismo en su pura esencia. Defender bien, no recibir goles y aprovechar lo que se tenga. Lo del gol en propia puerta ya es hasta de premio gordo. Pero el fútbol es así, y en un campo donde se descendió hace ya muchos años se ha podido casi sellar la permanencia. Solo casi.

En una semana ajetreada se han ganado seis puntos. En dos partidos raros. Porque el fútbol es ese juego al que se puede jugar de varias formas para lograr un mismo objetivo: ganar. No hay más. Aunque algunos no lo entiendan y otros solo entiendan lo de ganar, pero sin entender el fútbol. Es decir, entiendan que lo de Cala era una magnífica oportunidad para ganar votos, adeptos a su secta o sacar a relucir su estúpido ego político. En definitiva una semana brillante en lo deportivo y para no olvidar en la estupidez.

Las redes 'asociales' es un perfecto altavoz para escupir idioteces y en este país ya se sabe que hay más idiotas que ventanas. En una España donde la 'nueva política' se hace más en Twitter que gestionando en los despachos, no podían dejar pasar esa oportunidad. Allá salieron en tromba los poseedores de la verdad, los que cuando hacen política tuitera son adalides de la razón.

Sin entrar a juzgar la acción del partido, lo que está claro es que Cala tuvo mala suerte. Le pilló la cuestión en época electoral, lo cual tampoco es difícil porque este país vive en una campaña electoral permanente. El populismo del político es algo que no entiende de principios básicos, incluido la presunción de inocencia. Solo hay que tirar de hemeroteca para recordar a Pedro Sánchez dicendo que le molestaba la presencia de De Gea en la selección por un presunto caso de agresión sexual que al final quedó en nada. Pedro Sánchez tuvo su día de gloria y luego pidió perdón al portero, eso sí, en Las Rozas no en su Twitter diciendo que se había precipitado por un puñado de votos.

Tampoco lo esperen ahora de Podemos, Compromís, Iglesias, Echenique, Montero y compañía. Los adalides de la verdad nunca piden perdón. Los de las campañas en favor del 'rigor en prensa' se pasan por el forro el rigor en Twitter. La pena es que muchos de ellos no comenten más de fútbol, porque con el kilombo que monta cada semana el VAR darían mucho juego. Aunque igual algunos de los que opinó sobre Cala no saben lo que es el VAR o que al fútbol no se juega con las manos, porque en verdad les da igual.

Lo malo de esto, de la política y los políticos, no es que haya un político tuitero suelto, dos, tres o 100, sino que detrás hay una legión de hooligans que defienden cada ocurrencia, cada cosa que hagan, da igual que sea una y la contraria a la vez. Porque desgraciadamente el fútbol y la política cada vez se parece más en eso, en el hooliganismo. Y en que nunca falta un idiota de guardia, también.

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