Y para cerrar, discreción

No es una gran noticia. Ni mucho menos una exclusiva por la que los periodistas matan por dar. Ni siquiera debería ser interesante. Nada. Es la bacalá de cada semana que sirve para entretener a los más curiosos y a aquellos que se estudian las estadísticas, los antecedentes y las curiosidades que encierran a uno u otro colegiado de turno. Pero el caso es que en el cadismo las designaciones de los árbitros de marras se ha convertido en el primer dato que puede desnivelar la balanza del partido de marras. Hernández Hernández, Del Cerro Grande, Rubinos Pérez, Arcas Piqueres y no sé cuántos más han pasado a las páginas negras de un club que cada vez que el Comité de Árbitros decide al trencilla de turno para el partido del fin de semana cruza los dedos. Ya saben, esos halcones o palomas que tanto malestar despierta en una hinchada que desde que ha vuelto a poner los pies en la máxima categoría mira a los de negro con el recelo que ellos mismos se han ganado. El VARvino para arreglar cosas y lo que ha hecho no es más que revolverlas. A peor.

Pero el caso es que para este último encuentro de la temporada que el Cádiz ha de jugar en el Martínez Valero de Elche lo cierto es que el Comité no ha despertado más que discreción, que es a lo que debe dedicarse, entre otras cosas. Pasar desapercibido, no ser protagonista, que fluya el partido y que el silbato suene le menos posible. Eso y no otra cosa es lo que piden a los árbitros todos los aficionados de un Cádiz que no ha tenido pocos malos episodios estos tres años en Primera División.

Queda poco por decidir para el Cádiz en Elche. Pero los de Sergio, para no estar con la cabeza puesta en otros campos , lo que tienen que hacer es sumar un punto como mínimo para pasar de calculadoras y otras movidas que podrían llevarse a más de uno a urgencias de un ataque al corazón. Y para este encuentro en Elche impartirá justicia un árbitro no recordado ni para bien ni para mal. Será el pacense Jesús Gil Manzano, de 34 años y que cumple con esta que acaba su undécima campaña en Primera División. Este colegiado internacional ha pitado 20 encuentros, siendo de ellos solo uno al Cádiz, el de la derrota en el estadio Carranza ante el Real Madrid por 0-2. También uno ante el Elche, precisamente contra el mismo rival y también con victoria merengue por 0-3. Y si este extremeño ha pasado desapercibido para la hinchada amarilla, no menos lo ha hecho el compañero que le acompañará a los mandos del encuentro desde un despacho situado Las Rozas, donde la Federación tiene su sede. Al frente del maligno estará el asturiano Pablo González Fuertes, un árbitro que ha dirigido al Cádiz en no pocos encuentros y al que le acompaña una buena argumentación.

Por tanto, toda la polémica que generó la semana pasada la designación para el Cádiz -Celta del ínclito Hernández Hernández, que primero iba a ser el que pitará sobre el césped y después pasó a la sala VOR por lesión, apenas se ha dado con la elección de un tándem que se dedica a lo que se tiene que dedicar. Entre otras cosas, a no corregir desde el VAR una apreciación del compañero como fue el penalti pitado en directo sobre Thèo Bongonda y que tuvo que ser revisado y anulado tras la observación de un Hernández Hernández que quiso convertirse en protagonista aun estando en Madrid.

Al margen de los árbitros, el Cádiz ha de centrarse en lo más importante. El balón. Mientras más atienda a la pelota mejor le irá para afrontar un partido que ha de ser la guinda de un gran año.